jueves, 11 de junio de 2015

Editorial | Sin tregua

[Vamos! Nº53] Sea por salario o contra la violencia hacia las mujeres, los trabajadores y el pueblo marcaron dónde ponen sus expectativas de cambio: en la calle. Una voluntad que incomoda o molesta al Gobierno y los presidenciables. Un camino que buscamos reafirmar también en las elecciones, en la perspectiva de la liberación nacional y social.


La lucha de los aceiteros marcó el camino para perforar el techo ajustador del 27% y contagió a sectores del movimiento obrero. El clamor de “ni una menos” remueve cuestiones profundas que están en la sociedad capitalista y abren debates de fondo. Las elecciones se van tiñendo de la lucha popular y la agudización de la disputa que divide a los de arriba.

El camino de los aceiteros
La impresionante lucha de los aceiteros abrió el camino que rompió el techo salarial que pretendía imponer el gobierno, los monopolios y los jerarcas sindicales. Una lucha ejemplar que puso al desnudo las ganancias de los monopolios imperialistas que amasan fortunas con la política kirchnerista. Como denuncia el sindicato aceitero, estas empresas tienen un costo laboral que va del 0,5% al 1,8% por ciento, mientras que Cargill facturó en el 2013 $26.000 millones, Dreyfus $19.000 millones y Molinos Río de la Plata $21.000 millones.

Como bien se señala en la declaración del Encuentro Sindical Combativo para el paro del 9 de junio, “Esta lucha testigo aceleró las paritarias en otros gremios industriales, ya que las patronales no quieren que se generalice el conflicto obrero una vez que se superó el techo del gobierno. Por eso se apuraron a cerrar en la alimentación un 35% más $1200 en enero, (aunque los delegados todavía no aceptaron), o el subterráneo de Buenos Aires donde se logró el 32% en un solo pago retroactivo a marzo, donde los delegados de la oposición se impusieron sobre la conducción kirchnerista del sindicato dirigida por Pianelli y también Fernández de la UTA (que apoya a Macri).”

Fue muy importante el paro total de los bancarios que conquistó un aumento del 27,8% en un pago y por doce meses y al mismo tiempo incorpora cláusulas especiales como un porcentaje sobre las ganancias del sector que permitirán a los afiliados alcanzar un aumento salarial del 33%. La FOTIA paró todos los ingenios en el mes de mayo y se dispone a otro paro general el próximo 10 de junio, rechazando el 20% que se ofreció y reclamando un aumento que lleve la categoría más baja a 10.400 pesos.

Esta realidad tiñó el paro del 9 de junio convocado por la CGT de Moyano, la CTA Autónoma (que marchó al Ministerio de Trabajo el día 8 de junio) y la CATT (que nuclea a los gremios del transporte).

La lucha de los aceiteros, los químicos de Bahía Blanca que lograron con paros y bloqueos del polo petroquímico la continuidad laboral de los trabajadores de la empresa Ollearis o los bancarios, muestran que las luchas son muy duras, pero los que deciden darla pueden ganar.

Tendrán que rendir cuentas los traidores como Caló, que desoyó el mandato de paro de 36hs y firmó un vergonzoso 27% garantizándoles a los monopolios y el Gobierno el techo salarial.

Se abre una nueva situación en el movimiento obrero que teñirá de luchas la campaña electoral.

La Agrupación Clasista Lucha y Trabajo  marchando hacia  el corte del
Puente  La Noria durante el paro nacional del 9 de junio.


Un solo grito, ¡Ni una menos!
Centenares de miles en todo el país salieron a las calles en una de las manifestaciones populares más importante de los últimos años. El tamaño de la movilización es en proporción de la tragedia que viven miles de mujeres cada día en nuestro país víctimas de los femicidios y todo tipo de violencia de género. En los últimos años se ha desarrollado un proceso de denuncia, discusión, visibilización y toma de conciencia sobre este problema y es parte del avance de la lucha de género en nuestro país (ver nota).

La masividad de la convocatoria superó los intentos de instrumentar este reclamo o de lavarse la cara, ya sea desde el oficialismo, desde Clarín o desde la farándula de la tele. En cambio, se ha abierto un profundo debate sobre las causas de la violencia hacia las mujeres, que deja expuestas las responsabilidades de los poderes del Estado, los medios y la Iglesia.

Sobre las razones de la violencia de género se han mencionado, entre otras, las causas culturales, sociales y biológicas. Algunos por “izquierda” marcan la responsabilidad del Estado pero despojándolo de su carácter de clase, ya que desvinculan la violencia hacia las mujeres del rol que les asigna el sistema capitalista. Y es precisamente el Estado el instrumento fundamental para garantizar la explotación de una clase por otra. A decir verdad, cada sociedad le otorgó a lo largo de la historia un papel a la mujer.

Las relaciones capitalistas de producción ubica a la mujer en las tareas domésticas, tareas no retribuidas, ya que se considera que están contempladas en el salario que recibe el marido, a quien deberá garantizar su descanso, ropa, alimentos, para que pueda reiniciar sus tareas cada día, contribuyendo a la reproducción y cuidado de la fuerza de trabajo que necesita la clase explotadora. Junto con esto, son responsables de la crianza de sus hijos y de transferir en el hogar los valores de la sociedad patriarcal con la ideología de las clases dominantes que se reproduce en la educación ubicándoles un lugar desde temprana edad a las niñas: el hogar.

Sin dudas, la incorporación de las mujeres a la producción social ha creado mejores condiciones para su independencia económica y para la participación masiva en la lucha social. Pero esto por sí sólo no cambia el rol asignado por la sociedad capitalista a la mujer, ya que en esta sociedad millones de mujeres tienen dos trabajos: uno fuera del hogar y otro en el hogar.

Justamente la experiencia de las revoluciones que triunfaron en Rusia, pero principalmente en China -que no lo hubieran logrado sin el papel de la mujer en la lucha revolucionaria dirigida por el Partido Comunista y una férrea política de frente único en este terreno- mostraron cómo la socialización del trabajo doméstico significó un salto gigantesco y marcó a fuego un rasgo esencial de esa nueva sociedad que nacía, conducida ya por un Estado revolucionario.

Al socializarse el trabajo doméstico, la mujer reconquistó su derecho de ciudadanía. Al mismo tiempo, los que toman a su cargo ese trabajo dejan de ser menospreciados, transformando y enriqueciendo a las antiguas amas de casa, que entonces se incorporaron activamente a la producción y a los órganos de poder popular en un plano de igualdad con los hombres en la lucha social, cultural, política e ideológica.

Las elecciones
Los reagrupamientos por arriba están en constante movimiento. Las encuestas que dan ganador a Daniel Scioli en una primera vuelta si la oposición va dividida aceleró el desarmado del Frente Renovador de Massa y disparó el “operativo clamor” para unir a la oposición que todavía no parece conmover a Macri.

Hay mucho en juego en un país dependiente –como mostró la lucha de aceiteros- y en disputa en el terreno político y económico producto de la política kirchnerista que ha profundizado la dependencia, principalmente con el imperialismo chino y ruso, tensando las contradicciones con los EEUU. Esto se da en un mundo donde se acentúan los factores de guerras, como dijo el Papa Francisco en Sarajevo advirtiendo sobre el “clima de guerra” que reina en el mundo.

En este marco, frente a la polarización de las clases dominantes y ante un centroizquierda –fogoneada por Clarín u otros– que levanta las figuras de Lula, Tabaré Vázquez, el FAP o reivindica la Celac, el FIT y los sectores que lo apoyan como el CR y el PMLM de Tierra del Fuego, entre otras organizaciones, se fortalecen y muestran para estas elecciones una opción popular de oposición e independiente con una plataforma de lucha en el camino de la construcción del reagrupamiento antiimperialista y antiterrateniente que luche por la liberación nacional y social.