martes, 1 de abril de 2014

René Salamanca y la recuperación del SMATA Córdoba en 1972

[Vamos! Nº25]  René Salamanca y el clasisimo antiimperialista. Nota 2.



Luego del Cordobazo, el clasismo había cobrado nuevas fuerzas entre los trabajadores mecánicos de Córdoba. En mayo de 1970 la Toma de Perdriel en defensa de la democracia sindical logró torcerle el brazo al Gobierno, a la empresa y a Elpidio Torres del SMATA. La toma de todas las plantas automotrices en el aniversario del Cordobazo y la Huelga Larga que le siguió, terminó con la traición de Torres, que negoció con las empresas 700 despidos, la mayoría dirigentes clasistas y opositores. Fue un duro golpe, pero también era el acta de defunción del torrismo.
El debate ahora era cómo seguir. La 1º de Mayo afirmaba: “Está el saldo doloroso de los compañeros despedidos: son años de experiencia que nos costará reponer. Pero junto a ello, miles de compañeros han hecho una gran experiencia de combate en la que han aparecido centenares de hechos e ideas clasistas en las que está -claramente- la futura dirección de los mecánicos y del movimiento obrero cordobés”. Así, se propusieron dos objetivos: reorganizar los Cuerpos de Delegados y las Comisiones Internas, recuperándolos de manos del torrismo, e ir conformando un agrupamiento de toda la oposición combativa, peleando por la hegemonía clasista.
Desde mayo se venía desarrollando también la experiencia de recuperación sindical por parte de los trabajadores de las plantas Materfer y Concord de Fiat, que mantuvo el auge de las bases obreras y del clasismo.

La organización del MRS y la experiencia de Sitrac-m
A fines de 1970 se conformó la Coordinadora de Delegados y Activistas. Esta en un principio agrupaba principalmente a tendencias políticas de izquierda, la mayoría de las cuales eran escépticas de avanzar en la recuperación de delegados y el gremio. La situación se revirtió con las primeras elecciones de delegados: en la sección Forja de Santa Isabel ganaba Salamanca derrotando el fraude del Sindicato, se recuperaron delegados en Perdriel y en otras fábricas.
La coordinadora entonces pasó a llamarse Movimiento de Recuperación Sindical (MRS). René Salamanca lo definía de la siguiente manera: “Este organismo se constituye alrededor de tres términos de unidad: antiburocrático, antidictatorial y antipatronal. El MRS no es patrimonio de ninguna agrupación. A su surgimiento contribuyen hombres de diversas tendencias con la idea de no hacer un organismo partidario ni sectorial, sino echar las bases de un movimiento amplio”. La iniciativa de constituir el MRS había partido de los clasistas antiimperislistas de la 1º de Mayo, y participaban también obreros peronistas, del PC, radicales, trotskistas e independientes. El principal debate dentro del MRS era entre los que querían mantenerlo meramente como un frente de tendencias políticas y quienes pugnaban por transformarlo en una herramienta para el conjunto de la masa mecánica y el avance del clasismo. Se acordó una plataforma reivindicativa, se impulsaron acciones de solidaridad con las luchas del Sitrac-m y se puso el centro de los esfuerzos en las elecciones de delegados.
El desprestigio de Elpidio Torres era total, ya no imponía ningún respeto entre los obreros, su agrupación se había disgregado y sus aliados le soltaban la mano. En marzo de 1971 finalmente Torres renuncia a la Secretaría General del SMATA y en su reemplazo queda Mario Bagué. La 1º de Mayo afirmó: “Echamos al padre, pero se quedó el hijo”.
La Dictadura de Levingston se iba deteriorando cada vez más. La designación del oligarca y fascista José Camilo Uriburu como Gobernador de Córdoba fue la gota que rebalsó el vaso. Este había afirmado respecto de Córdoba: “se anida una venenosa serpiente cuya cabeza pido a Dios me depare el honor histórico de cortar de un solo tajo”. Pero el tajo lo recibió él: el 15 de marzo se producía un segundo Cordobazo, conocido como “el Viborazo”. A diferencia de mayo del 69, en esta pueblada tuvieron un protagonismo especial el Sitrac-m y las fuerzas clasistas y revolucionarias. Entre los mecánicos, el MRS había estado a la cabeza de la movilización.
Otra de las consecuencias del Viborazo fue la caída de Levingston y su reemplazo por Alejandro Agustín Lanusse. Con este recambio, se iniciaban los preparativos de salida negociada de la Dictadura y la convocatoria a elecciones. Lanusse impulsó el Gran Acuerdo Nacional (GAN) y abrió negociaciones con el peronismo. Otros sectores, entrando en este juego, impulsaban “La Hora del Pueblo” y el “Encuentro de los Argentinos”.
En ese contexto los obreros de Fiat abrobaron el Programa de Sitrac-m, que se planteaba como las “bases programáticas del movimiento obrero clasista”. Allí, se condenaba “el incesante deterioro de las condiciones de vida y trabajo de las grandes mayorías populares y el proceso de entrega nacional al imperialismo norteamericano, consecuencia inevitable de la concentración monopolista determinada por el desarrollo y organización actual del sistema de producción capitalista”. Y se afirmaba que “sólo los trabajadores, acaudillando a las masas populares oprimidas, se muestran capaces de enfrentar el sistema de entrega, hambre y represión de los monopolios”. Y finalizaba con la consigna “Ni golpe ni elección, revolución”.
En octubre de 1971 el Sitrac y el Sitram fueron intervenidos y disueltos violentamente. La dictadura de Lanusse derrotó y ahogó este proceso, ocupando las fábricas con el Ejército y deteniendo a sus dirigentes. Para esto aprovechó el hecho de que la conducción de los sindicatos se había ido basando cada vez más en un activismo que en el fortalecimiento del Cuerpo de Delegados, desvinculándose del conjunto de los trabajadores.

La Lista Marrón
En las fábricas mecánicas era cada vez mayor la movilización de las bases, desde cada sección, con sus delegados, frente a cada problema. En ese contexto, una reunión del MRS con 70 obreros, 30 de ellos delegados, tomó la decisión de presentarse a las elecciones del Sindicato, constituyendo la Lista Marrón.
El programa de la Lista Marrón se posicionaba contra la Dictadura, la patronal y los jerarcas sindicales, y planteaba una a una las reivindicaciones concretas de cada sección y las conquistas perdidas. Otro de los centros era la democracia sindical, sobre lo que se proponía: “se evitará que los dirigentes se burocraticen y endiosen en sus cargos, y como habrán de trabajar la mayor parte del año, tendrán un contacto directo y permanente con los problemas de la fábrica”. Asimismo, que “la Asamblea General sea el máximo organismo de decisión del gremio, como forma de garantizar el control obrero de los dirigentes” y “que los directivos y delegados sean revocables por Asambleas”.
La lista opositora, dirigida por el clasismo, se lanzó a realizar una campaña electoral de masas, con recolección de firmas, asambleas masivas, reuniones de centenares de activistas y delegados, rifas, bonos, repartiendo hasta 3 volantes por día, consiguiendo un local de funcionamiento y preparándose para enfrentar el fraude. Pero la clave fue que ante cada hecho, como el apoyo al Mendozazo, el rechazo al aumento de la cuota gremial del 1 al 2% o la lucha por sábado inglés, el MRS actuaba como la dirección de hecho de los mecánicos. En una Asamblea del Movimiento se eligieron los candidatos: René Salamanca, de Santa Isabel, y Roque Romero, de Perdriel, ambos de la 1º de Mayo, fueron designados para Secretario General y Secretario Adjunto.
La dirección del SMATA, de la Lista Verde y Celeste, se dedicaba a remarcar la importancia de la “disciplina”, el “verticalismo” y procuraba reforzar su identificación con Perón. Estaban confiados de su triunfo.

René Salamanca Secretario General del SMATA Córdoba
Las elecciones se realizaron entre el 26 y el 28 de abril de 1972. El MRS movilizó cientos de obreros para la fiscalización, el traslado y cuidado de las urnas, así como la seguridad frente a las provocaciones policiales y las patotas sindicales durante el escrutinio, que duró 18 horas. La columna vertebral organizativa del MRS eran los delegados.
El resultado fue de 3.089 votos para la Lista Marrón y 2.804 para la Verde y Celeste. En Santa Isabel la diferencia a favor de Salamanca fue aplastante.
La oposición combativa, antidictatorial, antipatronal y antiburocrática, dirigida por el clasismo antiimperialista, llegaba a la dirección de uno de los sindicatos más importantes de Córdoba, cuyos obreros habían constituido el contingente principal del Cordobazo. Era un fuerte golpe para la Dictadura y el GAN, para las patronales y para los jerarcas sindicales.
Se abría un nuevo momento en el proceso de avance del clasismo antiimperialista en el movimiento obrero argentino.