Amplios sectores del pueblo castigaron al kirchnerismo. Los instrumentos fueron diversos, pero principalmente en los conglomerados populares predominaron las opciones peronistas como las de Massa en provincia de Buenos Aires o de De la Sota en Córdoba.
Sin dudas, Sergio Massa es el principal candidato de los rivales al kirchnerismo como Clarín-Duhalde. Este se posicionó en la carrera presidencial y enterró las aspiraciones reeleccionistas de CFK.
El kirchnerismo mantendría, por ahora, el acuerdo con Daniel Scioli. Éste se pondrá nuevamente la campaña al hombro y dependerá, al igual que el kirchnerismo, de su resultado en octubre. Las estadísticas y los números le juegan en contra. La presidenta Kirchner planteó que no se candidateará para presidente en 2015 pero que trabajará por la “continuidad del modelo”.
Conociendo al gobierno y sus socios como el imperialismo chino, se puede esperar hacia octubre y principalmente hacia el 2015 que las aguas bajen turbias y revueltas. Esto lo saben sus rivales de las clases dominantes. Por eso ponen por delante una “transición ordenada” y hablan de la gobernabilidad. El propio Scioli ya hizo declaraciones diciendo que “hay que trabajar para que el gobierno termine bien su mandato”. A la vez, los sectores rivales aprovechan su debilidad para marcar las condiciones, las formas y los tiempos del ajuste que todos ellos ven como inevitable.
Con esta perspectiva, pasa a ser de gran importancia rodear de solidaridad y nacionalizar la lucha contra la criminalización de los trabajadores docentes y camioneros en Tierra del Fuego (que enfrentaron el ajuste y rompieron los topes salariales conquistando un 42% de aumento), así como la de los petroleros de Las Heras. En ese espejo deberán mirarse los trabajadores ya que el gobierno echará mano a la criminalización si tiene que hacer pasar el ajuste. Es necesario ampliar la solidaridad, tomándola desde los organismos de masas de los trabajadores y organizaciones de derechos humanos.
La base económica de la derrota
La llamada mesa de los argentinos es la principal preocupación de las grandes masas populares. Tras el fracaso de los controles de precios y las brigadas de La Cámpora, la única respuesta al constante aumento de precios de los productos básicos de la canasta familiar es la retórica de que “el gobierno no es el que remarca los precios”, escondiendo que el primer responsable en materia de precios es la política económica inflacionaria que se lleva adelante.
El PBI creció apenas 0,5% el primer trimestre y 3% el segundo. Para el gobierno esto es positivo porque lo compara con el segundo del 2012 que fue muy flojo. Pero la perspectiva es que se termine el año creciendo un 1,7% ó 2%.
El panorama económico es muy preocupante: 25% ó 29% de inflación, déficit fiscal, cepo cambiario con el que subvencionan importaciones, desempleo creciente en autopartistas y construcción, y déficit energético.
Una manifestación de la crisis del modelo es la escasez de divisas, producto de la importación de combustible, el pago de la deuda, las remesas de ganancia de monopolios imperialistas extranjeros, la importación de insumos para la industria y el agro. Este esquema se compensaba hasta ahora con el ingreso por la soja y la minería. Ahora, este déficit se viene cubriendo con la baja de las reservas del Banco Central.
La situación no va a ser mejor para el 2014. Fracasaron los Cedines, solo se recaudaron hasta ahora 35 millones de dólares, seguirá la crisis cambiaria hacia el 2014, el dólar blue volvió a tocar los 9 pesos. Se le suma el fallo adverso ya anunciado de la corte de New York por los fondos buitres.
Una de las causas de la inflación, que paga el pueblo, obedece al control del mercado por los monopolios que van concentrando la producción y la comercialización, estrangulando a los más pequeños en la cadena de productiva. Un caso claro es el de los lácteos donde al pequeño tambero cada vez se le paga menos.
Pero otra de las causas es la emisión monetaria (fábrica de billetes) para cubrir el déficit fiscal cuando la recaudación impositiva del gobierno no cubre los gastos de salarios, FFAA y seguridad, obras públicas, estatales y asistencia social.
Con los “dueños de la pelota”
Cristina Fernández de Kirchner juntó a los políticos, empresarios, sindicalistas y banqueros amigos en Santa Cruz. Fue la primera señal de que acusaron el golpe del las PASO. Allí firmó el acuerdo con los chinos para la construcción de la represa Néstor Kirchner. Habló del impuesto al salario y señaló que formará una comisión para estudiar la propuesta de un impuesto a la renta financiera. Los empresarios rápidamente salieron a tomar distancia diciendo que ellos no pueden hacerse cargo, dejando al gobierno en una situación muy complicada.
Tengamos en cuenta que el impuesto al salario afecta a más de 2 millones de trabajadores y le permite al gobierno recaudar 54 mil millones de pesos por año.
La disputa en el seno de las clases dominantes se ha agudizado después de las PASO. El gobierno debe resolver el problema de caja y la baja en las reservas. Desde los intereses de las clases dominantes, intentarán aplicar un ajuste a los trabajadores, ya sea profundizando el ritmo inflacionario -como viene haciendo- o con una devaluación abierta como acaba de señalar Lavagna.
Una salida popular
En cambio, el Estado debe estatizar las palancas claves de la producción, en beneficio de los trabajadores, el pueblo y la Nación. No se debe seguir importando lo que se puede producir acá, como es el caso de los trenes. Así es posible frenar la sangría de divisas y generar trabajo digno, y promover verdaderamente el mercado interno. También se deben tomar otras medidas como nacionalización de la banca y el comercio exterior, conformación de la junta nacional de granos, reforma agraria, estatización de los servicios públicos (con control de los trabajadores y usuarios) y los recursos naturales, etc. Hay que romper la dependencia.
La nueva etapa que se abre tiene como características la disputa política en un desenlace abierto. La crisis del kirchnerismo está impulsando a la búsqueda a miles que están descontentos con el gobierno nacional y que no quieren volver atrás. El papel de las fuerzas populares es fundamental para motorizar la continuidad de la lucha en las calles, con posiciones y reagrupamientos independientes que no sean parte del juego de los de arriba.
Para los sectores populares y antiimperialista los resultados muestran una importante oportunidad para trabajar y acumular fuerzas en la perspectiva de la liberación nacional y social.