Desde hace varios meses Amanda está parando en un monoambiente en La Boca, frente al hospital Argerich. Cuida a su sobrino Tino, recientemente operado del corazón, que recibió en el hospital Argerich la atención negada en su Formosa natal. El día anterior a la entrevista Amanda había participado de la marcha por el Día contra la Violencia hacia las Mujeres. Dos días antes se había realizado un corte de ruta en Formosa, al cumplirse un nuevo año desde la represión en la que fue asesinado Roberto López en 2010. Se lamentaba de no haber podido estar allí.
Amanda Asijak es parte de la comunidad qom Potae Napocna Navogoh (ex La Primavera) y esposa Félix Díaz, referente de esa comunidad. En el monoambiente también duermen su hija, la esposa de su sobrino y su bebé. Allí nos recibieron y conversamos.
–¿Qué te pareció la marcha por el Día contra la Violencia hacia las Mujeres?
–Ayer escuche a las mujeres hablando, levantando la voz a todas las mujeres y sentí la fuerza de poder seguir. Porque si no luchamos juntas no podemos lograr lo que queremos, tenemos que luchar juntas como mujeres. Siempre digo que tenemos que seguir adelante en la lucha como mujeres, para mí es muy importante conocer el derecho de las mujeres, para avanzar.
Veo a Norita y me siento muy orgullosa de poder abrazarnos con ella, porque ella siempre nos acompañó cuando estuvimos acá. Ella es una mujer muy especial para mí. Porque siempre hay mujeres que levantan la voz, pero cuando le dan algo ya no tienen la voz para levantar.
Antes, cuando recién comenzó mi lucha, no sabía que las mujeres tenían derecho. Nunca conocí el derecho de las mujeres, como ama de casa, plantar verdura, mi marido viajaba, yo no sabía que tenía ese derecho de hablar y contar todo. Gracias a la lucha que ellos me enseñaron de poder luchar, defenderme, conocer los demás hermanos, las demás mujeres. En Tucumán [en el Encuentro Nacional de Mujeres] me enseñaron bastante, de poder hablar de todo lo que nos pasa como mujeres.
–Vinieron a Buenos Aires para poder atender a tu sobrino. ¿Cómo es la atención médica a los originarios allá en Formosa?
–En Formosa que los doctores son malos, digo bien, son malos. Los médicos de las zonas cercanas a nosotros, del Centro Comunitario, no nos atienden bien. Siempre ellos cuando ven a los indios se ríen. En la ciudad de Formosa está el hospital de alta complejidad. Pero nunca llegan nuestros hermanos, sólo cuando están muy graves. Pero llegan ahí y se mueren. Al igual que mi tío Elías Jara, que estaba todo hinchado y lo llevaron a Laguna Blanca. Luego cuando estaba grave recién lo llevaron a Formosa y ahí muere. Y le sacaron los órganos sin siquiera preguntar a la familia.
Me da miedo llevar a mis hijos, nos tratan mal como si nosotros fuéramos animales. Los doctores todos son políticos, cuando llegan las elecciones ellos se acercan, toman tereré, se sientan en el piso. Pero cuando llegan a ser concejales o intendentes ellos se olvidan.
–¿Cómo ha seguido la lucha por la tierra que vienen dando? ¿Qué respuestas han tenido por parte del Gobierno?
–Solamente unas cuantas citaciones que siempre nos llegan. Eso es lo que me preocupa. Porque ni siquiera nos dan un título para nuestra tierra. Tenemos que seguir adelante y hacer el esfuerzo para que el Gobierno nos atienda, para que nos dé el trabajo que nosotros queremos, las tierras. Hay muchas madres que están encimadas, sin casa ni nada. Eso es lo que me da miedo si pasa a nuestros hijos. Queremos que nuestros hijos estén bien, igual que mis nietos, no queremos que sufran lo que nosotros sufrimos.
Siempre cuando nosotros viajamos nos persiguen, nos persigue la tristeza, se mueren hermanos, montones de cosas por el tema de tierra. Sabemos que la tierra la prepararon nuestros abuelos cuando ellos vivieron y sabemos que la tenemos que defender.
Las causas por los hermanos muertos no avanzan. Lo que más avanzan son los policías. A nosotros como originarios a veces nos pone tristes, porque nunca he visto a un policía imputado. Hay muchos hermanos en nuestra comunidad imputados, somos como 20, pero ningún policía. Ellos siempre hacen lo que quieren, persiguen a los chicos, a los mayores que van a buscar la leña. A veces vamos a buscar hojas de palma para hacer bolsos, las artesanías, y están los policías siempre presentes en el palmar y no nos permiten cortar. Al igual que el totora, que sirve para hacer colchón, canastos. Pero siempre los policías están presentes allí en el estero. Ellos siempre persiguen al pueblo qom.
Es muy importante conocer la lucha nuestra, no es fácil, pero sabemos que tenemos que hacer el esfuerzo y compartir con los demás hermanos que viven lejanos de nosotros.