martes, 18 de marzo de 2014

René Salamanca y el clasismo antiimperialista

[Vamos! Nº24]  A 38 años de su secuestro y desaparición. Nota 1.
El mismo día 24 de marzo de 1976 René Salamanca era secuestrado. Uno de los primeros de una larga lista de 30.000 desaparecidos que dejó como saldo la peor dictadura sufrida por la clase obrera y el pueblo argentino. Salamanca había denunciado insistentemente los preparativos golpistas: “En el país se ha ido creando una situación golpista, como en 1955. Eso obliga a definirse con claridad a todo el mundo. Y yo ya estoy definido: yo estoy contra todo golpe de Estado, venga de donde venga”, decía la primera de sus cartas a los obreros mecánicos a fines de 1974.
Obrero mecánico, cordobés, dirigente sindical, clasista, comunista y revolucionario. Todo un símbolo de a qué venían. Todo un símbolo de lo que se llevaron. Todo un símbolo de lo que tiene que resurgir.
Con esta primera nota buscamos aportar a la recuperación del ejemplo de René Salamanca y el proceso de gestación de una corriente clasista antiimperialista en el proletariado cordobés en los años ‘60 y ‘70.

El resurgimiento del clasismo antiimperialista en Córdoba
Los años ‘60 fueron el escenario del desarrollo del clasismo antiimperialista, que tuvo su centro principal en la clase obrera de Córdoba. Al calor del Cordobazo, de la Toma de Perdriel, de la experiencia de Sitrac-Sitram, el clasismo fue creciendo y fortaleciéndose. En 1972, con René Salamanca a la cabeza de la Lista Marrón, lograría la recuperación del SMATA cordobés.
Ya desde el golpe del ‘55, en el marco de la resistencia a las políticas antiobreras y antinacionales, en la clase obrera se había ido produciendo un proceso de reflexión y búsqueda. La “Revolución Argentina” de Onganía en 1966 lo aceleró. En medio del cierre de fábricas, de la intervención de sindicatos y universidades, de la represión, del colaboracionismo de los jerarcas sindicales, las posiciones se fueron radicalizando en el movimiento obrero. En 1968 nacía la CGT de los Argentinos, conducida por Raimundo Ongaro y que en Córdoba tenía como principal referente a Agustín Tosco. La FUA era conducida por la izquierda revolucionaria en la figura de Jorge Rocha(1). Al calor de esto y de los vientos internacionales surgían nuevas organizaciones de izquierda marxista, al tiempo que también en el peronismo se desarrollaba una corriente de izquierda. Muchos obreros buscaban un camino y una línea para enfrentar a la dictadura, a las patronales y a los jerarcas sindicales. Y Córdoba era el epicentro. 
La primera “Agrupación Clasista 1º de Mayo” nació en DINFIA en 1968. DINFIA era una fábrica estatal-militar aeronáutica y mecánica, por la cual Córdoba era considerada el primer centro industrial del interior. Un impulso fundamental para la conformación de esta agrupación lo dio Gody Álvarez, quien tras la ruptura con el PC había viajado a Córdoba con la tarea de construir el CNRR (Comité Nacional de Recuperación Revolucionaria), más tarde PCR. La agrupación rápidamente pasó de 3 miembros a 12 y llegó a dirigir toda la sección de Metalurgia. 
En esos tiempos René Salamanca trabajaba como tornero en una pequeña fábrica metalúrgica y ya tenía activismo sindical en el marco de la UOM. Había participado en la conformación de la Agrupación Felipe Vallese, peronista de izquierda. En el mismo 1968, él y varios miembros de la agrupación se vincularon con Gody Álvarez y deciden sumarse al CNRR. 
Otro de los núcleos claves fue Perdriel. En esta planta matricera de IKA-Renault, desde 1967 se había ido conformando un grupo de activistas opositores a la dictadura, antipatronales e independientes de la conducción del SMATA de Elpidio Torres. Éstos, sobre la base de las asambleas de turno, empezaron a ponerse a la cabeza de las luchas de la planta y a ser electos delegados. A medida que fueron cobrando notoriedad, todas las corrientes políticas se acercaban a Perdriel. Pero fue la 1º de Mayo con la que se vincularon más estrechamente. A través del Cuerpo de Delegados y de las Asambleas Generales, Perdriel extendía su ejemplo hacia las otras plantas mecánicas. 

Lo que desató el Cordobazo
El Cordobazo fue la prueba de fuego. Desde Perdriel, desde DINFIA y en cada lugar de trabajo, todos los miembros y relaciones de la 1º de Mayo jugaron a fondo, organizando asambleas, repartiendo volantes, armando miguelitos y molotovs. Los delegados de Perdriel, siempre junto a los 500 obreros de la planta, empujaron las asambleas generales del SMATA y se prepararon para el paro activo y para enfrentar la represión. Aquel 29 de Mayo una de las columnas salió desde la planta matricera con los delegados de Perdriel a la cabeza. En DINFIA se logró una asamblea que adhirió al paro activo y cientos de obreros con sus motos Puma se encolumnaron hacia el centro. Allí se pudo ver por primera vez un cartel de la 1º de Mayo. 
El Cordobazo marcó un antes y un después para el desarrollo del clasismo. Miles de obreros que habían estado en las calles, en las barricadas, enfrentando a la represión, y que se habían apoderado de la ciudad, querían ir por más. 
En septiembre de 1969 la 1º de Mayo empieza a editar el boletín “El Compañero” para los mecánicos. En menos de 2 años después ya tenía un tiraje de 4.500 ejemplares. 
Entre las fábricas que estaban representadas en el SMATA, la más grande e importante era Santa Isabel, de IKA-Renault. Allí tenía el ojo puesto la 1º de Mayo. En noviembre de 1969, Salamanca hace la prueba para entrar y logra el ingreso a la sección de matricería de Forja, una sección especialmente conflictiva a causa de los problemas de insalubridad. Ahí comienza entonces su trabajo minucioso y paciente, que menos de 3 años después lo llevaría a dirigir el SMATA. 
El 12 de mayo de 1970 se desata la toma de Perdriel contra el traslado de 3 obreros. La empresa, en acuerdo con el sindicato, tenía la costumbre de cambiar de planta a los obreros que se perfilaban como delegados opositores al torrismo. Pero esta vez los 500 obreros resuelven rechazar los traslados, toman la planta, la rodean de tanques de nafta y retienen a 30 directivos de la empresa como rehenes. Después de 3 días, ganan la solidaridad del movimiento obrero de Córdoba y obligan a la empresa y al gobierno a retroceder en los despidos. El torrismo empezaba a mostrar su verdadera cara, al tiempo que la oposición clasista se fortalecía cada vez más. 
La siguiente carta la jugó Torres unos días después, llamando a la toma de todas las plantas automotrices en el aniversario del Cordobazo. La primera planta en ser desalojada violentamente por la Policía fue precisamente Perdriel, deteniendo a sus dirigentes. En las demás plantas se levantaron las tomas y se fue a una huelga que duró 30 días. Torres logró hacerse con el control de las negociaciones y finalmente la huelga se levantó con un saldo de 700 despedidos, en su mayoría opositores al torrismo. Era un duro golpe para el clasismo en el SMATA. Pero fue la última maniobra de Torres, que quedó totalmente desprestigiado y unos meses después tuvo que renunciar a la secretaría general del Gremio.  
El mismo 15 de mayo en que terminó la toma de Perdriel, había sido tomada la planta de Fiat Concord, luego imitados en Materfer. Allí se estaba desarrollando un proceso de recuperación de estos sindicatos de planta, el Sitrac y el Sitram, que daría inicio a la experiencia del clasismo en Fiat, con peso de distintas corrientes de izquierda, en particular del PRT y Vanguardia Comunista. Durante casi 2 años los obreros de Sitrac-Sitram desarrollarían un proceso de democracia sindical y gran combatividad, protagonizando el Vivorazo o Segundo Cordobazo en marzo de 1971. Unos meses después fueron intervenidos y disueltos violentamente.(2) 

Hacia la recuperación del SMATA
En las fábricas mecánicas, luego de la derrota de la huelga larga en el SMATA, se entró en una nueva etapa. A pesar del golpe recibido los clasistas antiimperialistas se propusieron como objetivo recuperar los delegados e ir conformando un agrupamiento de todos los opositores al torrismo. 
A fines de 1970 se realizan las elecciones en la sección Forja de Santa Isabel y se presenta Salamanca contra el candidato torrista Campellone. El escrutinio del sindicato da como ganador a Campellone; pero los obreros advierten el escandaloso fraude y juntan las firmas de los que habían votado por Salamanca: eran el 70% de la sección. Se realizan de nuevo las elecciones y ahora el resultado es contundente. Pero por no tener la antigüedad suficiente no lo dejan asumir y queda el subdelegado, también clasista. Al año siguiente finalmente Salamanca es electo. 
El otro centro de los esfuerzos del clasismo en el SMATA fue la conformación de la Coordinadora de Delegados y Activistas, más tarde renombrada Movimiento de Recuperación Sindical. Ese frente único sería el que conformaría la Lista Marrón que llegaría al triunfo en abril de 1972. 

Una corriente nacional clasista y antiimperialista
El 12 de diciembre de 1970 el clasismo antiimperialista lograba un paso fundamental. En Córdoba, con la presencia de delegaciones de esa provincia, Buenos Aires, Rosario, Tucumán, Mendoza, San Juan, La Plata, Santa Fe y Corrientes, se conformaba la Coordinadora Nacional de Agrupaciones Clasistas 1º de Mayo. En su Declaración de Principios planteaban la lucha contra la dictadura, contra los enemigos de clase y reivindicaba la misión histórica del proletariado de liberar a la humanidad de la explotación del hombre por el hombre. Sostenía la necesidad de que el proletariado juegue el papel dirigente de las clases y capas aliadas para la revolución de liberación en la Argentina. Y en particular remarcaban el rol de los jerarcas sindicales al servicio del régimen, los monopolios y las clases dominantes, y la tarea de construir desde abajo la organización independiente de los obreros, con poderosas agrupaciones clasistas y revolucionarias. 
En muy poco tiempo, el clasismo antiimperialista ya era una corriente nacional con un importante peso en el movimiento obrero. Desde abajo, al calor de las luchas obreras, paso a paso esta corriente fue creciendo y constituyéndose en una herramienta de organización y lucha de la clase obrera.


(1) Jorge Rocha fue miembro de la FJC. Luego fue uno de los que encabezó la ruptura en 1968 que derivó en la conformación del PCR, del cuál fue su secretario de organización hasta su muerte en 2008. Breve biografía en: crdelcomunismorevolucionario.blogspot.com.ar
(2) La dictadura de Lanusse derrotó y ahogó este proceso, ocupando las fábricas con el Ejército y deteniendo a sus dirigentes. Para esto aprovechó el hecho de que la conducción de los sindicatos se había ido basando cada vez más en un activismo que en el fortalecimiento del Cuerpo de Delegados, desvinculándose del conjunto de los trabajadores.