Pasó el 18F, arrancó la discusión salarial, se desataron conflictos docentes en doce provincias y el kirchnerismo movilizó a la apertura de sesiones en el Congreso. Con un discurso de cuatro horas, Cristina Fernández de Kirchner desplegó un balance político, económico y social de 12 años de gobierno.
La presidenta fundamentó abiertamente la estrategia de dependencia principalmente con China. Anunció una “estatización” de los ferrocarriles, aunque no tan estatización como fue anunciada. Y anunció el inicio de las clases en toda la Argentina, que tampoco es tan inicio que como fue anunciado. La inflación y el crecimiento de los cordones de pobreza, el impuesto al salario, el narcotráfico y la inseguridad que sufre el pueblo estuvieron ausentes del discurso.
También desplegó, desde su enfoque, elementos sobre el atentado de la embajada de Israel, la AMIA y el contexto internacional que enmarcó el regreso y la denuncia del fiscal Nisman. La jornada estuvo precedida por el fallo del juez Rafecas, que rechazó el pedido de imputación de la presidenta solicitado por fiscal a cargo de la causa-denuncia de Nisman.
La presidenta, durante las cuatro horas, se dedicó en lo fundamental a balancear cómo el kirchnerismo desde el gobierno resolvió la crisis de hegemonía abierta en el 2001. CFK y el kirchnerismo le hicieron sentir su mayoría parlamentaria, además del control del Ejecutivo, al presidente de la Corte Suprema, que se vio por televisión desorientado y sin reacción.
En varios pasajes, la presidenta resaltó la figura de Florencio Randazzo, ante la inocultable incomodidad del también pre-candidato presidencial Daniel Sciolli.
Un balance necesario
El kirchnerismo efectivamente resolvió la crisis de hegemonía, dotando a las clases dominantes de un nuevo proyecto y hegemonía dentro de ellas: Se abandonó el eje de la exportación de carnes y cereales a Europa y Rusia, del control de los servicios por empresas principalmente europeas y del monitoreo diario del FMI. El cambio de matriz económica se basó en la sojización –con centro en exportación a China– y una política industrial basada en la producción aceitera de exportación, automotriz y minera de la mano de los monopolios imperialistas.
Desde este nuevo eje para la dependencia reconoció la deuda externa ilegítima, fraudulenta y en default, la reestructuró y adoptó la política de pagadores seriales. Y fue acrecentando la importación de material industrial desde China y graves concesiones –como la base científico-militar en Neuquén– hasta llegar al tratado firmado en estos días.
La consecuencia social, que no alcanza a ni siquiera amortiguar la activa política de asistencia estatal, es el despoblamiento de las zonas agrarias y el amontonamiento en cordones de pobreza alrededor de los grandes polos urbanos. Esos cordones son la base para el reclutamiento de soldados del narcotráfico, que no nace en la villa sino que se arma desde el poder y las fuerzas de seguridad. Desde allí crece también la trata y la prostitución.
Tras la crisis de hegemonía del 2001, el pueblo no pudo tomar el poder. El gobierno de Duhalde impuso la devaluación del 400% de los salarios como viga maestra para la reactivación económica –de la mano de monopolios como Techint y los terratenientes de la SRA– y buscó amortiguar con planes la situación de extrema desocupación.
Pero con estas medidas no alcanzaban para resolver la crisis de hegemonía en favor de los sectores vinculados a los imperialismos ruso y europeos. El kirchnerismo, con su nueva matriz de “alianza estratégica” con el imperialismo chino, apostó a un ciclo largo de reactivación y terminó desplazando al ministro duhaldista Lavagna en 2005 cuando propuso enfriar la economía ante algunos síntomas inflacionarios. El kirchnerismo vino entonces a imponer un nuevo proyecto para las clases dominantes. Y todos ellos la juntaron con pala. Como consecuencia de este cambio, en las ramas centrales de este proyecto –como el polo sojero, el aceitero, el petróleo y la automotriz– la lucha de la clase obrera logró subas importantes en sus salarios reales, aunque se ven cercenados por el impuesto a las ganancias y la inflación del 30% anual. Pero además la situación salarial es grave si miramos por ejemplo que el salario inicial de un docente de Santiago del Estero ronda los 2.200 pesos.
En base a una comparación de índices con el peor momento y el pico de la crisis en el 2001, el kirchnerismo se presenta como Gardel. Pero esto contrasta con la realidad del conjunto del pueblo, en los grandes cordones y en el interior profundo como en Chaco o Formosa, en un país donde siguen reinando los monopolios y el latifundio (ahora dotado de la voracidad de la soja). El kirchnerismo vino con una nueva melodía afinada, pero que también refuerza la dependencia; solo que reorientándola (como explicó la propia Cristina Kirchner). Así el kirchnerismo resolvió la crisis de hegemonía, también en el marco de los cambios mundiales y de crisis del sistema capitalista imperialista y de su desarrollo. Ahora el gran problema del kirchnerismo es que carece de un candidato propio con votos suficientes para disputar la presidencia.
Ahora paritarias
Aunque la presidenta pretende negarlo, hay doce provincias que llegaron con conflictos al inicio de las clases: Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Misiones.
La masividad de la lucha de los docentes santiagueños contra la política de la gobernadora kirchnerista Claudia Zamora no se veía desde la pueblada del Santiagueñazo en el año 1993. Los autoconvocados docentes pasaron por encima de una política de conciliación expresada en el sindicato docente de la provincia y son la expresión del hartazgo de la gran masa de estatales, en este caso docentes, que son castigados con los salarios básicos más bajos del país. Como señala una dirigente docente: “La mayoría de los docentes rechaza el aumento porque se habla de un 30% que llega a confundir y se piensa que es mucho, pero en cálculos reales y teniendo en cuenta nuestro básico que es el más bajo del país que es de $1.692, el aumento sería solo de $507 exactos. Esto ha sido anunciado con bombos y platillos (…) Estamos cobrando menos del 50% de lo que cuesta la canasta básica”, denuncia.
El gobierno no escatima ninguna forma de achicar y dividir la lucha. Ahora, desde las redes sociales, comenzó en Santiago del Estero una campaña persecutoria e intimidatoria contra dirigentes como Juan Carlos Chazarreta, más conocido como “Chungui”.
En la provincia de Buenos Aires, las seccionales opositoras de Suteba y la FEB decidieron seguir con paros de 72hs luego del acuerdo de la dirección kirchnerista de Suteba con Scioli de un aumento que representa un 24% del salario básico, una burla.
En Córdoba los docentes fueron reprimidos en la propia Asamblea de Delegados cuando se predisponían a rechazar la propuesta acordada por la conducción kirchnerista de UEPC (sindicato) y el gobierno de De La Sota. Con cuatro docentes detenidos y varios heridos, lograron aprobar con ajustado margen la propuesta de 31,4%, desconociendo la de la mayoría de las asambleas departamentales de 50% y mínimo de inicio de $9.000.
En Tierra del Fuego los docentes son el centro de la lucha de los estatales y otros gremios, nucleados en la intersindical donde se exige aumento en la paritaria, derogación del represivo Código Contravencional y la defensa del Ipauss. El Congreso de Delegados del Sutef aprobó el no inicio de las clases. Junto con esto se endurecen las persecuciones judiciales contra los trabajadores docentes de esa provincia enrolados en el Sutef, donde los fiscales piden penas que pueden ir de los 2 a 4 años de prisión.
En la Ciudad de Buenos Aires, el gremio de UTE dirigido por kirchneristas acordó con el macrismo un aumento por debajo de la paritaria nacional, 24%. El gremio de Ademys y delegados combativos se preparan para el no inicio.
Los estatales de ATE a nivel nacional tienen previsto un paro nacional para el 2 de marzo. Tal como sucedió en el 2014, los docentes contagian la lucha a otros sectores estatales y asalariados.
Lucha y elecciones
Todo parecería encaminarse a que las clases dominantes pondrán por delante la contienda electoral. El fin del ciclo kirchnerista y la lucha por la hegemonía entre los diferentes sectores dominantes tiñe estas elecciones.
La lucha por la nueva etapa en la Argentina ya se ha iniciado y las necesidades populares no están en ninguna agenda. En este escenario, cuando los docentes y estatales se hacen sentir en las provincias; cuando las mujeres ganarán las calles por sus derechos el próximo 8 de Marzo; cuando los pueblos originarios se plantan por sus reclamos, cuando se preparan las movilizaciones del 24 de Marzo en todo el país... Cuando todo esto sucede se hace necesario reagrupar las fuerzas que motorizamos la lucha obrera y popular y darle una expresion en estas elecciones. Y en última instancia evitar la dispersion de fuerzas llegando a acuerdos tácticos. En esa dirección, hemos decidido, al igual que otras fuerzas, encaminarnos hacia el apoyo al Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) en las próximas elecciones. Lo haremos como parte de una política de reagrupamiento desde un programa antiimperialista para la lucha.
• No a la dependencia de ningún imperialismo. Por una Argentina no alineada en la disputa inter-imperialista.
• Ni base china, ni buitres yanquis.
• Ni Milani, ni Stiuso. Abajo la Ley Antiterrorista y el Proyecto X.
• Impuestazo a monopolios, terratenientes y bancos.
• Por la liberación nacional y social para conquistar éstos y otros objetivos populares.