[Vamos! Nº27] Represión con sello K en Santa Cruz. Por reclamar condiciones laborales y denunciar un despido.
El 23 de febrero fueron detenidos Martín “Cuellito” Oñate y Néstor Vivares, miembros de la Comisión Directiva del Sindicato Petrolero de Santa Cruz, y el delegado de la empresa BACSSA, Jorge “Chiru” Armoa, junto a los obreros Franco Cisterna y Lucas Soria, de la misma empresa. Luego la jueza subrogante Julieta Ormaechea dictó el procesamiento, con prisión preventiva, acusándolos de coacción agravada y entorpecimiento de la producción. “Las tres denuncias son falsas. Nosotros hicimos una retención de servicio, más que nada fue una vigilia al costado de la empresa. El portón siempre estuvo abierto, nunca se le impidió el paso a nadie”, cuenta “Cuellito” Oñate, primer vocal de la Directiva del gremio.
Los trabajadores de BACSSA venían reclamando el plus por desarraigo para cuatro trabajadores oriundos de Río Gallegos que estaban trabajando en Las Heras (a aproximadamente 800 km de distancia) y dos de Pico Truncado. Y también por el despido injustificado de Víctor “Picante” Oñate, hermano de “Cuellito”, que volvía a trabajar en el sector luego de haber estado 11 meses detenido por haber participado en la lucha petrolera de 2011 que terminó echando a los jerarcas traidores que dirigían el sindicato. Víctor “estuvo cuatro días trabajando y lo echaron sin causa. Se hicieron las presentaciones correspondientes en el Ministerio de Trabajo pero nunca se dictó una conciliación obligatoria. Y después de cuatro días de retención de servicios, la empresa nos hace la denuncia”, afirma Martín Oñate.
Tras estar presos un mes y ocho días, Franco Cisterna y Lucas Soria fueron liberados. Pero Armoa y Vivares permanecen detenidos en la alcaidía de Caleta Olivia y “Cuellito” Oñate en la Penitenciaría de Máxima Seguridad de Pico Truncado. El pasado 30 de abril la Comisión de trabajadores condenados, familiares y amigos de Las Heras difundió un comunicado en el que denunciaba que “en el día de ayer los petroleros presos en Caleta Olivia, Armoa y Vivares, fueron sacados por la fuerza de sus lugares de detención, siendo ferozmente torturados. Personal penitenciario y del GEOP (Grupo Especial de Operaciones Policiales) los golpearon, esposaron apretándoles fuertemente las muñecas, les taparon las cabezas con toallas y los dejaron en el patio durante más de tres horas sentados con las manos hacia atrás, junto al resto de los detenidos de ese pabellón”. Una delegación del Comité por la Absolución de los Petroleros viajó a Las Heras para visitar a los compañeros presos y exigir su inmediata libertad.