[Vamos! Nº37] Una base de rastreo espacial bajo control del gobierno y el ejército chino en Neuquén. Los chinos ya están instalando en Neuquén una base de “rastreo de satélites”, y potencialmente también de misiles. El kirchnerismo cede la ocupación de tierras neuquinas por medio siglo, se exime a los chinos del pago de impuestos y se les permite la realización de tareas con implicancias militares en una provincia limítrofe.
Una agencia china vinculada con el gobierno de ese país y con el ejército chino está construyendo una estación de exploración espacial en la provincia de Neuquén. La base de “seguimiento y comando” de actividades espaciales se está instalando en tierras del paraje Bajada del Agrio, a 80 kilómetros al norte de la ciudad de Zapala, como resultado de un acuerdo sellado por Cristina Kirchner con el presidente chino Xi Jinping durante la visita de éste a la Argentina en julio pasado.
El tema sigue en debate en el Congreso, pero la planta ya está siendo construida en Neuquén. Evidentemente, Cristina y Xi Jinping (y el gobierno neuquino de Sapag) están decididos a establecer la estación espacial china por encima de cualquier decisión parlamentaria.
El kirchnerismo regala soberanía argentina China
El gobierno de la provincia sureña cedió gratuitamente ¡y por 50 años! las tierras donde está instalándose la base china a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), y ésta a su vez a la Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites. Una parte del acuerdo se hizo pública, pero otra son “anexos reservados” que no se dieron a conocer en el Senado, y que encendieron luces rojas sobre hasta qué punto el convenio significa una cesión de soberanía a China por parte del gobierno kirchnerista.
El convenio le “permite” a la Conae de Argentina utilizar el 10% del tiempo de funcionamiento de la estación para actividades científicas y tecnológicas: eso significa apenas 2 horas 40 minutos por día. Es decir que el 90%, 21 horas 20 minutos de cada día, es para uso exclusivo de la Agencia china.
A cambio de esa “concesión” los gobiernos de Neuquén (Sapag) y el nacional (Cristina) ceden 200 hectáreas de tierras provinciales durante medio siglo a una potencia imperialista en una provincia limítrofe con otro Estado; eximen de todo pago de impuestos a la Agencia china; le garantizan que la Argentina “no interrumpirá las actividades normales” que se realicen en la estación espacial (¿significa que podrían desarrollarse allí también “actividades anormales”?); los empleados chinos que trabajarán en Neuquén se regirán por las leyes chinas y no por las argentinas (derecho de extraterritorialidad que podría proteger a espías chinos); y autorizan que la antena satelital de la estación funcione bajo “el seguimiento y comando” del gobierno de China.
De hecho las tierras que ocupará la estación espacial en Neuquén quedan bajo control del gobierno chino. China es el primer comprador de las principales exportaciones argentinas (soja y sus derivados) y el mayor financista del gobierno kirchnerista, todo lo cual le da a Beijing amplias posibilidades de chantaje sobre la Argentina. Como recientemente los ministros De Vido y Kicillof viajaron a Beijing para asegurarse de que los chinos no suspendieran el crédito que comprometieron para las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz, es lógico preguntarse si las seguridades y ventajas dadas sobre la estación de rastreo aeroespacial en Neuquén no fueron la “moneda de cambio” exigida por los capos de Beijing para la concesión de ese préstamo.
¿Una base “paramilitar” china en la Argentina?
Con el convenio de Neuquén el rastrerismo prochino del kirchnerismo alcanza nuevas cumbres… El ministro De Vido y los funcionarios provinciales descargaron a través de la agencia oficial Télam toda una batería de argumentos para justificar la entrega: que generará fuentes de trabajo en la provincia; que China financiará una red de energía eléctrica para la zona; que la Argentina se suma al puñado de países avanzados que exploran el espacio...
Pero la sumisión proimperialista del convenio tanto en sus cláusulas públicas como lo que se va conociendo de sus estipulaciones ocultas recuerda al Pacto Roca-Runciman de 1933 cuando, en medio de la crisis mundial de esos años, el gobierno oligárquico de Agustín P. Justo “se bajó los pantalones” e hizo toda clase de concesiones perjudiciales para la economía y para la soberanía nacional para que Inglaterra siguiera comprándole carne a los latifundistas ganaderos argentinos.
Pero el actual convenio con China tiene otras implicancias aún más gravosas para los intereses nacionales y los del pueblo argentino. El acuerdo no aclara si el personal que vendrá de China será militar o no. Y por tratarse de una base de “rastreo espacial”, existe la clara posibilidad de que esa base en un área que los imperialistas yanquis aspiran desde siempre a constituir en su “patio trasero” pueda ser usada por los chinos con fines militares, como el “seguimiento” de misiles norteamericanos en el espacio. Todo eso podría implicar a nuestro país en un futuro conflicto militar entre Estados Unidos y China.
Y no es una mera especulación: la base sin duda tiene un carácter dual -civil y militar-, ya que la Agencia china está directamente vinculada con los organismos militares de ese país -especialmente con el Centro Nacional de Control y Seguimiento Misilístico del Espacio- y al parecer depende de la Comisión Militar Central del Ejército chino. El propio director de la Agencia sería a la vez el jefe del Departamento General de Armamento del Ejército chino.