El viernes 5 de junio el gremio bancario firmó con ABAPPRA (cámara empresaria que nuclea a los bancos de capitales públicos y privados: Nación, Provincia, Ciudad, etc.) el acuerdo al que llegó con los ministros de Economía y Trabajo, luego de más de una semana de negociaciones. El mismo contempla un aumento paritario del 27,8% sobre los salarios brutos habituales, aunque agrega sumas fijas no remunerativas (“adicional día del bancario” y “participación en las ganancias”) que lo elevan nominalmente al 33% promedio para este año.
La disputa giraba alrededor del tope del 27% que pretende imponer el Gobierno en las paritarias de este año para garantizar el ajuste por inflación que vienen llevando adelante, mientras el Sindicato buscaba la forma de sortear el tope pudiendo presentar el acuerdo “con un 3 adelante”.
Por el protagonismo de los trabajadores la pelea atravesó todo este proceso con idas y vueltas. Desde los bancos con experiencias gremiales más democráticas –como el Central, Provincia o Ciudad– se impulsó la participación y la consulta permanente, al tiempo que se planteaba al sindicato la necesidad del funcionamiento de los plenarios de delegados. Esto fue clave a la hora de llevar adelante los paros y las movilizaciones donde los trabajadores dejaron en claro que no se aceptaba el tope del 27% del Gobierno y que estábamos dispuestos a pelear por recuperar el poder adquisitivo de los salarios y para que los bancos se hagan cargo del impuesto. En este contexto, y con el Gobierno nacional desde Economía jugando un rol central en el control de las paritarias, es que el Sindicato firma el acuerdo.
Con el acuerdo firmado queda entre los trabajadores bancarios sensaciones encontradas. En el último tramo el Sindicato no convocó a plenario de delegados ni dio una pechada final, dejando sin efecto el paro que había planteado para el jueves 4 y viernes 5 de junio que le termine de abrir la mano a la patronal que más ganó en estos años.
El acuerdo es complejo y requiere de un análisis pormenorizado pero en primera instancia se pueden ver algunos puntos de avance y algunas limitaciones. Si bien en términos reales el trabajador bancario recibirá este año un aumento del 33%, las cifras no remunerativas no sólo no se incorporan al aguinaldo y jubilación sino que además las sumas fijas serían sólo para este año. Por lo tanto no formarían parte de la base de cálculo para la discusión de la futura paritaria, para la cual apenas contaría el 27,8%.
Por otro lado, el adicional “participación en las ganancias globales del sistema financiero” fue la fórmula que encontraron para dar “respuesta” a un tema tan central como es el peso creciente que ejerce el impuesto al salario. Este adicional, indudablemente, introduce un elemento positivo como concepto: el reparto de utilidades. Pero, si bien es un avance, aún no está medido su alcance y continuidad. Al mismo tiempo, si tenemos en cuenta el reclamo inicial de recuperar lo que la inflación 2014 le comió al salario más el peso del impuesto, los efectos de este adicional se reducen cuando vemos que en definitiva fue utilizado para romper el techo del 27%.
Así mismo contempla algunas cuestiones para nada despreciables y otras de fondo como son la prohibición de descuento por días de paro, la cláusula gatillo y el pase a convenio bancario de los trabajadores de Provincanje S.A. dando un golpe a la tercerización de convenios. Queda por delante discutir entre los trabajadores los alcances, los avances y sus limitaciones.
Corresponsal