Las protestas a favor y en contra del gobierno de Nicolás Maduro ya se han cobrado tres muertes: un chavista y dos estudiantes que cuestionaban al gobierno. Son masivas las movilizaciones de estudiantes y otros sectores del pueblo contra el presidente, aunque son alimentadas desde las usinas mediáticas vinculadas a los EEUU y otros imperialismos. Estos medios tienen intenciones golpistas y buscan desestabilizar.
El presidente venezolano llama a la paz y denuncia las conspiraciones opositoras, aunque viene de aplicar una fuerte devaluación tras la que se ha agravado la crisis social en la nación hermana. El chavismo se ha planteado como el socialismo del siglo 21 y se ha avanzado en importantes conquistas, pero considera como amigos de los pueblos a Rusia y a China: otros imperialismos. Así, en Venezuela no hay socialismo y no se avanzó en medidas de fondo que rompan con la estructura dependiente del país.
Es en este contexto que se viene profundizando una grave división del pueblo. Pero más allá de los cuestionamientos que se puedan hacer, rechazamos de plano toda intentona desestabilizadora contra el gobierno chavista elegido por el pueblo en las elecciones. Atrás del golpe viene la reacción más recalcitrante.