Con un calentito guiso de lentejas que amainó el intenso frío cerró el abrazo número cien al Indec, intervenido desde febrero de 2007. Una jornada encabezada por los trabajadores de ATE-Indec y su Junta Interna, que sirvió además como tribuna de lanzamiento de su informe sobre pobreza e indigencia titulado: “¿Estigmatizar o conocer?”.
Al mediodía del lunes 15 de junio, trabajadores, organizaciones y referentes políticos reafirmaron el pedido de regularización del Indec y sus estadísticas, sin intervención ni patotas, respetando los derechos de sus trabajadores y garantizando cifras confiables de inflación, pobreza e indigencia. Tras 101 meses de lucha y 100 abrazos, la consigna sigue siendo: “No somos cómplices de la mentira”.
Desde el palco hablaron trabajadoras del Indec, José Luis Matasa (secretario general de ATE Capital Federal) y otros dirigentes de ATE y CTA. Cerró el secretario general de la Junta Interna, Raúl Llaneza, quien insistió en que “los únicos garantes de la normalización del Indec, de la confiabilidad del sistema público estadístico y de cada uno de los programas estadísticos que brinda el Indec somos este colectivo que es ATE Indec, somos los trabajadores”.
Estuvieron presentes legisladores del Frente de Izquierda y los Trabajadores, y referentes del Comunismo Revolucionario (CR).
Descarados
Poco antes del abrazo, la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner había afirmado ante la FAO (organismo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura) que en la Argentina había una pobreza “inferior al 5%”. Desde el año pasado que el Indec ya ni siquiera publica estos valores. Pero al Gobierno sólo le interesa reafirmar un relato que le sea útil. Luego, esta increíble cifra fue ratificada por el vocero presidencial Aníbal Fernández, quien incluso agregó que ¡estamos mejor que Alemania!
Tras la falta de credibilidad del Indec intervenido con Guillermo Moreno –que terminó siendo reconocida incluso por Página/12–, el Gobierno debió aparentar que cambió algo con la asunción del ministro de Economía Axel Kicillof. Así en 2014 se implementó un “nuevo” índice de inflación: el IPCNu –Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano–, que reemplazó al IPC –Índice de Precios al Consumidor (a secas)–.Un cambio de nombre que el Gobierno utilizó para insistir que desde entonces ya se podría creer en la inflación oficial, a la vez que siguió defendiendo los índices publicados entre 2007 y 2013.
Hoy los conflictos paritarios ya desnudaron que ni siquiera la CGT oficialista se guía según estas cifras oficiales. Aun así, la triquiñuela tal vez le haya servido al Gobierno para ganar un poco de tiempo, a la espera del recambio presidencial.
Sin embargo, no estamos igual que antes de la implementación del IPCNu. Ahora, para peor, ni siquiera se publican cifras oficiales de las canastas básicas de alimentos y total con las cuales se determina la indigencia y la pobreza. ¿Por qué? Porque antes había sido justamente el valor de la canasta alimentaria la más clara evidencia de la mentira, al afirmar el Indec intervenido que se podía comer con 6 pesos por día.
¿Cuánto es la pobreza?
En el abrazo, la Junta Interna de ATE-Indec presentó desde el palco su último informe: “Pobreza e indigencia: ¿Estigmatizar o conocer?”. Un nuevo informe que se suma a los que viene publicando sobre el valor de la canasta familiar, la inflación y la pobreza. Aunque aclaran que sus estimaciones no sustituyen los datos faltantes a causa del desmantelamiento de las estadísticas públicas, estos informes aportan elementos para los reclamos salariales y sociales, y son en sí mismos una denuncia de la manipulación oficial.
El primer contraste del informe con el relato oficial es, naturalmente, que la pobreza no es inferior al 5% sino que es al menos un 25,1%. Esto equivale a 9.684.000 de personas pobres en las zonas urbanas. Esta cifra surge de comparar los datos resultantes de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) –que realiza el Indec y que brinda información sobre los ingresos del núcleo familiar–, con una estimación –realizada por ATE-Indec– de los ingresos del núcleo familiar necesarios para no ser pobre.
Evidentemente tras ocho años de Intervención, uno de los grandes problemas es estimar el valor de esa canasta que establece la línea por debajo de la cual se considera que la familia quedó en la pobreza. Los trabajadores de ATE calculan una actualización de los valores de 2006 –cuando aún no estaba intervenido el Indec– considerando la inflación publicada por la Dirección de Estadística de la CABA. El valor de esa canasta así calculada resultó ser de apenas $6.384 para una pareja con dos hijos, lo cual muestra qué tan moderado es en realidad la estimación del 25,1% de pobreza.
Si en cambio consideramos la Canasta de Consumos Mínimos elaborada por la Dirección de Estadísticas de la Cuidad de Buenos Aires, la pobreza alcanzaría un 44,3%. El valor de esta canasta para una familia constituida por dos mayores y dos menores es de $11.610, levemente inferior a la canasta total estimada por ATE-Indec de $12.228 (según su informe publicado en febrero de 2015).
Más allá del criterio utilizado para determinar la línea de pobreza, el informe además destaca el hecho que la pobreza viene creciendo en los últimos años (ver infografía). Esta es otra parte de la realidad que también busca ocultar el Gobierno.