sábado, 25 de octubre de 2014

“Si te organizas, ganas”

[Vamos! Nº39]  Entrevista a Marta, campesina de Santiago del Estero. Una delegación de campesinas del Departamento de Figueroa viajó al 29º Encuentro Nacional de Mujeres en Salta. Allí Vamos! conversó con una de las protagonistas que compartieron su experiencia en los talleres.



“Es la primera vez que vengo. Me he metido en el taller que más me gustaba, que era el de Mujeres Campesinas”. Marta se pasa a su pequeña de brazo en brazo. Lleva consigo manos callosas y piel curtida por el sol y una firme sonrisa de quien siembra luchas y cosecha victorias. Aunque el equipo de grabación la incomoda, no es nada con respecto a lo que otras veces tuvo que vivir en Pozo del Castaño, su tierra natal, en lo más profundo del monte santiagueño, bien al centro de la provincia. “Nosotros hemos pasado muchas cosas cuando han llegado terratenientes a sacarnos las tierras”, explica. De a poco se suelta para contar de nuevo eso que como un impulso contó en el taller, haciendo voz una lucha silenciada. “En ese momento -haciendo referencia al 2010- nos querían sacar. Bueno, no hemos dejado que nadie nos saque de nuestro lugar, porque donde vivimos es nuestro y será nuestro. Ahí luchamos día tras día. Amanecía y teníamos que irnos al monte, como quién dice, a luchar y seguir luchando. Y en un momento llegaban policías, llegaban personas que no conocíamos, y se daban de dueños, así. No permitíamos que entren y nos saquen, como si nada, de donde hemos vivido, han vivido nuestros abuelos, nuestro papá,  nosotros hoy, y mañana nuestros hijos, y después nuestros nietos, y así se va a seguir”. Allí vivieron y allí están los restos de sus antepasados, aunque todavía no haya un registro oficial del cementerio tonocoté.

- ¿Y cómo defienden la tierra?
- La defendemos a través de lucha. Porque en un momento éramos libres. Digamos, nadie de nadie nos iba a molestar, ni nada. Era una vida tranquila. Y en un momento han llegado y han empezado a que el monte tenía dueño y que no podías estar ahí, que no podías criar ahí. Así que en un momento ha llegado un empresario con el que hemos tenido mucho trabajo para sacarle, que sería Luis Recio. Nos mandaba a ver de noche, a perseguirnos de noche, a querer agarrarnos con la policía de noche. Lo que nosotros no queríamos es que nos agarren a uno o a dos cuando estábamos ahí.
Cuando estábamos  en el corte de ruta, quienes estábamos al frente éramos las mujeres. Las mujeres íbamos con chicos. Eran días de clases. Los chicos iban a la escuela. Si teníamos que ir, porque venía uno a avisarnos que estaba el empresario, íbamos y sacábamos a los chicos de la escuela y en lo que podíamos teníamos que irnos. Entonces cuando llegamos allá y empiezan a amenazarnos que salgamos, nos han tirado la topadora encima. A mi suegro lo han tirado con la topadora. Nos han hecho tiros, al aire por supuesto, no le íbamos a tener miedo. Y así.

-¿Cómo se enteraron las demás comunidades que llegaban las topadoras con las fuerzas represivas?
- En cada comunidad tenemos una radio base por la cual nos comunicamos. Entonces en un momento cuando llega toda Gendarmería, nos ha empezado a hacer tiros, porque no queríamos que pase la topadora, pero estamos comunicados y llegan todas las comunidades. Había como mil personas. Llega la policía y dice: “los levantamos”. A unos cuantos compañeros querían levantar. Y dijimos “bueno, si ustedes los suben, ¿tienen camionetas necesarias para todos?, nos llevan a todos”. Subimos en el capot, en la cabina, y no se podían mover, para ningún lado pues. Así les han dejado libres a nuestros compañeros.

- ¿Y por qué creés que los quieren desalojar?
- Yo creo que por las riquezas. Porque en esas tierras puedes cultivar, puedes hacer ganadería, más que como está al margen de un canal por donde se puede regar. Entonces es donde más busca el empresario. Más busca porque puede regar y al regar cultiva muchas cosas y eso al gobierno lo beneficia, en un momento. Al gobierno le conviene, yo así lo creo, que el empresario vaya y trabaje. Porque por ahí él gana. Y como nosotros somos pobres, no podemos beneficiar al gobierno, entonces nos deja más abajo a los, como quien dice, pequeños productores. Cultivamos todo lo que es para comer, por ejemplo hay maíz, zapallo, sandía. Los animales: las vacas, las cabras, los chanchos. Cantidad de animales O quizás nosotros que hacemos más para nuestro diario vivir y no para vender. Sólo entre vecinos. Hay vecinos que no cultivan, y nosotros cultivamos y vendemos ahí. Pero ahí nomás. No para afuera. Dentro de la comunidad.

- ¿Ustedes ya fueron desplazados de ciertos terrenos?
- No. Una parcela, que son 5.000 hectáreas, se le ha cedido a Luis Recio. Y las otras están en conflicto. Bueno ahora hay una medida cautelar de no tocar. Está en disputa.

- ¿Y este empresario qué está haciendo con esas 5.000 hectáreas?
- No sabemos dentro de su parcela qué es lo que hace. Sabemos que está sembrando soja y ganadería. Y ¿qué es lo que pasa? Que a la vez los químicos y todo lo que van a tirar ahí, van a ser perjudicados los chiquitos, las personas mismas por el tema de los químicos.

- ¿Ya se empezaron a ver consecuencias de eso? 
- La verdad que sí. Hay más insectos ahora que antes. Porque él ha empezado a desmontar, obviamente los animales se van a donde hay más monte. Ahora hay mucho más vinchucas que antes. Ahora se las ve. Quizás antes no había tanto. Ahora sí. Hay vinchucas, hay víboras, arañas, escorpiones.

- ¿Cómo son las condiciones de vida y la salud?
- En el 2010 cuando estaba el corte de ruta por el tema de la tierra, un equipo de salud  se interesó en saber cómo vivíamos, sin luz, sin agua potable. Y bueno, un día han llegado los de salud y nos han empezado a concientizar que teníamos que tener agua potable, que tenemos que tener caminos. Nos llevan pastillas potabilizadoras para el agua, con las que nos manejamos de una forma u otra potabilizamos el agua para poder tomar y para lo que necesitamos.
Tenemos caminos de tierra. Cuando llueve se dificulta muchísimo salir. Si hay algún enfermo tiene que esperar. Los hospitales que tenemos es de Tintina, que pertenecemos, y muchas veces la ambulancia no está. Tenemos que salir en lo que podemos, como podemos. Y bueno así un día nos han propuesto empezar a ver el tema de salud. Y en eso me convocaron a mí.
Y bueno, me gustó la idea. Uno por mis hijos. Tengo siete hijos. Y hay muchos chicos en donde yo vivo y me gustó la idea. De que antes no sabía medir la presión, no saber medir la temperatura, era un problema. Porque, si vivimos a 2 kilómetros de la enfermera, para buscarla a la enfermera o si ella no tiene en qué, no va o no podemos llevarles a los chicos. Entonces, nos estamos capacitando en promotores de salud y vamos adelante.
Así están haciendo a las chicas el tema de educación sexual. Hay muchas chicas adolescentes que han tenido familia a temprana edad, digamos 12 o 13 años, y no sabían lo que era un anticonceptivo. Y hoy por hoy cuando ellos han logrado ir, Ziomara y Chungui, por ellos saben lo que es un anticonceptivo. Quizás si ellos no iban, las chicas nunca iban a saber e iban a llegar a tener 25 años y cinco hijos ya.

-¿Por qué fue tan importante la unidad de todas las comunidades originarias?
-Un buen día había llegado mucho más policía, Gendarmería. Con perros, con todo. Y no los dejábamos salir. Para nosotros la tierra es sagrada. Nosotros necesitamos la naturaleza. Entonces la íbamos a defender como sea. En un momento querían que nos vayamos. Cuando nos hemos reunido toda la gente, como decía antes, más de mil personas, nosotros queríamos que venga el empresario. Que dé la cara. Y no había forma, que no venía. Entonces en un momento decimos que no los vamos a dejar pasar para ningún lado a la policía. Hemos hecho fuego en las tres arterias por dónde iban a salir y después nos pedían por favor que los dejemos ir. No lo dejábamos salir ni entrar a nadie. Por supuesto ellos quieren dormir en hotel. No van a dormir en el monte como nosotros, que estamos acostumbrados a dormir ahí, tirarnos en el piso y dormir tranquilos. Pero ellos no.
Y bueno en un momento, que hemos tapado las arterias con fuego, y nos pedían. Dijimos que íbamos a dejarlos ir pero con una condición, de que ellos no vuelvan. Y dicen: “si nos piden ustedes volvemos pero si les pide el empresario no volvemos más”. Porque los policías estaban pagados. Entonces le decimos, si va a ser así, sí. Si no, no. Y así ha sido. Hemos dejado pasar las camionetas y lo que se han ido no han vuelto más. Volvían si nosotros lo pedíamos; si no, no. Hasta hoy. Ojalá que así siga.
Y ahora seguimos en la lucha. Es así: si te organizas, ganas. Y si no, estás perdido. Si bien hasta ahora está un poco tranqui, no nos confiamos. Estamos totalmente convencidos, sabemos que en un momento va a caer. Si en un momento estábamos blanditos, como quien dice, ahora ya no. Ahora hemos creado anticuerpos y estamos más fuertes que nunca. Somos muchos y vamos a luchar por eso.