miércoles, 24 de septiembre de 2014

Algunos aportes del maoísmo a la teoría revolucionaria

[Vamos! Nº37]  A 65 años del triunfo de la Revolución China. En un nuevo aniversario de la Revolución Proletaria China el 1º de Octubre de 1949, publicamos extractos de la intervención de Jorge Rocha en una mesa redonda en la Feria del Libro en abril de 1999 (en el 50º aniversario). En ella aborda una de las polémicas fundamentales que dio el maoísmo en plena marcha de la Revolución Cultural Proletaria iniciada en 1966.



La teoría revisionista del desarrollo de las fuerzas productivas
Este debate nos obliga a detenernos en lo que fue el centro de la polémica teórica-política en China en todo el período posterior al triunfo de la revolución de liberación en 1949: la crítica a la teoría revisionista del desarrollo de las fuerzas productivas o del solo desarrollo de las fuerzas productivas. Teoría que tenía sus antecedentes en Bernstein y en Kautsky, quien siempre relegó el papel de lo subjetivo en el análisis de los acontecimientos históricos. Y tenía sus antecedentes en Jruschov, porque esta teoría también estaba detrás de la política que impuso la “transformación” de la dictadura del proletariado en “Estado de todo el pueblo”, revisando la tesis funda¬mental del marxismo acerca de la necesidad de la dictadura del proletariado para el período de transi¬ción entre el capitalismo y el comunismo.
Esta teoría se impuso en el Octavo Congreso del Partido Comunista de China en 1957, al señalar que la contradicción en China -al igual que en otros países socialistas- era la contradicción entre las relaciones de producción socialistas y las fuerzas productivas atrasadas. Esto, en lucha contra la tesis de Mao. Tesis que ya había formulado en 1952, retomando algo que también había planteado en Yenán en el período final de la lucha por la liberación: que la contradicción fundamental en China, luego de derrotados el dominio del imperialismo, los terratenientes y la burguesía burocrática, era la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional, entre el camino socialista y el camino capitalista. La teoría de las fuerzas productivas tuvo en China a Deng Xiaoping, Liu Shaochi y Peng Tehuai como sus grandes propulsores.
El problema planteado era muy serio. Era un problema crucial para el futuro de la revolución. Porque si la contradicción principal era entre las relaciones de producción socialistas y el escaso desarrollo de las fuerzas productivas, el centro de la preocupaciones debía estar concentrado -como decían desde una posición economista y reformista- en el desarrollo técnico, en el desarrollo productivo. Agregando, además, que en la concepción de Deng Xiaoping, cuando habla de fuerzas productivas se refiere unilateralmente a los instrumentos de producción, desconociendo que desde el punto de vista marxista las fuerzas productivas no están integradas únicamente por los instrumentos de producción sino también por los hombres que los manejan, y que son éstos el elemento fundamental de las mismas.
Pero aquí cabe detenerse en dos problemas. En primer lugar, la lucha para que el proletariado ejerza a través de la más amplia democracia de masas el control de su Estado para decidir qué se produce, cómo se produce y cómo se distribuye, no es un problema resuelto con la sola estatización de los medios de producción. La sola estatización de los medios de producción no es sinónimo de socialismo. La construcción socialista exige una lucha política e ideológica permanente para garantizar la activa participación de las masas a todo nivel. Es decir, la práctica real de la dictadura del proletariado, que significa dictadura para una minoría y la más amplia democracia para la mayoría.
El propio desarrollo económico de la sociedad socialista exigía avanzar en la revolucionarización de las relaciones de producción en el campo. Y esto no podía lograrse sin una profunda lucha política e ideológica de clase en el seno de las masas campesinas, sin una profunda lucha en todos los planos de la superestructura para garantizar y fortalecer la dictadura del proletariado.
En este terreno los comunistas chinos extrajeron grandes enseñanzas de la experiencia soviética, a diferencia de los revisionistas, que reniegan de esta primera gran experiencia proletaria por revolucionarizar las relaciones de producción en el campo. Grandes enseñanzas sobre todo en relación a las dificultades históricas y a los errores teórico-políticos que llevaron en la Unión Soviética a estabilizar a los koljoses, cooperativas estas concebidas inicialmente como un primer paso hacia el logro de la socialización de la tierra.
Acerca de lo que significa este problema para la construcción de la sociedad socialista, vale también una anécdota. Se cuenta que fue Churchill, el líder conservador inglés, quien le preguntó a Stalin cuál había sido el momento más tenso de su vida revolucionaria. Lo hizo, se dice, pensando quizás que Stalin le respondería que dicho momento había sido cuando los hitlerianos avanzaron, durante la Segun¬da Guerra Mundial, hasta llegar a pocos kilómetros de Moscú. Pero Stalin, para su sorpresa, le respondió que había sido durante el período de la colectivización agraria, a principios de la década del 30.
En China, esos campesinos que nunca habían tenido un pedazo de tierra, como se dijo acá, que tenían siglos deseándola, que besaban la tierra que habían conquistado con la revolución, también se aferraron a los millones de títulos de propiedad. Con la reforma agraria se resolvió el gran problema de la alianza obrero-campesina, sin la cual no hubiese podido triunfar la revolución, y se crearon las bases para el desarrollo de las fuerzas productivas en el campo. Y bien, pasar luego de la reforma agraria en un proceso a las cooperativas de primer grado, de éstas a las de segundo grado y luego a las comunas, significó una lucha y un salto gigantesco en la China de Mao y un hecho histórico de significación mundial.
Y esta lucha, como decíamos, tuvo como nudo central en el plano teórico batir la teoría revisionista burguesa del solo desarrollo de las fuerzas productivas. Batir la teoría revisionista burguesa de que la contradicción fundamental en el socialismo era la que oponía las relaciones socialistas a las atrasadas fuerzas productivas.

La teoría de la continuación de la revolución bajo las condiciones del socialismo
En lucha contra dicha teoría y sintetizando la experiencia del proletariado chino y la experiencia in¬ternacional es que Mao formuló la teoría de la revolución bajo las condiciones de la dictadura del proletariado. Integrando la dialéctica materialista al desarrollo de la sociedad socialista, subrayó que la construcción del socialismo, como primera fase de la sociedad comunista, iba a abarcar un período largo. Porque no se trata del cambio de una forma de explotación por otra, sino la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados. Y que en todo ese período subsisten las clases, la lucha de clases y el peligro de restauración.
Mao formuló esta teoría a partir de desentrañar que las leyes más generales que rigen el desarrollo social, descubiertas por Marx, son válidas también para la sociedad socialista. Es decir, que la contradicción de las relaciones de producción con el desarrollo de las fuerzas productivas y la contradicción entre la superestructura y la base, son también las contradicciones fundamentales de la sociedad en el socialismo. Al integrar esta verdad con la realidad del socialismo, desentrañó así las leyes más generales que rigen el desarrollo de la sociedad socialista en tránsito hacia la sociedad comunista.
Por eso, plantea Mao, es necesario seguir llevando adelante la revolución en la superestructura para fortalecer la ideología proletaria y la dictadura del proletariado a fin de hacerlas concordar con la base económica. Es necesario llevar adelante la revolución en el terreno de las relaciones de producción, a fin de profundizar la propiedad socialista de los medios de producción para facilitar el desarrollo de las fuerzas productivas. Así como también es necesario llevar adelante el avance tecnológico para desarrollar las fuerzas productivas, dando así al sistema socialista la base material que fortalezca sus relaciones socialistas de producción y la dictadura del proletariado en la superestructura. Y sólo así se podrá avanzar hacia la sociedad comunista.
A diferencia de lo que acontece en el sistema imperialista, en donde existe un antagonismo irreconciliable, en el socialismo existe consonancia y contradicción simultáneas entre las relaciones de pro¬ducción y las fuerzas productivas y entre la superestructura y la base económica. Sin embargo, la historia demostró también que hay momentos en los que predomina y se desarrolla la contradicción. Lo que exige -cosa inédita en la historia- que desde el propio poder revolucionario del proletariado se desate la revolución contra los elementos burgueses que controlan una parte del poder, para impedir la restauración burguesa y defender y avanzar en la construcción del socialismo. Como aconteció con la Revolución Cultural.
Desarrollando a Lenin, fue Mao quien analizó en profundidad el peligro de la restauración burguesa, encontrando el camino teórico y práctico de su resolución. La teoría de la continuación de la revolución bajo las condiciones del socialismo es el principal aporte de Mao al desarrollo de la teoría marxista-leninista. No es difícil entonces entender por qué tanto silencio sobre Mao.