[Vamos! Nº 43]
En el caso particular del satélite ARSAT-1, el encargado del diseño, desarrollo y construcción fue INVAP (Investigaciones Aplicadas S.E.), una empresa Sociedad del Estado creada hace casi 40 años aprovechando la capacidad y capital intelectual de la CNEA y que logró sobrevivir a las privatizaciones en los 90’s gracias a los desarrollos en tecnología nuclear y la construcción y exportación de reactores nucleares de experimentación a varios países.
ARSAT en cambio es una S.A.. Es la operadora del satélite ARSAT-1 y quien tiene los derechos exclusivos para operar y comercializar las comunicaciones satelitales que cubren el territorio y parte de Latinoamérica desde las órbitas geoestacionarias correspondientes a la Argentina. Entre otras cosas provee el servicio de televisión digital, internet y telefonía móvil. Actualmente el 98% de las acciones de ARSAT están en manos del Ministerio de Planificación y el otro 2% en el Ministerio de Economía.
Las empresas privadas S.A. como ARSAT, a diferencia de las S.E. como INVAP, no sólo permiten la participación de privados sino que también es posible el control mayoritario de las acciones por empresas privadas por simple decisión de su directorio y sin necesidad de pasar por una ley del Congreso. Precisamente, en relación a esta situación y el lanzamiento del ARSAT-1, Sergio Massa propuso “transformar esa empresa en una compañía (…) con participación de pequeños y medianos operadores de la televisión por cable” y “hacer una integración del sector público y el sector privado”. Difícil no imaginar su interés en que el grupo Clarín pueda tener incidencia en este rentable negocio de las telecomunicaciones. El hecho que ARSAT sea una S.A. permite esto fácilmente, con Clarín y también con otros operadores más afines al gobierno como Telefónica, quien está siendo particularmente beneficiada por el gobierno con el nuevo proyecto sobre telecomunicaciones presentado hace unas semanas en el Congreso..