martes, 18 de noviembre de 2014

ARSAT-1 y después

[Vamos! Nº 41]  Sobre la política nacional de Ciencia y Técnica - Nota 1 de 2. La construcción del ARSAT-1 por Invap S.E. echa por tierra el argumento de la inevitabilidad de la dependencia tecnológica.




El lanzamiento y puesta en órbita del satélite de telecomunicaciones geoestacionario ARSAT-1 el mes pasado es una buena noticia que ubica a la Argentina en el grupo de los ocho países del mundo, y el primero en Latinoamérica, en contar con esta tecnología luego de EEUU, Rusia, China, Japón, Israel, India y la Unión Europea. Si bien no es 100% argentino ya que muchos de sus componentes no los son (su sistema de comunicaciones es francés, su sistema de propulsión es alemán y fue lanzado por una empresa francesa), es un desarrollo tecnológico de avanzada que le permite a la Argentina no depender de alquilar un satélite de telecomunicaciones a otro país.

Otra buena noticia es que el lanzamiento del ARSAT-1 echa por tierra el argumento de la inevitabilidad de la dependencia tecnológica, argumento que el mismo gobierno utilizó para cerrar el acuerdo YPF-Chevron porque este monopolio sería el único que poseería la tecnología necesaria para la explotación no convencional de hidrocarburos. Es posible dejar de depender de la tecnología de los monopolios imperialistas.

Sin embargo, hay quienes sólo ven “gastos desmesurados” y desprecian la importancia de este avance. Algo parecido había sucedido a principios de año cuando denunciaron como un fracaso el lanzamiento del primer vehículo experimental para el desarrollo del cohete Tronador II, denunciando el hecho como una muestra de despilfarro en estos proyectos “innecesarios”. Pero la verdad es que, en los desarrollos de Ciencia y Tecnología (CyT), los proyectos necesariamente se concretan mediante procesos en la práctica, de prueba y error, en combinación con los desarrollos teóricos. Con este tipo de ataques, estos sectores desprecian la importancia tecnológica de los logros argentinos en materia de CyT, y el trabajo de muchos profesionales, técnicos y otros trabajadores del área que aportaron su conocimiento y esfuerzo.

Un interrogante que queda planteado es: ¿El ARSAT-1 es una muestra de un desarrollo científico tecnológico integral del país, parte de un proyecto nacional e independiente en el camino de romper la dependencia? En esta nota, intentamos aportar algunos datos y opiniones para este debate.

La política oficial en CyT

En los últimos años, el gobierno ha definido áreas estratégicas de desarrollo. Dentro de la órbita del Ministerio de CyT se encuentran las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), biotecnología y nanotecnología. Dentro del Ministerio de Planificación se encuentran el área nuclear, aeroespacial y satelital. En el área nuclear el gobierno ha relanzado o puesto en marcha proyectos como la concreción de la central Atucha II y el reactor modular CAREM. En el área satelital: el SAC-D, el SAOCOM y el ARSAT-1 y 2. Y el proyecto Tronador II en el área aeroespacial.

Al mismo tiempo, conviven con esta realidad otras áreas tanto o más importantes que están relegadas en la asignación presupuestaria y de recursos. Ejemplos son la producción pública de medicamentos (ley aprobada en el Congreso pero nunca implementada y que permitiría al Estado encarar la producción de medicamentos de forma independiente a laboratorios monopólicos), las investigaciones en áreas de ecología (como los efectos del latifundio, la expansión de la frontera agrícola y los agrotóxicos, los efectos de la minería a cielo abierto o de la explotación del shale-oil y shale-gas), entre otros. Esto también se ve reflejado en las pobres asignaciones de subsidios, y en la difícil situación que enfrentan los jóvenes profesionales de estas áreas en el ingreso a la Carrera de Investigador Científico Tecnológico en el CONICET y otros organismos de CyT como las Universidades Nacionales. Otras áreas relegadas son las relacionadas con el desarrollo industrial en su conjunto, como el INTI, o el claro ejemplo del sector industrial ferroviario, donde el gobierno optó por comprar los vagones y locomotoras a China, en lugar de diseñarlos y fabricarlos en el país. ¿Por qué se privilegia algunas áreas sobre el resto? ¿Por qué esas áreas y no las demás?

Una primera idea puede encontrarse en las declaraciones del propio Ministro de CyT, Lino Barañao: “A partir de 2003 comenzamos a fortalecer la tecnología de punta con una visión tendiente a aplicarla al desarrollo de algunos sectores que tenían nichos de oportunidad [en sectores del mercado internacional]”. Algo similar ocurre desde la perspectiva del gerente general de INVAP, Héctor Otheguy: “Una vez que esté volando este satélite [ARSAT-1], que sea exitoso como esperamos, están las credenciales para poder encarar en forma más efectiva toda la parte de exportación”. También se encuentra esta idea en el desarrollo del reactor nuclear CAREM, un reactor modular de pequeña y media potencia en la que todavía no se encuentran desarrollos comerciales a nivel mundial. Esto apunta a una política que no estaría centrada en un desarrollo en CyT integral, que aporte a romper la dependencia de nuestro país, sino a ocupar determinados “nichos” que no están ocupados plenamente en el mercado internacional. Por supuesto, aprovechando la capacidad y apoyándose en áreas y organismos que tienen antecedentes de larga data de desarrollo en nuestro país como el aeroespacial o el nuclear.

En este sentido, resulta esperable que las áreas de desarrollo que entran en directa contradicción con la estructura dependiente de nuestro país no sean apoyadas. Por ejemplo, como sucede con el estudio de los efectos de los agrotóxicos. También puede verse directamente en el caso de los intereses de algunos imperialismos, como sería en el desarrollo de los ferrocarriles en la Argentina y la compra de vagones y locomotoras a China.

Hay que tener en cuenta que en el área de los desarrollos tecnológicos que sí se impulsan se expresa también el carácter dependiente de nuestro país y la lucha de distintos imperialismos. Así, por ejemplo, se puede entender el reciente acuerdo con China para la provisión de distintos elementos y financiamiento para la cuarta central nuclear, y la puja existente para el desarrollo de la quinta central nuclear, entre los que se encuentra Rusia.

Otro ejemplo es la fuente de financiamiento del Ministerio de CyT. El 50% de su presupuesto es financiamiento extranjero, como préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y otros. Cuestión importante en relación a la deuda externa y los condicionamientos y presiones que esto genera como ocurre actualmente con los fondos buitres. Justamente, cuando comenzó la disputa con los fondos buitres, la prestigiosa revista científica Nature hizo trascender una nota sobre cómo afectaría esta disputa al financiamiento de CyT en la Argentina.

Otra cuestión es que bajo estas condiciones –y con la política de ocupar determinados “nichos”– se desprenden muchas de las condiciones actuales de precarización de los trabajadores en el área de CyT. Lograr ocupar un “nicho” para competir en el mercado internacional requiere muchas veces mantener bajos costos, altos ritmos de producción y alta flexibilidad que se exige a los trabajadores, atentando muchas veces contra un desarrollo a largo plazo.

También es importante analizar que el camino por el cual el gobierno impulsa estos desarrollos es en su mayoría creando o fortaleciendo Sociedades Anónimas (como ARSAT). ¿Por qué no utilizar y fortalecer los organismos de CyT? ¿O crear Sociedades del Estado que impiden en su forma societaria la participación de privados? Es importante destacar que los períodos de mayor desarrollo de la industria en la Argentina –que incluyeron las áreas de siderurgia con la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA) encabezada por Savio, la de hidrocarburos con Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) por Mosconi, y la nuclear con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)– no avanzaron por este camino. En el próximo número abordaremos particularmente este aspecto de la política del gobierno.

Un desarrollo autónomo, integral y sostenido para romper la dependencia

Entonces, el desarrollo dirigido a ocupar “nichos” y oportunidades de negocios en el mercado internacional ¿avanza en el camino de un desarrollo autónomo, integral, sostenido para romper la dependencia? Retomemos la noticia del lanzamiento del ARSAT-1, que coloca a la Argentina como el 8° país del mundo en tener esta tecnología. Y, mirándolo un poco en perspectiva, es importante recordar que la Argentina también fue el 5° país del mundo en contar con un avión a propulsión en el ‘49, el 1° país latinoamericano en contar con un reactor nuclear de investigación en el ‘58, y el 4° del mundo en mandar un cohete con un ser vivo al espacio y que volviera con vida en el ‘69. Muchos de estos hitos, y otros, desarrollados en distintos momentos políticos de la Argentina fueron truncados y/o desmantelados por distintos procesos, golpes y gobiernos. ¿En qué quedaron muchos de estos desarrollos?

En la medida que estos desarrollos estratégicos, de alta tecnología, no se integran en un desarrollo integral nacional para romper la dependencia, en el camino de la liberación nacional y social, inevitablemente sucede que se truncan, paralizan o retroceden, en función del momento político. Pueden haber desarrollos y avances coyunturales, pero para realmente lograr la independencia tecnológica, la política de CyT necesita planificar un desarrollo integral en función de las necesidades nacionales y populares, como parte de la liberación nacional y social. Cuestión que para este gobierno no parece ser un “nicho” o una oportunidad de negocios.

Argentina fue el 4º país del mundo en mandar un cohete con un ser vivo al espacio y que volviera con vida: el mono Juan en 1969.