A la escalada inflacionaria de fin de año y a las primeras medidas económicas del gobierno que profundizaron el ajuste, se le sumó el decreto presidencial de Macri 254/15 que somete a revisión todos los ingresos de trabajadores estatales -a planta permanente y a contrato- de los últimos tres años. El encargado de tal tarea es el ministro de Gestión y Modernización, Andrés Ibarra, que ya en 2011 fue quien cesanteó y despidió 2.600 trabajadores de la CABA durante el gobierno de Macri en la Ciudad.
Primeros pasos para
la unidad en la lucha
El 29 de diciembre se realizó un paro nacional, movilización al Ministerio de Trabajo y jornada nacional de lucha en todo el país, convocado por ATE. Alrededor de 10 mil trabajadores se hicieron presentes en reclamo de dos cuestiones centrales: un bono de fin de año para hacer frente a la escalada inflacionaria y por la estabilidad y continuidad de los trabajadores precarizados ante los anuncios del gobierno de la revisión de todos los ingresos de los últimos tres años.
La movilización plasmó los primeros pasos a dar en pos de la unidad en la lucha frente a la política de profundizar el ajuste, la entrega y la represión que pretenden el gobierno de Macri. En ese sentido confluyeron -como hacía tiempo no sucedía- diversos sectores políticos nucleados en ATE, junto con sus distintos afluentes, juntas internas y seccionales.
El paro y la jornada de lucha del 29/12 en todo el país dejó planteada la necesidad de seguir profundizando ese camino para enfrentar el ajuste y los despidos. Desde hace varios años, las disputas entre los distintos sectores que conducen la diversas seccionales de ATE, representados hoy entre quienes se alinean con Cachorro Godoy y De Gennaro (ATE-Nacional), los alineados con Micheli (CTA) y los más alineados al kirchnerismo (ATE-Capital), fueron debilitando la organización de los trabajadores y su participación activa ante la situación política y económica de los últimos años. Por eso resulta fundamental la recuperación del sindicato para comenzar a salir del inmovilismo en el que fue cayendo los últimos años y pueda, impulsando la más amplia unidad, participación y el protagonismo activo de los trabajadores, convertirse en una herramienta que permita al conjunto de los trabajadores estatales organizarse en la pelea contra profundización del ajuste, la entrega y la represión.
Los ñoquis y
la “grasa” del Estado
Con esas palabras, intentó justificar el ministro de Hacienda Prat-Gay la ola de despidos de los miles de trabajadores estatales. El decreto de Macri 254/15 cargó contra el eslabón más débil, de trabajadores precarizados. Un inmensa cantidad de trabajadores en el Estado que supera en muchos casos el 50% y que fue una de las características de todo el período anterior, del gobierno kirchnerista a nivel nacional y del gobierno macrista en la Ciudad. Para esto, han montado una “campaña ñoqui” de desprestigio sobre los trabajadores estatales para ejecutar los despidos masivos en el sector público.
¿Quiénes son los ñoquis?
La propia realidad deja al desnudo el verdadero objetivo del gobierno. La inmensa mayoría de los estatales son actualmente los trabajadores de la salud, quienes en todo el país sostienen el funcionamiento de los hospitales públicos a pesar de la política de vaciamiento de todos estos años y en las peores condiciones de salariales. Son los trabajadores de la educación, que día a día enseñan en las condiciones más precarias en las escuelas derrumbadas por las condiciones presupuestarias y edilicias a las que son sometidas. Son una cantidad innumerable que ingresan cotidianamente a los barrios y asentamientos para asistir y dar herramientas para mejorar las condiciones de vida de los sectores más humildes. Son también muchísimos que trabajan cotidianamente en distintos organismos de CyT. Y la lista podría seguir...
Por eso, lejos de defender a los verdaderos ñoquis, funcionarios -muchas veces con sueldos exorbitantes- y todos sus acomodados de diversos colores y pelajes, la “campaña de limpieza ñoqui” del gobierno de Macri no cierra y, en la Nación, provincias y muchos municipios -y en algunas dirigidas también por el kirchnerismo- apunta a ajustar, reducir gastos y barrer con miles de trabajadores precarizados en el Estado que trabajan dignamente. ¿Podrían ser ñoquis los más de 2500 despidos en La Plata y los más de 1400 en la Municipalidad de Quilmes? ¿Y los 600 trabajadores despedidos del CCK, los 500 del Ministerio de Justicia y DDHH? ¿Son la grasa del Estado los más de 1000 trabajadores de la educación de Mendoza? ¿Los más de 1000 trabajadores en Tierra del Fuego? ¿Los más de 1000 en Santa Cruz? ¿Y en la provincia de Buenos Aires, que el número asciende a más de 7000?
Por eso, no sobran los trabajadores estatales, hacen falta más, junto a mejores condiciones laborales, salariales, y presupuestos dignos de salud, educación e infraestructura.
- Los trabajadores no somos la variable del ajuste
- Ningún despido del Estado
- Pase a planta permanente de todos los trabajadores precarizados
- En el Estado no sobran trabajadores, ¡faltan!
- Que los ñoquis vayan a laburar
- Aumentos de sueldo acorde a lo que perdimos con la inflación, devaluación y tarifazo
- Basta de represión
- Paro, movilización y ocupación de ministerios y reparticiones hasta que se reincorporen a los trabajadores
- El kirchnerismo nos precariza, el macrismo nos despide