[Vamos! Nº28] Despidos, suspensiones y lucha. Los primeros días de abril, 70 compañeros de la fábrica Gestamp se sumaban a las filas de los tantos suspendidos en la industria automotriz.
La empresa hizo recaer el peso de la crisis por la baja venta de Volkswagen sobre los trabajadores que tenían licencia médica y sobre los activistas de la planta. Ante esta situación, después de un mes de incertidumbre, las suspensiones se renovaron. De este modo quedó claro que las suspensiones sirven como despido encubierto.
Impulsado por los delegados combativos, los trabajadores a través de asambleas en la planta lograron imponer un paro de la producción. Siempre teniendo en contra a los delegados que responden a los jerarcas sindicales del SMATA, metiendo miedo por todos los sectores. A esto se le sumaron cortes en la Panamericana, Callao y Corrientes, marcha al centro de Escobar y el actual acampe de los despedidos en la puerta de la planta, lo que ayuda a la vinculación con los trabajadores que todavía están adentro.
La “Santísima Trinidad” (empresa, sindicato y gobierno) pacta, por un lado, la militarización de la fábrica (permitiendo la entrada de la policía en el predio de la empresa) y, por otro lado, los aprietes continuos a aquellos trabajadores que se acercan a los delegados combativos. Aún así el apoyo recibido es cada vez mayor. Comisiones internas, agrupaciones, partidos políticos, centros de estudiantes, etc. se movilizan cada día hacia la puerta.
Este conflicto se suma a los aproximadamente 12.000 suspendidos en todo el país. Fiat, Volkswagen, Peugeot-Citröen, Kromberg & Schubert, General Motors, Iveco y muchas más son las fábricas que vienen tomando estas medidas. Mientras las empresas argumentan que están bajando la producción, el gobierno plantea que la baja de las exportaciones a Brasil es el principal factor de esta crisis. Pero no dice nada de las ganancias extraordinarias que estas empresas imperialistas realizaron estos diez años.
Por eso ahora debe garantizarse el puesto de trabajo a todos y cada uno de los obreros sin despidos, suspensiones ni pérdida de salario. En nuestro país las automotrices pudieron hacer espectaculares negocios también gracias al gobierno de los Kirchner, que les permitió una producción con una escasa integración nacional (inferior al 30%) y les garantizó exenciones impositivas, bajos salarios y sacar todas sus ganancias en dólares sin problemas. ¡Y ahora dicen que les damos perdidas! Ahora, ¡que las empresas ganen menos!