El paro del transporte fue contundente y determinante para la jornada de lucha. Los bancos, si bien no pararon porque lograron la recomposición salarial la semana pasada, se vieron afectados por el paro del clearing y el transporte de caudales.
Las concentraciones y cortes se pudieron ver en las principales ciudades del país. En muchas provincias del interior y se hizo sentir el paro docente y de estatales que se adhirieron. El día anterior, la CTA Autonoma marchó al Ministerio de Trabajo de la Nación.
El paro en la industria fue desparejo, porque sus gremios no llamaron a parar y los delegados jugaron para apretar a los trabajadores. De todas maneras muchas terminales automotrices se vieron diezmadas por la falta del transporte y los piquetes de los sectores combativos en las rutas ayudaron a que los trabajadores de planta y precarizados pararan más allá de sus dirigentes.
El paro vuelve a poner en el centro al movimiento obrero, metiendo presión a los jerarcas y dirigentes a darle continuidad, ya que las enseñanzas del paro de aceiteros muestra que con un paro de 24hs no se le torcerá el brazo al gobierno y los monopolios.
El gobierno utilizó varios argumentos para tratar de pinchar la medida desde el día anterior y a la mañana temprano, con mentiras como que la pobreza en la Argentina es del 5% o las burradas de Aníbal Fernández sobre que estamos mejor que Alemania. Junto con esto se trató de embarrar la cancha vinculando el balance del paro a los alineamientos políticos de algunos de los dirigentes convocantes, haciendo oídos sordos a la bronca con el ajuste por inflación que hay por abajo. Mientras tanto, los monopolios y bancos facturan miles de millones de pesos gracias a la política kirchnerista.
Repudio merecen las palabras de fascista Luis Barrionuevo (gastronómicos) que, lejos de garantizar el paro en su gremio, afirmó que “con los militares se podía parar y había diálogo”. Más que sumar, resta.
Quedará hacer un buen balance lugar por lugar y discutir cómo seguir la lucha, ya que es una pulseada dura. Pero como marcan los aceiteros, bancarios o alimentación es posible doblarle el brazo al gobierno y los monopolios.
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