Buitres vs pagadores seriales
Con la decisión del gobierno de cambiar la sede para el pago a los bonistas, se mantiene tensa la puja con la Corte y el Estado yanqui. El gobierno lo aprovecha políticamente introduciendo para grandes masas disyuntivas de las que están muy lejos. Así se pueden ver en las calles afiches donde dice “ayer Braden o Perón, hoy Cristina o fondos buitres”. Nada más lejos de la política kirchnerista, ya que su modelo se ha caracterizado por la política de “desendeudamiento”, que consiste en honrar la deuda usuraria e ilegítima con el 100% de los acreedores internacionales (bancos, bonistas, etc.). Esto nada tiene que ver con una política nacional y mucho menos antiimperialista.
Esta situación se vio expresada en conflictos como Donnelley, donde el monopolio yanqui resolvió de un día para otro, cerrar sus puertas decretando una quiebra fraudulenta dejando a 400 familias en la calle. Esto fue una clara respuesta a la medida del gobierno. En este contexto los obreros en lucha lograron la conciliación obligatoria y mantienen ocupada y en producción la planta hasta el día de hoy.
También se vivió en la yanqui Lear, donde el gobierno desde el Ministerio de Trabajo intimó a reincorporar a los delegados –que no eran escuchados por ese Ministerio- recién luego de la declaración de “default selectivo”. Pero la “asamblea” organizada después por el SMATA que destituyó a los delegados, con la planta rodeada por 1500 efectivos de la Bonaerense y Gendarmería, la presencia de Pignanelli, patotas y los veedores de los ministerios nacional y provincial, dejó a las claras que también hay acuerdos entre esos monopolios y el Gobierno, en la perspectiva de una crisis que se profundiza y los delegados combativos son un verdadero dolor de cabeza.
En el conflicto de EMFER, donde los obreros se mantuvieron firmes en la lucha con paros y ocupación de la planta, también supieron aprovechar la necesidad del Gobierno de desactivar la conflictividad social en medio del forcejeo por la deuda externa. Los trabajadores lograron la reincorporación de los despedidos, el pago de salarios y pusieron en agenda la discusión de la estatización, un programa antiimperialista enfrentado a los intereses de la empresa china que le vendió los trenes nuevos al Gobierno. EMFER y Donnelley han marcado la premisa en la lucha popular de que fábrica que cierra, fábrica que se puede estatizar con control obrero.
Mientras sigan las tensiones por arriba, por abajo y con independencia los sectores populares, deben aprovechar las contradicciones para avanzar.
El encuentro de trabajadores, encabezado por los trabajadores de Lear, Emfer y Donnelley el sábado 16/8. |
La crisis la paga el pueblo
A los despidos en Lear, se suman los de Fate, La Serenísima, Felfort, Toyota, Honda y cierre de frigoríficos. Sumado los miles de suspensiones en la industria automotriz y la electrónica. El propio Indec reconoció que aumentó la desocupación pero no mide como ha crecido el hambre en las barriadas a la par de la droga y los narcos. Crece el hacinamiento en las villas o son desalojados con represión del gobierno nacional y de la CABA como el asentamiento “Papa Francisco” en la CABA, con topadoras como en la dictadura o el menemismo.
Los alimentos de primera necesidad se dispararon más que los aumentos al salario, corriendo por atrás de la inflación. A esto se suma el aumento de alquileres y los tarifazos en la luz, el gas y el agua hasta un 500% por la quita de la subvención estatal.
Esta es la realidad del pueblo. Esta profundidad de la crisis es la que golpea a los trabajadores y está en el trasfondo de la situación de incertidumbre que viven millones.
El gobierno habla de incentivar el consumo e impulsa controles de precios y modificaciones a la Ley de Abastecimiento, pero lleva adelante una política inflacionaria que crece día a día. Mientras no haya medidas de fondo, rompiendo las cadenas monopólicas de la producción y la comercialización, no se nacionalice el comercio exterior, haya una Junta Nacional de Granos y Carnes, se nacionalicen los puertos, etc., sólo serán anuncios que le alcanzan al gobierno para batir las posiciones liberales.
En esta situación de crisis, que Kicillof se muestre desafiante y diga que tiene 29 mil millones de dólares para cumplir con los bonistas especuladores y buitres es de un elevado cinismo.
Puntos de unidad para la lucha
Pero abordando la profundidad de la crisis, es necesario discutir en cada fábrica, oficina, aula u otro lugar de trabajo puntos de unidad contra los despidos y suspensiones, aumento de salarios, contra los tarifazos, el pase a planta de los precarizados, aumento de presupuesto para la educación y la salud, derogación de la Ley Antiterrorista, suspensión e investigación y no pago de la deuda ilegitima y fraudulenta, y hacer activo el paro de la CTA y la CGT el próximo 27 y 28 de agosto, y trabajar para un gran plenario nacional de los sectores combativos que le dé continuidad en un plan de lucha nacional.
Porque con la política “pagadora serial” que lleva adelante el gobierno, avalado por el conjunto de las clases dominantes, quienes paguen la deuda serán los trabajadores, por medio de la inflación, mayores impuestos, salarios a la baja y más despidos.