miércoles, 21 de enero de 2015

Comunicado: Ante la muerte del fiscal Alberto Nisman

[Comunicado CR] La muerte del fiscal Nisman muestra el grado de impunidad y ferocidad con que se desenvuelve la lucha en la propia estructura del Estado opresor en nuestro país. Es una guerra mafiosa que involucra a los servicios de inteligencia, y no hace otra cosa que expresar la lucha entre diferentes facciones de las clases dominantes, esta vez al nivel de suicidio, suicidio inducido o asesinato, pero en definitiva de muerte.



La causa y las maniobras

El atentado a la AMIA fue un ataque con coche bomba que sufrió la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) de Buenos Aires el 18 de julio de 1994, donde murieron 85 personas y hubo más de 300 heridas. Esta causa es quizás una de las causas impunes de mayor envergadura en la historia de nuestro país.

Recordemos que este hecho ocurrió durante el gobierno de Carlos Menem, donde nuestro país apoyó la guerra del Golfo contra Irak en 1991, aliado al imperialismo yanqui. Luego en 1992 se produce el atentado a la Embajada de Israel. Estos son los antecedentes inmediatos al atentado en la AMIA.

El gobierno de Carlos Menem, luego del atentado, desde la SIDE y el Juez Galeano, llevan adelante un plan de encubrimiento del atentado y los responsables.

El kirchnerismo en acuerdo con EEUU e Israel van contra la pista iraní. Allí el propio Kirchner designa la frente de la causa AMIA al Fiscal Nisman y lo vincula con el servicio de inteligencia Jaime Stiuso, quien venía en la SIDE desde la dictadura en 1982.

Una causa que tiene cientos de ramificaciones y vinculaciones con el poder político, judicial, las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia. Es una causa de Estado y, como toda causa de Estado, cuando se destapa una olla se cierra otra y viceversa.

El gobierno es el principal responsable de que, a más de 11 años de gestión, no solo no se avanzó, sino que se trató de armar un nuevo pacto de impunidad para ocultar a los responsables, como lo hicieron en su momento los gobiernos que lo precedieron.

El Memorándum de entendimiento buscó cerrar diez años de maniobras en los que primero abandonaron la persecución de cualquier conexión local del atentado, y tras el acuerdo firmado con Irán, abandonar lo único que armaron en este tiempo: la persecución de una supuesta conexión internacional, sin haber mostrado prueba alguna. Lo que hizo fue poner más leña al fuego de la impunidad y oscurecer el camino hacia la verdad y agudizar la lucha interimperialista dentro de las clases dominantes en nuestro país, con la correspondiente expresión en los servicios de inteligencia.

La crisis se agudizó luego que desde el ejecutivo se desplazó a la cabeza de la SIDE y “referentes” históricos como el propio Stiuso, quien trabajaba con Nisman y le proveyó de “servicios” fuera de la planta de la SI. La crisis ya venía agitando la interna en el gobierno con otros espías de peso como Larcher y Pocino, este último con llegada a Sergio Massa.

En el mismo tiempo el gobierno desató la ofensiva desde la Procuraduría a cargo de Girls Carbó para desplazar a los fiscales vinculados con la oposición y poner fiscales “leales” al ejecutivo.

Justamente Nisman había entrado en contradicciones con el Ejecutivo a partir del acuerdo con Irán y venía preparando nada más y nada menos que una grave denuncia acusando a la presidenta Cristina Kirchner y al Canciller Timerman de“urdir e instrumentar un plan criminal con el terrorismo”. Quizás su desplazamiento en puerta haya sido una de las razones de su vuelta inmediata de sus vacaciones, acelerando los tiempos.

Nisman se manejó claramente con un sector del Estado contra otro. Con un sector de la Secretaría de Inteligencia y servicios de inteligencia internacionales (Mosad y CIA) contra la cabeza del gobierno. Su denuncia no involucra a la misma SIDE, principal responsable del encubrimiento durante veinte años.

Se mostró en el multimedio Clarín, que le brindó la plataforma mediática, pero se negó a mostrar la acusación y la entrega de una copia a los querellantes en la causa, aduciendo “contener información clasificada”.

Acordó con un sector de la oposición declarar en el Congreso de la Nación. Ya a esta altura se habían abierto la Interpol, que salió a desmentirlo en cuanto a las alertas rojas apoyando la postura de Timerman, la jueza Servini de Cubría no habilitó la feria judicial, y el kirchnerismo le iba a recordar que WikiLeaks publicó documentos clasificados de la embajada norteamericana en Buenos Aires, por los cuales se sabe que Nisman le informaba puntualmente de todos sus pasos al FBI, a veces antes de darlos, no le informaba al juez de la causa, Canicoba Corral y tenía trabajando a servicios de inteligencia que no figuraban en la SI. Como se dijo en el programa 678: “no pudimos disfrutar de la fiesta de la democracia en el Congreso”.

El oficialismo trata de imponer que esta maniobra es parte de un plan desestabilizador de sectores de la oposición, que en este caso instrumentaron a Nisman y este no aguantó. La oposición sostiene la sospecha de un crimen por la información que tenía el fiscal. No lo sabemos.

Pero lo que sí sabemos es que tanto una facción como otra, disputan la hegemonía en el bloque de clases dominantes, y todo indica que en el futuro inmediato estas contradicciones se agudizarán.

La lucha popular

Frente a esta realidad, es fundamental que los sectores populares se manejen con independencia o de lo contrario serán miserablemente usados por esta lucha entre los que detentan el poder en la Argentina.

Por eso es necesario profundizar la lucha y aprovechar ahora todas las ventajas legales que dejan la puja de los de arriba para exigir que se abran los archivos de la ex SIDE (no solo la desclasificación digitada por el gobierno) y una comisión independiente de la causa AMIA.

Y seguir la lucha por la derogación de la Ley antiterrorista, el esclarecimiento de la desaparición de Julio López, la justicia para niño Quom Néstor Femenía muerto por desnutrición en el Chaco y tantos otros como él, los crímenes de luchadores populares, así como garantizar las urgencias populares que no aparecen en la agenda ni del gobierno ni la oposición del sistema.

Pero solo profundizando el camino revolucionario de la liberación nacional y social que destruya el estado oligárquico imperialista, instrumento de opresión e impunidad, se podrá garantizar, con un gobierno popular, la verdadera investigación independiente que barra con la impunidad, juzgue y condene a todos los responsables de esta causa como de las otras que golpean al pueblo argentino.

Comité de Reconstrucción del Comunismo Revolucionario