Tras siete días de paro y marchas, el Ministerio de Trabajo dictó una conciliación obligatoria. La masividad de las medidas logró reincorporar a dos de los doce despedidos, aunque hay incertidumbre sobre el futuro de los restantes.
Silvio Acosta, integrante de la Comisión Interna y Secretario General de la CTA-Autónoma villense, planteó que “nuestra posición sigue siendo la misma: todos adentro”. Entre los obreros ya está planteado seguir la lucha por todas las reincorporaciones si esto no ocurre.
Paralelamente, se produjo un nuevo “accidente” al explotar un horno, con el saldo de dos operarios con quemaduras leves. Este hecho demostró que los obreros tienen razón en su reclamo contra la flexibilización de las condiciones de trabajo. En el trasfondo del conflicto están las dificultades con la comercialización del acero. Además, el monopolio se anticipa a la posible caída de la venta del hierro.