martes, 7 de mayo de 2013

La ropa barata cuesta caro a la clase obrera

[VxL! Nº4] Casi 400 muertos en Bangladesh por el derrumbe anunciado de un edificio
El derrumbe el miércoles 24 de abril de un edificio de 8 pisos donde funcionaban talleres textiles en los suburbios de Dhaka (Bangladesh) debe ser considerado una matanza. Casi 400 muertos y no menos de mil heridos son la evidencia de las condiciones criminales en que los monopolios locales y de los países imperialistas hacen trabajar a los obreros bangladeshíes.


Lo verdaderamente espantoso es que trabajadores de los talleres de confección habían denunciado la noche anterior la existencia de grietas en las paredes, pero tuvieron que volver a trabajar por orden de sus jefes: los dueños de la fábrica ignoraron la advertencia de no abrir sus plantas, y poco después de que los obreros volvieron, el edificio se derrumbó en minutos. Allí trabajaban 5.000 personas, y también había departamentos de vivienda y comercios. Durante horas llegaron gritos de auxilio desde el interior de la montaña de hormigón y acero.

Superexplotación imperialista
Bangladesh, al nordeste de la India, es el segundo mayor exportador de ropa del mundo: provee a grandes monopolios y a minoristas de ropa barata de todos los continentes. Entre los clientes de esos talleres con trabajo semiesclavo están la cadena británica de ropa Primark y New Wave Style, que abastece a la compañía española Mango y a la italiana Benetton. Un trabajador textil típico —en su mayor parte son mujeres— gana menos de 40 dólares al mes (unos $250 argentinos), trabajando alrededor de 10 horas al día, seis días a la semana.
El viernes 26/4, 20.000 trabajadores de fábricas vecinas a la zona del derrumbe marcharon frente a la Unión de Fabricantes de Ropa y a la Asociación de Exportadores, cortaron autopistas y obligaron a otras plantas a cerrar respetando el duelo nacional.
Funcionarios del gobierno se justificaron diciendo que “el edificio se construyó sin respetar la legislación”. Pero en la Argentina ya conocemos la complicidad o directa responsabilidad de los gobiernos con los métodos brutales de la flexibilización, precarización y tercerización generalizados en los ’90 y vigentes hoy.
Bangladesh es el 2º exportador mundial de ropa después de China: esa industria representa el 80% de las exportaciones y más del 40% de los trabajadores industriales del país, y deja 20.000 millones de dólares anuales.
Los derrumbes de edificios son corrientes, ya que las normas de seguridad en la construcción se aplican poco o nada. En noviembre de 2012, un incendio en una fábrica textil en los suburbios de Dhaka que fabricaba ropa para Wall Mart causó 111 muertos. En 2005, al menos 70 personas murieron al desplomarse un taller textil en las afueras de la misma ciudad.
Frente a la indignación generalizada, el gabinete de Bangladesh debía aprobar una nueva legislación, pero los monopolios de la confección frenaron ese proceso rechazando las mejoras laborales.
Los monopolios de la indumentaria siguen gozando de sus privilegios. Se entiende: al menos un 10% de los miembros del Parlamento posee fábricas textiles y produce para esas empresas.