A fuerza de convicción se sostiene el asentamiento en Lugano en la Capital Federal. Cansados de la mentira, enfrentaron las amenazas y las maniobras de los gobiernos. Y fueron rodeados por la solidaridad popular y por el apoyo de profesionales que ponen sus conocimientos al servicio de la lucha por vivienda digna. Hablamos con Beatriz Pedro, profesora de la carrera de Arquitectura y titular del Taller Libre de Proyecto Social de la FADU-UBA.
¿Cómo se involucraron en el asentamiento?
Estábamos dando un seminario-taller de urbanismo y vivienda social con los Arqs. Fermín Estrella y Mauricio Contreras, cuando se produjo el asentamiento y el intento de desalojo. Vimos la firmeza de las familias y de todos los que resistieron y dijimos “ahí tenemos que estar”. Habíamos quedado muy doloridos por la forma en que atacaron, engañaron y judicializaron a la gente en el parque Indoamericano, y quisimos aportar nuestros conocimientos y disposición para que esta vez tuviera otra salida.
Les hicimos llegar que íbamos a trabajar sobre el tema en el seminario, para aportar un proyecto urbanístico que tomara las necesidades habitacionales de las familias de la Villa 20 y las nuevas familias y nos pidieron que fuéramos.
¿Cómo los recibió el barrio?
Era la segunda semana, los helicópteros de la policía sobrevolaban y los rodeaban los móviles. Nos recibieron en una asamblea en la carpa donde funciona el comedor. Fue muy grande la emoción. Nosotros decimos encuentro de necesidades: las del pueblo y las nuestras como profesionales, docentes y estudiantes. Eso se produjo. Escuchamos lo que proponían y necesitaban y les contamos como vemos la emergencia habitacional en la Argentina y que tenemos que hacer posible vivienda, barrio, ciudad y territorio para las necesidades populares y nacionales. Y acordamos que había que lograr hacer un barrio y no una villa.
¿Cuál es la realidad que encontraron?
Encontramos necesidades de vivienda de cientos de familias, la gran mayoría muy jóvenes, con niños y embarazadas. Están en carpas y casillas en una parte del predio, un 40%, ya que el 60% restante ha sido amurallado. Trabajadores informales, choferes, obreros de la construcción, enfermeros y amas de casa. Estaban viviendo en condiciones de hacinamiento e insalubridad con alquileres inaccesibles.
Y encontramos legitimidad del reclamo, ya que durante nueve años el Estado ha incumplido la Ley 1770 /05, que fue votada por unanimidad en la Legislatura y afectó el predio con destino a la urbanización de la Villa 20 y a la atención de las nuevas familias emergentes.
Se legisló que sería urbanizado con diseño participativo, como establece la constitución de la Ciudad, consultando a los afectados sobre urbanización, tipologías y formas de gestión de la construcción. Durante estos nueve años, en lugar de ponerse a trabajar para cumplir la urbanización, se permitió que el predio se usara como cementerio de autos de la Policía Federal, que además incumplía las normas de almacenamiento de éstos. Éste se constituyó en un foco de enfermedad para la zona, foco de dengue por el agua acumulada en las carcasas, animales muertos y basura; y riesgos de contaminación del suelo y las napas freáticas que ocasionan las baterías de los coches. Muchos fueron los reclamos de los habitantes de la Villa 20, los médicos de los CESAC de la zona y los vecinos de las comunas. El Gobierno nacional en el año 2010 comenzó a retirar los coches y hoy se encuentra desocupado en un 90%.
¿Cómo se confeccionó el proyecto?
En el asentamiento han conformado un cuerpo de delegados de 21 personas que, con unidad, firmeza y claridad, ha conducido durante estas semanas la lucha por garantizar que con el cumplimiento de la Ley 1770 /05 se aporte a resolver la grave emergencia habitacional en la que están. Entonces plantearon una propuesta de urbanización con remediación y por etapas. Todo esto en un complejo mar de intereses de todo tipo, demonizaciones, amenazas represivas, discriminación y falta de respeto.
Nosotros le dimos forma a la propuesta: un barrio con una calle con boulevard como eje con equipamientos comunitarios, y calles vehiculares que se relacionen con las calles de la villa y pasajes peatonales. Edificios bajos sin ascensores, con departamentos de 2 y 3 dormitorios, con espacios verdes compartidos y controlados cada dos edificios; terrazas verdes y con espacios de trabajo y guardado; que permitieran consorcios chicos. Y que se construya con el trabajo de la gente y con financiamiento accesible. Y se sumó un equipo de biólogos que tomaron muestras de la tierra y están aportando un análisis independiente para pensar la remediación.
¿Cómo les ha servido?
A las familias, como herramienta para debatir con el gobierno, los jueces, etc. y poder demostrar la legitimidad de la causa, de la necesidad y las intenciones. También les sirve para ver cómo organizarse para ir haciendo desde ahora realidad la posibilidad del barrio, ya que plantea otro camino para resolver estas situaciones. Muchos los quieren empujar a construir una villa, y así mantener a miles en condiciones de emergencia.
Y en nuestra facultad sirvió para plantear otra perspectiva al estudio y al futuro trabajo. Desde el TLPS vamos construyendo un enfoque social del proyecto y esto es un buen ejemplo, ya que da alternativas al urbanismo inmobiliario que se plantea hoy para la Comuna 8, vendiendo tierra pública para hacer edificios para la villa olímpica, ignorando las necesidades de sus habitantes y buscando reemplazarlos por otros.
¿Cuáles son las causas de la emergencia habitacional?
Hay emergencia habitacional y ambiental en el área metropolitana, 500.000 viviendo muy mal. Y se ha desarrollado un proceso de urbanización inmobiliaria salvaje que las ha hecho cada vez más vulnerables, inundables, con cortes de luz, estallidos de la red de gas, etc. Proceso que va expulsando a los vecinos a las zonas menos valorizadas. En el conurbano hay 36.000 hectáreas de countrys: más tierras para menos gente. Y es muy fuerte la migración del campo por el avance del monocultivo de la soja, que va desertificando el campo. Así crecen las villas, los asentamientos y hay hasta cinco familias viviendo en los loteos populares. Se densifica la precariedad y la pobreza. Mientras tanto, hay 340.000 viviendas vacías en la CABA, que fueron construidas como inversión. Se requiere comprender estos procesos y avanzar en soluciones de fondo.
El TLPS
El Taller Libre
de Proyecto Social (TLPS) es una cátedra libre surgida en el año 2002 en la Facultad de Arquitectura,
Diseño y Urbanismo de la
UBA. Trabaja con el objetivo de llegar con la arquitectura y
el diseño trabajando conjuntamente con los sectores populares abordando
problemáticas habitacionales, comunicacionales, de producción, memoria e
identidad. Ha trabajado con las organizaciones de villas, asentamientos y
barrios, desocupados, fábricas recuperadas, asambleas ambientales, cooperativas
y microemprendedores. Impulsa el enfoque social del diseño y la arquitectura y
elabora proyectos alternativos a los del urbanismo inmobiliario y el uso
mercantil del diseño. Fue reconocida por la FADU en el año 2006. Ver: www.tlps.com