Tras el duro golpe en las PASO, el kirchnerismo aprobó en el Senado la modificación de artículos de la Ley de Educación Superior (LES), sobre el ingreso y la gratuidad de la educación superior.
La LES fue aprobada en 1995, durante la presidencia de Menem, como requisito del Banco Mundial a cambio de préstamos a la Argentina. Una Ley muy controversial para la educación pública, que se sostuvo tras 12 años de gobierno kirchnerista sin ninguna modificación hasta hace dos semanas.
Durante 20 años, la lucha incesante del movimiento estudiantil y docente ha logrado frenar en lo fundamental que avancen el arancelamiento y el limitacionismo en la universidad pública. Ahora, esta modificación convierte en ley dos cuestiones que los estudiantes habíamos logrado en los hechos, reafirmando este logro.
Sobre el ingreso, la modificación del artículo 7 establece que: “Todas las personas que aprueben la Educación Secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza de grado en el Nivel de Educación Superior”. Y a su vez elimina del artículo 50 la parte que establecía que: “En las universidades con más de cincuenta mil (50.000) estudiantes, el régimen de admisión, permanencia y promoción de los estudiantes será definido a nivel de cada facultad o unidad académica equivalente”. Esto amparaba que en determinadas facultades, particularmente en las de Medicina, se hayan establecido exámenes de ingreso muy restrictivos como en Córdoba (UNC) y en La Plata (UNLP).
Esto, sin embargo, no quiere decir que el ingreso irrestricto está resuelto. La propia impulsora del cambio, Adriana Puiggrós (FpV), dijo en varias entrevistas que “es aconsejable establecer cursos de nivelación como el CBC de la Universidad de Buenos Aires, ya que es una política interna de cada Universidad”. Esto es amparado por la propia modificación de los artículos de la LES, que mantiene en su artículo 50 que “Cada Institución Universitaria Nacional dictará normas sobre regularidad en los estudios, que establezcan las condiciones académicas exigibles.”
En la UBA el 50% de los estudiantes que ingresan a estudiar son “filtrados” por el CBC, durante el primer cuatrimestre. Esta división en ciclos, con 6 o 7 materias correlativas en bloque, es también la que se implementó desde el inicio en las universidades nuevas abiertas en los últimos años, particularmente en el conurbano bonaerense. También han sabido combinar incluso los ciclos generales con el examen de ingreso: tal es el caso de la Universidad de Quilmes, que se posicionó por Scioli en la campaña presidencial.
Por otro lado, la LES sigue sosteniendo con su artículo 47 un instrumento fundamental: la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CoNEAU), columna vertebral de la política educativa del Banco Mundial. En realidad, en estos 12 años, la CoNEAU ha sido uno de los instrumentos que más ha servido para implementar esta orientación de división en ciclos para los planes de estudio, carrera por carrera. Y el kirchnerismo la ha sostenido 100%, de la mano de la falta de presupuesto en la educación pública y particularmente en la universidad donde cientos de miles de docentes no cobran un sueldo por dar clase.
A su vez, se incorpora el artículo 2 bis: “Los estudios de grado en las Instituciones de Educación Superior de gestión estatal son gratuitos e implican la prohibición de establecer sobre ellos cualquier tipo de gravamen, tasa, impuesto, arancel, o tarifa directos o indirectos”. En los últimos 12 años, se ha avanzado con este esquema de ciclos que además recorta contenidos en las carreras de grado, pasando especializaciones a posgrado que hoy llegan a costar arriba de los $30.000.
Por lo tanto,la lucha continúa contra la CONEAU, por la derogación de la LES y por más presupuesto para resolver condiciones adecuadas de estudio.