Convertido en uno de sus principales medios de difusión, el diario ahora pasa a explicar que se debe resolver “el vergonzoso padecimiento de condenados, procesados e incluso de sospechosos de la comisión de delitos cometidos durante los años de la represión subversiva y que se hallan en cárceles a pesar de su ancianidad”. ¿A esto se referían cuando hablaban de la “unidad de los argentinos”?
En su nota titulada “No más venganza” (23/11/2015), afirma además que la detención de más de trescientos militares “por algunas de aquellas razones” (se refiere ni más ni menos a los delitos de lesa humanidad) constituye una “verdadera vergüenza nacional”. Tras justificar críticamente el terrorismo de Estado, que no tenía “una moral diferente, en el fondo, que la de los rebeldes a quienes combatían” en aquella denominada “guerra sucia”, la editorial sentencia: “Ha llegado la hora de poner las cosas en su lugar”.
Sería un sinsentido criticar por su incontinencia a este medio oligárquico desde la médula. Pero sí vale advertir que los juicios contra los genocidas no son propiedad del kirchnerismo saliente, sino una conquista de la incansable lucha popular. No es venganza ni revanchismo. Es lucha por justicia que no va a aflojar sea cual sea el gobierno. Porque entre los genocidas y el pueblo, más que “grieta” hay un abismo.