[Vamos! Nº 67] .
Sobre el final del año Macri firmó un Decreto de Necesidad y Urgencia para realizar un megacanje de deuda pública por unos16.000 millones de dólares. El objetivo es avanzar en una nueva vuelta de endeudamiento externo, en la cual ya se había comenzado a entrar hacia el final del mandato kirchnerista.
La operación se origina en los pagos de deuda externa realizados por los gobiernos kirchneristas (U$S 9530 millones al FMI en 2006, y U$S 2187 y 4382 millones a acreedores privados en 2010). Para esos pagos el Tesoro Nacional utilizó reservas del BCRA, a cambio de las cuales entregó “Letras Intransferibles del Tesoro Nacional” por un valor total de U$S 16.099 millones. Saldaron deuda externa acrecentando la deuda entre organismos del Estado (deuda intraestado). Esas letras vencían a partir de enero de 2016.
El megacanje macrista consiste en primer lugar en que ahora el Tesoro Nacional emite Bonos por 13.697 millones de dólares (más intereses por 9141 millones a pagar hasta el 2027 por un 7,8% anual) y se los entrega al BCRA en reemplazo de las “Letras Intransferibles del Tesoro Nacional” de 2006 y 2010. El BCRA no podía colocar esas letras en el mercado, lo que sí puede hacer con los nuevos Bonos.
Luego, el BCRA entregará estos Bonos a un grupo de Bancos (JP Morgan, HSBC, Deutsche Bank, Citibank y Goldman Sachs, y otros) como garantía para que estos desembolsen un préstamo de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares para acrecentar las reservas del Banco Central. Los bancos cobrarán tanto los intereses como las comisiones por la operación. Además del ministro de Hacienda Prat Gay, interviene en el armado de este megacanje el presidente del BCRA Sturzenegger, que está procesado por el fraude del megacanje de la Alianza durante el gobierno de De la Rua.
Si el gobierno de Macri sigue esta línea de acción con las otras “Letras Intransferibles del Tesoro” correspondientes a los años 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015, también relacionadas con pagos de deuda externa realizados durante el kirchnerismo, la operación global sería un megacanje de 65.000 millones de dólares.
Al mismo tiempo, realizan esfuerzos por avanzar en negociaciones con los fondos buitres, se muestran abiertos a aceptar las revisiones del FMI a la marcha de la economía argentina y lograron el aval de EEUU para conseguir nuevos préstamos de organismos financieros internacionales.
La receta para salir de un BCRA desfondado por los pagos de deuda externa es profundizar la política de endeudamiento, acrecentando esta palanca de la dependencia nacional y generando un mayor peso del pago de intereses de deuda dentro del presupuesto nacional. Un camino varias veces recorrido en la historia argentina.