martes, 16 de febrero de 2016

Zika y microcefalia: ¿culpa del virus?

[Vamos! Nº 68]  .



El virus de zika se transmite al igual que el dengue, chikungunya y la fiebre Amarilla: por el mosquito Aedes Aegypti. Actualmente, a la par de la epidemia de dengue, se está desarrollando en Brasil y Colombia una epidemia de este virus. En Argentina se han registrado 8 casos, todos importados.

El zika produce un cuadro similar al dengue aunque menos intenso y al parecer afecta a menos del 20% de los infectados. Se los ha asociado como probable causa desencadenante del síndrome de Guillain-Barre, una parálisis neurológica que se vincula a disrupción inmunológica generada por virus, vacunas o/y tóxicos ambientales.

Este año, en Brasil se ha encontrado un importante aumento de la incidencia de microcefalia (cabeza más chica que lo normal) en recién nacidos, en las zonas afectadas por zika. Desde el Ministerio de Salud brasilero y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han vinculado este aumento con la probable acción del virus zika durante el embarazo. La OMS declaró el alerta por esa posible vinculación, si bien aclara que no se ha establecido claramente la asociación entre zika y microcefalia.

La Asociación Brasilera de Salud Comunitaria ha cuestionado la forma lineal con la que el Ministerio de Salud ha vinculado la infección por zika y malformaciones. Se han dejado de lado, o minimizado otros factores que pueden desarrollar microcefalia. En primer lugar, las zonas afectadas son de las más pobres de Brasil, con un importante tasa de desnutrición. Por otro lado, no se han encontrado aumento de microcefalia en otras epidemias de zika. Por último, denuncian que desde hace 18 meses en esas zonas, se están realizando fumigaciones masivas contra los mosquitos con un herbicida llamado piriproxifeno. El ministerio realiza estas fumigaciones incluso en el agua que consume la población por lo que este producto está intoxicando a la gente. No está probado el efecto toxico en el embarazo de esta sustancia, pero las autoridades brasileras y la OMS parecen poco dispuestas a investigar a fondo esto. Claro, es más fácil echarle la culpa de las malformaciones a un virus o un mosquito.