miércoles, 8 de mayo de 2013

China | No cesan las rebeliones de aldeanos contra el robo de tierras

Tapada por la censura —como miles de otras protestas campesinas y obreras que sacuden diariamente a China—, en la segunda semana de marzo se conoció la rebelión que durante 18 días sostuvieron los pobladores de la aldea de Shangpu, un pueblo agrícola de 3.000 habitantes en la provincia de Guangdong (en el sudeste industrial de China)

La pelea de los residentes de Shangpu comenzó en febrero, cuando el jefe del partido “comunista” de la aldea, Li Baoyu, arrendó un terreno de 33 hectáreas a un amigo, dueño de una empresa de videocable, sin el consentimiento de los aldeanos.

A fines de ese mes Li envió al poblado 30 autos llenos de matones armados con palos y tubos de acero y cubiertos con cascos para amedrentar a los manifestantes. Pero los aldeanos los enfrentaron y los hicieron huir, y volcaron e incendiaron autos frente al local del partido (foto), manteniendo los coches quemados como prueba de la agresión oficial-patronal. Un par de días después las autoridades enviaron a la policía a retirar los vehículos, reencendiendo las protestas. Cerca de 3.000 policías antidisturbios entraron en el pueblo para aplastarlas: cortaron la luz y las líneas telefónicas, dispararon gases y golpearon a los manifestantes con porras.

El caso recuerda al de la aldea agrícola de Wukan, también en la provincia de Guangdong, en 2011. Allí los pobladores se rebelaron contra un robo de tierras similar orquestado por el corrupto jefe falsamente “comunista” de la aldea. Después de una larga lucha, las autoridades provinciales destituyeron al alcalde y los aldeanos lograron imponer la elección democrática de su reemplazante.

En China las apropiaciones de tierras por funcionarios o empresarios son una de las causas más importantes de malestar social. La tierra sigue siendo propiedad del Estado, pero tras la restauración capitalista a fines de los ’70 la nueva burguesía gobernante la convirtió en botín propio, quitándosela a los aldeanos para dársela a “desarrolladores” amigos o socios para construir edificios o shoppings. Las leyes para compensar a los campesinos son vagas e imprecisas, y casi siempre reciben pagos muy por debajo de su valor.


Un auto volcado junto a la sede del Partido “Comunista” de Shangpu. 
En la fachada del edifico, un cartel proclama una consigna por una “sociedad armoniosa”.