La inundación y las muertes tienen causas y responsables.
Una semana atrás y cuando estaba finalizando un fin de semana “largo”, al que muchos habían dedicado al descanso, la distensión, los arreglos postergados, al compartir, la “lluvia excepcional” se troco en una trampa para miles de argentinos, en las principales zonas urbanas del país: la ciudad de Bs. As, el Gran Buenos Aires y la ciudad de La Plata.
Al espanto, la impotencia, la indefensión, las horas de espera en condiciones de frio, oscuridad y temor, la acompaño la heroicidad de la ayuda de vecinos y familiares, y más adelante el enorme abrazo de la solidaridad espontanea que ataja con sus corazones, brazos y recursos la falta de planes de prevención y medidas de defensa civil. Inmensa solidaridad popular no comandada ni financiada por el Estado.
El resultado: pérdida de vidas en formas increíbles para el siglo 21, más de 500.000 afectados que perdieron sus pertenencias, mercaderías y herramientas de trabajo. Lo de toda la vida, perdido en una noche de aguas turbias.
Algunas causas
Tanto en el Área Metropolitana Buenos Aires como en el gran La Plata, a la ya compleja urbanización en planicies de poca pendiente, se le suma la aprobación de construir sobre la propia cuenca y en zonas inundables. El entubamiento de los arroyos y grandes obras hidráulicas -ineficaces o de resultado incierto- se basan en un sin sentido: primero se construye en el rio y luego se intenta sacar el rio.
A esto se le suma la impermeabilización de los espacios absorbentes, construyendo en los pulmones de manzanas, en los espacios verdes y con pavimentación que no prevé ningún tipo de absorción. Y se agrava con las autopistas y los muros de los barrios cerrados que terminan siendo verdaderos diques que cortan el drenaje natural de las cuencas.
Ahora salen a la luz todos los estudios previniendo estas “tragedias” anunciadas y evitables. Proyectos, planes y multitud de orientaciones y obras, no realizadas, realizadas parcialmente o ignoradas. ¿A qué se debe?
Perjudicados y beneficiados
La política para los procesos de urbanización no parte de atender las necesidades populares sino la de garantizar la ganancia del negocio inmobiliario. Entonces se construye al servicio de los intereses de grandes “desarrolladores inmobiliarios” y grandes empresas, al son de la especulación desenfrenada y con la corrupción y los negociados erigidos en sistema de administración y gobierno.
En la CABA se autorizo la construcción en 4 de sus barrios del 10% de los m2 construidos en toda la Argentina en los últimos años, entre ellos Belgrano, Núñez, Saavedra, todos atravesados por las cuencas de los arroyos Medrano, Vega y Maldonado. Invadiendo, densificando, sin consideración de zonas anegables, del estado de la infraestructura, de las consecuencias para los barrios. Se calcula que cerca de 340.000 viviendas y departamentos hoy están vacíos porque se construyeron para alquilar o para reserva de valor.
En el gran bs as ya hay más de 500 barrios cerrados que resuelven su urbanización generando desequilibrios explosivos cuando arrojan sus aguas y desechos cloacales al resto de los municipios. Procesos semejantes atraviesan todas las ciudades de nuestro país. Y en la ciudad de la Plata, todos estos factores, muestran la cara más cruel de sus consecuencias.
La responsabilidad de los gobiernos reside en sostener y llevar adelante esta política urbana. Por ejemplo en La Plata hace dos años se modificó el código de planeamiento urbano para autorizar la construcción en los pulmones de manzana. También, suele compartir escandalosos negocios inmobiliarios como los el que asistimos a fin de año entre macrismo y kichnerismo, para la venta de edificios públicos, de tierras ferroviarias, del sistema de salud pública y de parques de la comuna 8, en acuerdos con grupos monopólicos de desarrolladores y constructoras como el grupo IRSA.
Mientras, el encarecimiento de la tierra y del m2 de construcción y de la vida en los barrios, imposibilita el acceso a la vivienda de miles empujando la inquilinización masiva y a los más explotados a la densificación de las villas y a “asentarse” en tierras degradadas, inundables y con peligros ambientales.
Ciudad y campo: Dos caras de la misma moneda
Estas políticas urbanas son la otra cara del modelo agro-exportador con hiper-especialización sojera que se ha impuesto al desarrollo de nuestro país profundizando su dependencia y deformación rumbo con el cual acuerdan todos los sectores de las clases dominantes.
La sojización aumenta la frontera agropecuaria y desertifica el campo, expulsando miles de familias originarias, obreras y campesinas que se amontonan en los lugares más vulnerables de las ciudades (proceso que también viven los pueblos hermanos de los países limítrofes).
En Resistencia hay más de 200 asentamientos “informales”. En La Plata miles sobre el arroyo el gato. En el área metropolitana (AMBA) se concentra el 35% de la población de todo el país. En unas 6.000 has. se amontonan todas las villas y asentamientos con cerca de 2.000.000 de habitantes , y hay cientos de asentamientos nuevos.
El otro aspecto que es un tipo de explotación que disminuye drásticamente el poder de absorción de los campos, como se evidencio en las inundaciones de Tartagal.
Reclamos y salida
>Emergencia social ambiental y sanitaria.
> Suspensión de los pagos de la deuda ilegitima y fraudulenta.
> Exigir la asistencia inmediata de todos los afectados, por parte de todas las escalas estatales.
> Exención impositiva e indemnización por los daños causados a vecinos y comerciantes.
> Planes de obras, construcción y recuperación de las viviendas y barrios elaborados con comisiones de vecinos con el asesoramiento de organizaciones ambientales y profesionales elegidos por los afectados, como parte de una reorganización urbana integral.
La solidaridad muestra la fuerza del protagonismo del pueblo. Con este protagonismo, se podrá avanzar en estas medidas y acumular fuerzas para la liberación nacional y social. Así será posible otra política económica, productiva y urbana en función de las necesidades populares y nacionales.
Los estudiantes son parte de la inmensa solidaridad popular. La FUBA reunió 12 camiones con donaciones que fueron llevadas a La Plata. |