A 38 años del golpe, uno de los ejes centrales ha pasado a ser el sinceramiento represivo del gobierno nacional. Después de haber aprobado la Ley Antiterrorista, ahora ha ido más allá: propuesta de ley antipiquetes, operativos ostentosos de la Federal y Gendarmería para evitar cortes de ruta, nombramiento de Milani a jefe del Ejército y –para completar– la defensa total del aberrante fallo contra los trabajadores de Las Heras por parte de la presidenta Cristina Kirchner en su discurso del 1º de marzo.
La presidenta no sólo reivindicó la represión a la pueblada de Las Heras en 2006, sino que marcó también sus intenciones de profundizar la represión. Recientemente fueron detenidos también cinco petroleros por otra huelga y hay otros dos con pedido de captura. Porque, ayer y hoy, Cristina Kirchner es garante de las petroleras en su provincia.
Como dijimos en nuestra anterior edición, la presidenta mencionó los golpes que recibió el policía Sayago en aquella pueblada pero evitó mencionar la causa de su muerte: un disparo por la espalda. Omisión para nada inocente, ya que ni la “Justicia” santacruceña ni toda la inteligencia de Estado pudieron mostrar conexión alguna del disparo con alguno de los condenados.
Los hechos
Lo que ocurrió en febrero de 2006 en Las Heras fue la pueblada más grande que recuerde este pueblo de 12 mil habitantes. Más de mil personas se movilizaron para reclamar por la libertad de Mario Navarro, uno de los trabajadores que se venía manifestando contra el impuesto a las ganancias y por el reencuadramiento en el convenio petrolero de los obreros que venían cobrando según el convenio de UOCRA, muy inferior en salario y condiciones. La movilización pacífica fue respondida con gases y balas de goma.
En este contexto es herido el policía Jorge Sayago. Según testimoniaron otros dos policías (y consta en la causa) cae al piso producto de una bala. Sayago muere horas después mientras era trasladado a Comodoro Rivadavia.
Son reveladoras las opiniones del cura de Las Heras, Luis Bicego, sobre que había una orden expresa para que sucediera “algo grande” e intervenga Gendarmería (ver recuadro). No es raro entonces la caza de brujas que se inició ese mismo día y que el juicio haya proseguido sin pruebas y completamente viciado.
Son inocentes
En la causa constan las denuncias de amenazas y torturas contra testigos y acusados: golpizas, amenazas de muerte, hasta la utilización de submarino seco en varias oportunidades (como se denunció con el detenido Darío Catiguale).
Estas denuncias fueron ignoradas por la jueza. En cambio fueron tomadas como “pruebas” las declaraciones de testigos que luego en el juicio oral manifestaron haber sido torturados por la policía para acusar a otros trabajadores (ver fascímil tomado del Informe de CeProDH). Sin tapujos el fiscal en la causa, Ariel Candia, afirmó que: “una bolsa en la cabeza y un par de cachetadas a un testigo no implica decirle lo que tiene que decir ni es tortura.” Estas “pruebas”, en realidad, lo que demuestran es que el juicio es nulo.
Cita de honor
Ante una campaña que va sumando más y más adhesiones, incluso del propio oficialismo, el 1º de marzo Cristina Kirchner quiso marcar la cancha con sus declaraciones contra los trabajadores de Las Heras. Pero sus aseveraciones en realidad fueron autoincriminantes, porque demuestran que sigue manteniendo un estricto seguimiento de las políticas represivas en su provincia.
El gobierno y las petroleras pretenden darle al conjunto del pueblo una condena aleccionadora. Como lo fueron los mártires de Chicago en 1886 o Sacco y Vanzetti en 1927. Por esto hoy, el pedido de absolución de los trabajadores condenados en Las Heras es un reclamo obligado de este 24 de Marzo y de todas las organizaciones populares.
Revelaciones del cura de Las Heras
Luis Bicego, párroco de la localidad de Las Heras desde el 2001, fue entrevistado por el programa radial La Vanguardia respecto de la causa contra los petroleros.
En el momento de los hechos el cura se encontraba en Italia, su país natal. Cuenta: “Cuando llegué a Las Heras esto era una caza de brujas, al mejor estilo de la represión militar que sufrí como estudiante en Buenos Aires. Cuando llegué había más de 70 presos por una muerte y con situaciones de violación a los derechos humanos fundamentales porque torturaban en casas particulares”. Y agregó: “Te agarraban a uno y lo torturaban para que dijera a quien tenía al lado esa noche. Es increíble pero pasó. Y ahora los que lo están pagando son los obreros, los más pobres”.
Sobre si creía que los trabajadores eran los responsables de la muerte del policía Sayago, respondió: “digo que no porque fueron varios los policías que quedaron heridos. Y después de algunos meses esos policías me vinieron a ver para que los acompañara en el reclamo de sus derechos porque, según me dijeron, no los habían indemnizado ni los habían ascendido. Y fue entonces que me contaron que ellos, el grupo de policías, […] recibieron la orden de entrar a Las Heras para controlar el reclamo, pero con la orden expresa que tenía que suceder algo grande para que pudiera intervenir la Gendarmería”.
Por último, describió la situación que se vive actualmente en Las Heras: “La gente siente una gran impotencia y mucha bronca. Por otro lado, desde Sayago hasta ahora hay un montón de casos de obreros que reclamaron por aumento de sueldos o retroactivos o pedían trabajo y los metieron presos. Te podría nombrar más de 100 que estuvieron hasta siete meses presos. Y como son pobres, no pueden pagar un abogado para que los defienda. Esto es criminalizar la protesta. Lo que pasó y pasa en Santa Cruz, los Kirchner lo llevaron luego a nivel país”.