martes, 15 de abril de 2014

Carlos Fuentealba sigue enseñando

[Vamos! Nº26]  A 7 años de su asesinato. El asesinato de Fuentealba en abril de 2007 conmovió y estremeció al país. Los docentes de Neuquén no habían comenzado las clases, en reclamo de mejoras salariales. ATEN —la asociación docente de la que Carlos era delegado— estaba al frente de la protesta. La CTERA se resistía a lanzar medidas nacionales de fuerza para unificar los conflictos locales, cómplice de la descentralización educativa y salarial que sigue sosteniendo el gobierno kirchnerista y condenando a pelear por provincia en luchas esforzadas y prolongadas. Entonces, con el objetivo de forzar al entonces gobernador Jorge Sobisch a negociar, aquel 4 abril los docentes desplegaron una serie de cortes en distintos puntos de la provincia. A Fuentealba le tocó el corte de la ruta 22, en Arroyito.



Al llegar al lugar, la policía los desalojó con balas de goma, gases lacrimógenos y un carro hidrante, por orden directa de Sobisch. Carlos estaba en el asiento trasero de un Fiat 147, que se retiraba del lugar, cuando un policía disparó una granada de gas lacrimógeno hacia el auto. El cartucho de la granada atravesó el vidrio del auto, que estaba a escasos 2 metros, e impactó en la nuca de Fuentealba. Sus compañeros inmediatamente lo sacaron del auto para asistirlo. En ese momento, uno de ellos vio la cara del asesino: Darío Poblete, integrante del Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP) de Zapala. Carlos fue operado en el hospital provincial, pero no pudieron salvarlo.

En el 2008 suboficial Poblete fue condenado a reclusión perpetua. Sin embargo, lo han dejado salir varias veces y se lo ha visto paseando por las calles de Neuquén.
Distintas organizaciones sindicales y organismos de derechos humanos, junto a su compañera Sandra Rodriguez, continúan exigiendo por el avance de la Causa Fuentealba II, para que se efectivice el juicio y castigo a los responsables intelectuales y políticos. Con este objetivo, miles se movilizaron el pasado 4 de abril, a pesar de la intensa lluvia, por las calles de la capital neuquina.