El gobierno lanzó un nuevo canje de deuda, con la “ley de pago soberano”. Ante el bloqueo impuesto por Griesa al pago en Nueva York a los bonistas de la deuda reestructurada 2005-2010, el gobierno impulsa una ley para cambiar la sede del pago y realizarlo en Buenos Aires a través del Fideicomiso Nación SA.
Con esta ley el Gobierno se propone depositar en Argentina (u otros lugares que no sean Nueva York), a nombre de un fideicomiso para los bonistas 2005-2010, el importe de cada vencimiento de la deuda, cobrar a través de esa cuenta eludiendo el bloqueo impuesto por Griesa a los pagos en el Bank of New York. También depositarían en una segunda cuenta, a nombre de un fideicomiso para los fondos buitres, un importe equivalente, rechazando el fallo de Griesa que impone pagarles con una ganancia del 1600%; aunque CFK anunció que a los buitres “les garantizaremos una ganancia del 300%”.
El 30 de setiembre hay un nuevo vencimiento de la deuda de 200 millones de dólares. El ministro de Economía remarcó que “vamos a seguir pagando” y que “la ley es para que Argentina pueda pagar”.
Cristina creyó que devaluando y lanzando el ajuste en enero, pagando la deuda con el Club de París, indemnizando a Repsol y dándoles parte del negocio de Vaca Muerta a Chevron y demás potencias, hacía “buena letra” para salir a buscar créditos “amigables” en el sistema financiero internacional. Pero para EEUU, potencia que hegemónica en el sistema financiero internacional, evidentemente no alcanza. Ahora, con esta “Ley de pago soberano”, buscan volver a mostrar solvencia, capacidad de pago y “seguridad jurídica”.
Default y restructuración
Luego del default de 2001, se planteó la oportunidad histórica –al igual que en 1983 luego de la dictadura- de suspender los pagos y profundizar la investigación para determinar qué parte de la deuda externa correspondía ser pagada y qué parte era ilegítima y fraudulenta y no correspondía pagarla. En el año 2000, a raíz de la investigación de Alejandro Olmos, el fallo del juez Ballesteros constató casi 500 ilícitos en la deuda externa.
Sin embargo, el gobierno de Kirchner, conociendo este fallo, desestimó la investigación y decidió “honrar la deuda”. Pagó con reservas del Banco Central 15.000 millones de dólares al FMI.
Como en el 2001 la deuda se había vuelto impagable e incobrable, los propios países imperialistas tanto EEUU, como europeos y Japón –que principalmente tenían los bonos que ya no valían nada– impulsaron la reestructuración de la deuda, tanto en Argentina como en muchos otros países. Cabe recordar que la crisis económica mundial ya había comenzado en 1997 y ellos necesitaban restablecer los pagos. Porque la crisis del sistema capitalista imperialista los había alcanzado también directamente a ellos.
El gobierno de los Kirchner acordó, entonces, reconocer y reestructurar la deuda para volver a pagar, a cambio de una quita que afirmaron que fue de dos tercios . Pero, aún tomando esta cifra, un tercio de una gigantesca “bola de nieve” sigue siendo una inmensa bola de nieve, que implicó pagos anuales de decena de miles de millones de dólares, y que además siguió generando intereses y creciendo. Según confiesa el propio Gobierno nacional, con el kirchnerismo se han pagado 190.000 millones de dólares de deuda, mientras la deuda pública asciende hoy a 240.000 millones.
Además, el Gobierno kirchnerista mantuvo a EEUU como jurisdicción en caso de litigio, igual que lo había hecho el gobierno de Menem y De la Rua, y al Banco de Nueva York Mellon como intermediario de los pagos. Y al fin y al cabo, haber reconocido la deuda es en definitiva lo que hoy les permite a los buitres reclamar y al juez Griesa apretar el gatillo.
El propio Gobierno pasó a reconocer que el fallo Griesa es sostenido por el Estado y gobierno yanquis. Este imperialismo acordó durante casi una década el canje y la reestructuración de la deuda externa argentina; y decidió reafirmar su porción luego de que el gobierno de Cristina Kirchner acordara con Chevron en Vaca Muerta, el CIADI, el Club de París, Repsol y anunciara los acuerdos con los gobiernos de China y Rusia.
¿Y si probamos con la verdad?
En lugar de dar por validados los fraudes en la deuda externa, soberanía significa reconocer los ilícitos constatados en el fallo Ballesteros, profundizar las investigaciones y dar por nulos los fraudes. También hay buitres nativos que se beneficiaron y son culpables de la estaba al pueblo y la Nación. Para la liberación necesitamos esta verdad.