La justicia norteamericana, a través de un jurado investigador, resolvió no presentar cargos contra el policía de raza blanca Darren Wilson, quien mató a tiros al joven afroestadunidense Michael Brown el pasado 9 de agosto. Conocida esta resolución, estallaron las protestas en Ferguson, Misuri y en mas de 170 ciudades estadounidenses.
Wilson disparó al menos seis veces contra el joven Michael Brown, quien estaba desarmado. La muerte del joven desató masivas protestas en Ferguson, suburbio de San Luis, reclamando una investigación judicial amplia y castigo por el asesinato. El policía alegó defensa propia.
Ahora, el fiscal admitió que “no hay ninguna duda de que Wilson causó la muerte de Brown”, pero aseguró que las pruebas no eran suficientes para procesar al policía. El jurado fue integrado por nueve personas blancas y tres negras. Además, los padres de Brown cuestionaron la imparcialidad del fiscal McCulloch, denunciaron que su padre, madre, hermano, tío y primo trabajaron para el Departamento de Policía de San Luis, y que su padre murió en 1964 en un episodio que involucraba a un “sospechoso” negro. Luego del dictamen, el policía Wilson aseguró que tiene la conciencia tranquila y que volvería a actuar igual.
Durante las noches del lunes y martes, cientos de miles se movilizaron en más de 170 ciudades de Estados Unidos indignados por el fallo del gran jurado. Hubo manifestaciones en Nueva York, Los Ángeles, Filadelfia, Chicago, Oakland, Cleveland y Newark. En Nueva York, cientos marcharon la noche de este martes y hubo varios detenidos por bloquear el tránsito en Times Square y el túnel Lincoln que une a Manhattan con Nueva Jersey. Al menos 40 personas fueron detenidas en San Francisco tras bloquear la mayor carretera de la ciudad. Otras 150 personas fueron detenidas en Los Ángeles y 58 en Misuri.
En Fergusson la noche del lunes, luego del veredicto, manifestantes quemaron 12 edificios, e incendiaron patrullas policiales y automóviles. La policía reprimió violentamente a los manifestantes y lanzó gases lacrimógenos. También se escucharon disparos de arma de fuego.
Obama pidió calma y comprensión, “Somos una nación construida bajo el estado de derecho, así que necesitamos aceptar que esta decisión le correspondía al jurado de instrucción”, afirmó.
En una carta abierta manifestantes y personalidades replicaron desde Ferguson: “Durante 108 días, nos han aconsejado que dejemos que “el sistema funcione”, esperar y ver cuáles serían los resultados. Ya están los resultados. Y todavía no tenemos justicia. Esta lucha por la dignidad de nuestra gente, por la importancia de nuestras vidas, por la protección de nuestros niños y niñas, es una lucha que no comenzó con el asesinato de Brown y no terminará con este anuncio. El “sistema” en el que nos han dicho que nos apoyemos nos ha mantenido en los márgenes de la sociedad. Este sistema nos ha alojado en sus peores casas, ha educado a nuestros hijos e hijas en las peores escuelas, ha encerrado a nuestros hombres a niveles desproporcionados y ha avergonzado a nuestras mujeres por recibir el apoyo que necesitan para ser nuestras madres. Este sistema en el que nos han aconsejado creer nos ha decepcionado consistente, inequívoca y descaradamente, nos ha expulsado una y otra vez. Un sistema que resguarda a algunos y desatiende a otros. Un sistema que protege los derechos de algunos y no protege los derechos de todos. Y hasta que este sistema sea desmantelado, hasta que el status quo que nos considera de menor valor que otros ya no sea aceptable o rentable, vamos a pelear. Vamos a luchar. Vamos a protestar(…) Seguimos de pie para avanzar. Marchamos con un propósito. El trabajo continúa. Este no es un momento, es un movimiento. El movimiento vive.”
La rebelión de Ferguson hecha por tierra la imagen de un Estados Unidos “post-racial” apuntalada en la llegada de Obama como primer presidente negro. En cambio muestra la persistencia de la opresión racial, así como de la continuidad de la lucha en su contra, desde las revueltas de esclavos a los movimientos iniciados en la década del ‘60.
“No procesan, nosotros pelearemos”, fue una de las consignas más escuchadas de costa a costa de los Estados Unidos.