Por Sergio Párraga (Agrupación Clasista Lucha y Trabajo)
La ola calor más intensa en décadas, tormentas torrenciales, Navidad y fin de año en carpas. Nada tuerce la voluntad de lucha de los 85 trabajadores de la textil Leinrantex, del barrio de Parque Chacabuco (CABA), que los dejó en la calle el 9 de diciembre del año pasado. Desde esa fecha los trabajadores acampan en la puerta de la fábrica luego de que fuera vaciada ese fin de semana por la patronal, dejándolos sin trabajo y con la deuda de dos meses de sueldo, vacaciones y aguinaldo.
Leirantex es una de las tantas fábricas que son armadas para producir por dos o tres temporadas, en condiciones de superexplotación y subcontratando a talleres clandestinos para alcanzar la producción comprometida. Contratan trabajadores jóvenes, con poca experiencia laboral y predominantemente extranjeros, generando una gran rotación laboral ante las duras condiciones de producción, largas jornadas de 12 o más horas y los bajos salarios. Luego acumulan deudas con trabajadores y proveedores, y de un día para el otro cierran dejando el tendal en la calle. Luego de un tiempo reabren en otro sitio bajo otra firma para continuar con el ciclo. Están íntimamente ligadas a las grandes marcas para las que confeccionan ropa como Cheeky, Montagne, Prestige, Yagmour, Perramus y otras.
Este es el ciclo de la producción textil, según nos cuenta Shirley, una de las delegadas elegidas por los trabajadores cuando se desato la lucha.
Nos relata que la fábrica abrió en abril del año pasado y que por lo que supieron de los vecinos la dueña de la fábrica, llamada Mariel Bolo, “ya había hecho esto antes”. También que los contrataban por 4 horas en blanco, las restantes 8 o más horas eran en negro. Nos da el ejemplo que por recibo de 4 horas figuran $2.300 y que por las 12 horas apenas reciban poco más de $4.000.
Ante la pregunta de si tenían organización dentro de la fábrica, nos dice que era una situación muy difícil. Sólo un puñado de compañeros trabajaban desde abril, la mayoría tenía pocos meses de trabajo. Que se están conociendo ahora en la lucha. Que el sindicato nunca apareció, pero había 5 afiliados al Soiva (Sindicato del vestido) y que eran los pocos que tenían experiencia textil anterior. También cuenta que hicieron una movilización a una reunión de la Directiva del Sindicato y consiguieron que les pongan el abogado y los reconozcan a los delegados ante el Ministerio de Trabajo.
La lucha comienza el viernes 6 de diciembre, cuando en dos días habían despedido a 12 trabajadores por reclamar las deudas de salario. Ese día una parte de la fábrica comienza un paro por los despidos y las deudas. Otra parte está dudosa ante las promesas y las amenazas de despido. La patronal, ante la posibilidad de la toma, mete la Gendarmería en la fábrica para adelantar el fin de turno y desalojar. El lunes 9 cuando vuelven ya no había nada. Se inicia el acampe. La dueña permanece adentro dos días, al tercero la policía la saca repartiendo palazos a los trabajadores.
A partir de ahí se inician las movilizaciones al Ministerio de Trabajo y el escrache a las marcas como Cheeky y Montagne. A fin de diciembre se consigue la Conciliación Obligatoria por 15 días del Ministerio que dispone la reapertura de la fábrica, la reincorporación de los trabajadores y el pago de una parte de las deudas. Hasta ahora la patronal se ha negado a cumplir.
El lunes 13 de enero, en la cuarta audiencia convocada por el Ministerio, acompañamos a los obreros y obreras junto a otras organizaciones. A la audiencia acuden la patronal y las siete marcas citadas dando respuestas negativas a los trabajadores. La pasividad del Ministerio ante la respuesta patronal indignó a los trabajadores que firmemente decidieron ocupar el hall de la sede de Callao 144 y pasar la noche esperando una nueva audiencia convocada para el martes 14 de enero.
Debemos rodear de solidaridad por parte la las organizaciones populares la lucha de estos trabajadores textiles.
