viernes, 1 de marzo de 2013

Se prepara más entrega a las megamineras

ECUADOR CON CORREA REELEGIDO. Rafael Correa acaba de lograr un nuevo turno presidencial en Ecuador al obtener casi el 58% de los votos. ¿Qué política se profundiza por este camino? En la nota desarrollamos el tremendo avance de las megamineras, particularmente las chinas, en sentido contrario a los acuerdos populares consagrados en la Constitución de Montecristi de 2008.



En el sureste cordillerano, selvático y tropical del Ecuador, sobre la frontera con el Perú, en la misma Cordillera del Cóndor que los gobiernos de Quito y de Lima se disputaron en guerra fratricida en 1995, hay preparativos militares. En esa región inexplotada, Correa se propone avanzar un tranco decisivo en su proyecto extractivista y mega-minero, porque —dice— “Ecuador ya no puede ser un mendigo sentado sobre un saco de oro”. Y para eso, fuerzas de seguridad del Estado se aprestan a arrasar a las poblaciones indígenas y campesinas de la sureña provincia de Zamora-Chinchipe.
Alexander Zaitchik, periodista de Brooklyn, se internó en la selva de la Amazonía ecuatoriana, donde los originarios shuar se preparan a resistir la entrega de sus tierras, ríos y bosques ancestrales a los monopolios extranjeros.
“El gobierno ha entregado la tierra que no es suya, y tenemos el deber de protegerla. Donde hay minería industrial, los ríos mueren y perdemos nuestra forma de vida. Ellos quieren que renunciemos a nuestras tradiciones, que trabajemos en las minas, y dejar que ellos contaminen nuestra tierra. Pero vamos a dar la vida para defender la tierra…”, dice Domingo Ankuash, dirigente shuar y presidente de una asociación indígena.

Con Correa llegan las megamineras.- El gobierno de Correa ya dio autorización a empresas mineras extranjeras para deforestar y perforar gran parte de los bosques vírgenes del sur ecuatoriano. Correa, fervoroso antiyanqui —tiene el mérito de no haberle renovado a Washington el contrato de la base militar de Manta—, es ahora un igualmente fervoroso amigo de los imperialistas  chinos. Igual que en otros países sudamericanos, los chinos batallan por los recursos mineros estratégicos, y en muchos casos hacen punta. La China Railway Corp. (Corporación de Ferrocarriles de China) ya está construyendo para la china EcuaCorriente (ECSA) la infraestructura de “Mirador”, una gran mina de cobre a cielo abierto. La minera canadiense de oro Kinross ya está trabajando en 39 lotes, incluido “Northern Fruit”, uno de los más grandes yacimientos de oro de América Latina.
Estos proyectos, y otros que están en lista de espera, amenazan el modo de vida de los shuar —allí están desde sus tierras de cultivo y pastoreo hasta sus sitios sagrados— y las economías agrícolas y turísticas de las provincias del sur del Ecuador. La zona de El Cóndor es también una fuente decisiva del agua que va a la cuenca del Amazonas hacia el este y un reservorio inmenso de especies animales y vegetales. Su flora tiene un enorme potencial para beneficio del hombre, y gran parte de ella apenas ha sido detectada desde helicópteros. Aún antes de saber lo que hay, será destruida por las compañías mineras. El denso microclima de la región, originado en el régimen de lluvias y en los ríos, no sobrevivirá a la gran explotación minera. El saqueo minero afectará las lluvias, secando y contaminando el sistema de los grandes afluentes del Amazonas.

Canadienses y chinos en tierras de los shuar.- Esa región es el hogar ancestral de unos 8.000 originarios shuar, tribus indígenas, campesinas y guerreras que hace más de cinco siglos resistieron primero al imperio incaico y después a los colonizadores españoles sedientos de oro. En 1599, para pagar la fiesta de la coronación de Felipe III, el gobernador español de Maca exigió a los indios un impuesto en oro. La noche anterior al pago del impuesto, los ejércitos shuar liquidaron al ejército hispano, ataron al gobernador a su cama y le volcaron en la garganta oro hirviente recién derretido, preguntándole si por fin había saciado su sed.
Ahora, ante la nueva colonización de las mineras, los shuar dicen que se unirán “como los dedos de un puño”. El dirigente Ankuash advierte: “El bosque siempre nos ha dado todo lo que necesitamos, y vamos a defenderlo, como nuestros antepasados, a fuerza de lanza. Para obtener el oro, primero tendrán que matar a cada uno de nosotros”.
En la década de 1990, el Banco Mundial financió un estudio geológico de la región que presentó indicios de más de 300 minerales. En 1995, cuando el Ecuador entró en guerra con Perú por tercera vez en medio siglo, la exploración fue suspendida.
Las corporaciones mineras extranjeras que habían establecido bases exploratorias en el Cóndor después de la guerra, sabían lo suficiente sobre la belicosidad de la población originaria como para permanecer con bajo perfil, y enmascararon su propósito. Primero entró Gemsa, después la canadiense Billiton, y ahora la china EcuaCorriente (ECSA). “Nunca pidieron permiso, nunca explicaron sus planes —dicen los shuar—. Hace unos años nos dijeron que habían comprado la tierra, que vendría la minería, que nos iban a dar trabajo. Fue un crimen en partes”.
En 2005 EcuaCorriente hizo público el proyecto Mirador. La Billiton canadiense anunció que construiría una gigantesca mina de cobre a cielo abierto. La mina requiere el vaciamiento de montañas y la tala de otras. Una enorme “laguna de cola” retendrá los más de 200 millones de toneladas de efluvios tóxicos generados en los 18 años de vida útil de la mina. El sitio designado para los desechos se encuentra cerca del Río Quimi, un afluente del Río Zamora, cuyas aguas sirven a la economía agrícola local en su camino hacia la cuenca del Amazonas. Se construyen rutas y puentes para que transiten camiones de 18 ruedas que transportarán cientos de toneladas de concentrado de cobre en un circuito diario sin escalas entre la mina y un puerto en la costa de Ecuador. Estos proyectos extractivos reciben gran parte del gasto en infraestructura del gobierno de Correa.
La china ECSA asegura que con la pileta de desechos “no hay problema”, y que cuando la mina deje de funcionar podría convertirse “en un lago turístico” para nadar y practicar deportes acuáticos. El gobierno de Correa se hace cómplice de esa propaganda mentirosa. Pero los originarios no se tragan ese verso: “Sabemos lo que la extracción de petróleo ha hecho en el norte de Ecuador. Sabemos lo que hace la minería industrial… Las empresas entran y se llevan todos los minerales, dejando sólo devastación”.
La corporación china, con el consentimiento del gobierno, lanzó contra los shuar una campaña de descrédito idéntica a la que difundían los colonialistas ingleses para justificar la explotación de los nativos en la India. “Los indios no pueden lecciones a nadie sobre el medio ambiente", declaró su vocera. “Pescan con hojas venenosas que arruinan los ríos. Talan árboles. Ellos sólo quieren nuestro dinero, pero no son bastante responsables para usarlo. No hacen otra cosa que plantar yuca y beber cerveza chichi”.

“Nos llaman salvajes porque no pueden conquistarnos”.- Ya en octubre de 2006, los shuar organizaron una primera acción contra la introducción de la minería en el sur, con una marcha al sitio Mirador. Antes de que llegaran, decenas de encapuchados armados con fusiles, machetes, palos y cuchillos llegados en camiones les bloquearon el camino y apalearon a los manifestantes (igual que en nuestra catamarqueña Andalgalá en julio de 2011 y otras manifestaciones contra la minería a cielo abierto).
Más tarde un grupo de comunidades Shuar llevó a cabo un "barrido de minas" de su territorio, desmontando los campamentos de Mirador, tomando los edificios y reteniendo directivos de la empresa. Después de un enfrentamiento de tres días, todas las máquinas de la empresa fueron arrastradas lejos en camiones. El Estado respondió con la militarización de los campamentos mineros. En toda la zona estallaron protestas en las rutas: el tráfico minero fue bloqueado con neumáticos en llamas, piedras y con sus propios cuerpos. El 12 de noviembre de 2006 el gobierno del entonces presidente Alfredo Palacio los reprimió con gases lacrimógenos y balas de goma y de plomo.
Ahora con Correa prevén más represión. "Va a haber guerras en toda la región", dice un dirigente shuar en el remoto pueblo de Ayantaz. "Van a mandar a la policía y los militares, y nosotros tomaremos nuestras armas. Los extranjeros siempre nos han llamado salvajes porque no podían conquistarnos. Si siguen haciendo lo que hacen, nos obligan a mostrarles barbarie, a actuar como los indios que somos". Una mujer shuar sostiene un machete: según ella, será el "arma de la mujer" si las minas proyectadas hacen estallar el conflicto.

Correa: meta bala, por el “progreso” de las mineras.- A poco de prestar juramento como presidente en enero de 2007, su izquierdista Alianza PAIS convocó una asamblea para redactar una nueva Constitución. Entro otras disposiciones, la “Constitución de Montecristi” consagró el concepto indio de sumak kawsay o "buen vivir en armonía con la naturaleza". Una vez consolidado con el paso del tiempo, Correa viró lejos de aquella la retórica de los derechos indígenas de su campaña presidencial. En discursos por televisión llamó a los indígenas “conductores de burros" que estaban bloqueando el acceso del país a la “olla de oro”. La represión a las protestas en las rutas desde la sureña provincia de Zamora hasta Quito contra los decretos de Correa para expandir la minería industrial y privatizar el agua se cobraron la vida del maestro shuar Bosco Wisum en setiembre de 2009.
Ahora, el reelegido Rafael Correa reafirmó que impulsará la explotación de minerales a gran escala durante su nuevo mandato de cuatro años que se inicia el 24 de mayo de 2013 (El Universo, 23-2-2013).

China, el nuevo “hermano grande”.- El destinatario central de este mensaje fue y sigue siendo China. Con las políticas neodesarrollistas de Correa, Ecuador se convirtió en un deudor serial, y todo su programa económico pasó a depender de los préstamos de China; y China los concede a cambio de un amplio acceso a los minerales, que ya no son de los ecuatorianos.
Para Ecuador —como para Venezuela y Bolivia— China se ha convertido en un prestamista de última instancia, ofreciendo a Quito una línea de crédito a largo plazo de hasta US $ 10.000 millones y préstamos a bajo interés garantizados con los recursos naturales. A inicios de 2013, la deuda de Ecuador a China suma casi la cuarta parte de su PIB.
Históricamente en América Latina, los bancos de desarrollo de los imperialismos “occidentales” imponían la obligación de efectuar reformas políticas y económicas; el Banco de Desarrollo de China quiere los recursos. Con la vista puesta en ellos, desde 2005 China prestó a nuestros países 75.000 millones de dólares, más que el Banco Mundial, el BID y el Export-Import Bank de EEUU juntos. El sitio “Mirador” —que según se estima contiene hasta 11 millones de toneladas de cobre, con una gran reserva secundaria de oro— es sólo una de las recientes inversiones estratégicas de China en reservas minerales de América Latina. Las empresas chinas Zijin, Minmetals y Chinalco ya se apropiaron de las mayores minas de cobre en Chile, Perú y México.
Alberto Acosta, ex ministro de minería de Correa, primer presidente de la asamblea constitucional de 2008 y reciente candidato de la Unidad Plurinacional de las Izquierdas, denuncia la esencia de la política neodesarrollista de Correa. “No hay nada nuevo en el plan de desarrollo de Correa para el próximo siglo. Simplemente ha reemplazado al tío Sam con el tío Chen… Cita a los teóricos de la escuela de la dependencia, pero la idea es el mismo modelo económico centro-periferia de exportación de materias primas”.
Para imponer esa política, criminaliza y encarcela a quienes luchan contra el entreguismo mientras por radio y TV se machaca el sonsonete del “desarrollo”, la “minería responsable”, “el hombre por sobre la naturaleza”, y “los indios contra el progreso”. Y como Correa —de fondo un neoliberal con toques de redistribución— se presenta como “de izquierda”, expone a quienes se le oponen a la acusación de ser “de derecha” o hasta de “apoyar a los EE.UU.”. Con esas acusaciones absurdas trató en marzo de 2012 de desacreditar la “Marcha Plurinacional por la Vida, el Agua y la Dignidad”, que varios miles de personas de decenas de organizaciones populares protagonizaron durante dos semanas a lo largo de casi 600 kilómetros desde Zamora a Quito.
“Advertimos al país y al mundo que el gobierno tiene la intención de militarizar la región amazónica para promover los intereses de las empresas mineras y petroleras”, declaran los shuar. “La Cordillera del Cóndor y el resto de nuestros territorios son inalienables, y manifestamos nuestra decisión de defenderlos hasta el fin”.
Las megamineras imperialistas, mientras tanto, hacen cola en la puerta de los despachos gubernamentales, donde tienen sus socios.