El gobierno anunció con bombos y platillos un nuevo récord histórico de ventas de automóviles en el primer semestre de 2013: alcanzó 498.620 patentamientos en nuestro país. La proyección para la industria automotriz en 2013 llegaría a las 857.983 unidades, otro nuevo récord. La ministra de Industria se animó a señalar que para el 2020 la industria argentina podría fabricar dos millones anuales de unidades.
Pero esta cifra récord contrasta con otro récord: el déficit comercial de este sector. El sector automotriz es el principal importador de la Argentina: durante 2012 fue responsable de un dólar de cada cuatro que salieron del país por importaciones. Su saldo comercial registró en 2012 un déficit de US$ 7.000 millones. Otras causas de salida de dólares son la importación de combustibles, pago de la deuda y la remisión de utilidades de empresas imperialistas a sus casas matrices.
Este enorme déficit del sector automotriz se debe a que el 80% de partes, piezas e insumos es importado (o sea 20% nacional). El aporte de empleo del sector automotriz se da fundamentalmente en el sector autopartista. En los países con industria automotriz integrada se verifican cinco puestos de trabajo en las autopartistas por cada puesto en las terminales. En nuestro país esta relación es la mitad. Por eso este récord de patentamientos se produjo con un empleo prácticamente estancado en esta rama.
Esto no fue siempre así. En 1973, a la inversa, el aporte nacional había llegado a representar un 80%. En ese momento se fabricaban alrededor de 300 mil unidades. De este modo, casi 40 años después, el valor agregado nacional es menor (comparemos el 80% de 300 mil unidades producidas con el 20% de la producción bruta actual). Además, había mayor empleo y no había déficit.
Por otro lado, el boom consumista de ventas de automóviles puede explicarse en parte al hecho de que sus precios están atados al dólar oficial. En el último período se ha encarecido aún más el acceso a la vivienda pero se favorece la compra de autos importados de alta gama. De este modo los automóviles son también un destino para los pesos ahorrados que no alcanzan para comprar una vivienda. Por eso no es casual que este récord de ventas contraste también con la fuerte caída de escrituras inmobiliarias.