martes, 23 de junio de 2015

Nuevas “cumbres” del entreguismo kirchnerista al imperialismo chino

[Vamos! Nº 54]  Más evidencias sobre las implicancias militares de la base china en Neuquén.  Un informe militar chino revela la importancia que ese imperialismo le da a la investigación y control del espacio aéreo para su “defensa”. Ello le concede aún más relevancia a la instalación de una base de “seguimiento espacial” en la provincia de Neuquén, acordada por CFK.





Un informe reciente del Consejo de Estado de China sobre su estrategia de “defensa” y sobre la importancia militar que el gobierno chino le asigna al espacio aéreo en su “seguridad nacional” actualizó el debate sobre el rumbo de dependencia hacia China que el gobierno kirchnerista le va imponiendo al país y las peligrosas concesiones que eso implica para la soberanía argentina: en Bajada del Agrio, provincia de Neuquén, los chinos ya están construyendo una base de investigaciones del espacio exterior con inocultables implicancias militares.

El espacio exterior:  terreno de disputa  entre los imperialismos
En obvia referencia a su competidor yanqui, el documento oficial de Beijing afirma que “el espacio exterior se ha vuelto decisivo en la competencia estratégica internacional”. Según el documento, “han aparecido los primeros síntomas de militarización del espacio ultraterrestre”, y si bien “China ha defendido el uso pacífico del espacio exterior y se opuso a la carrera armamentista en el espacio”, se mantendrá alerta “frente a las amenazas de seguridad y los desafíos en ese dominio”.

Es público y notorio que para la burguesía monopolista china la investigación espacial es parte del desarrollo militar para la “defensa”. Los imperialismos llaman así a su necesidad de asegurar sus abastecimientos de alimentos y materias primas, y la promoción y protección de los intereses de sus monopolios y de su Estado, contra sus rivales reales o posibles en todas las zonas estratégicas del mundo.

Por eso es revelador que el kirchnerismo –como resultado de un acuerdo sellado por Cristina Fernández de Kirchner con el presidente chino Xi Jinping durante la visita de éste a la Argentina en julio del año pasado– haya acordado con los imperialistas de Beijing construir esta base llamada “de seguimiento y comando de actividades espaciales”, que vincula a la Comisión Nacional de Actividad Espacial (Conae) de la Argentina, y al gobierno provincial neuquino, con las investigaciones espaciales de China y en particular con la Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC). El director de la CLTC es el general Zhang Youxia, jefe del Departamento General de Armamentos del ejército chino e integrante de la Comisión Militar Central del PC chino encabezada por el presidente Xi Jinping.

El gobierno admitió, así, la instalación en territorio argentino de una base de “rastreo de satélites” -y potencialmente también de misiles-, bajo control del gobierno y del ejército chino.

Como ya informamos anteriormente (Vamos! N°37, 23/9/2014), el gobierno cedió gratuitamente las tierras donde está instalándose la base china, ¡y por 50 años! Según el convenio, la agencia estatal china le “permite” a la Conae de Argentina utilizar para actividades científicas propias el 10% del tiempo de funcionamiento de la estación (unas 2 horas 40 minutos por día), mientras se reserva para uso exclusivo de la agencia china el 90% (21 horas 20 minutos de cada día). Para obtener esa supuesta “concesión” los gobiernos de Neuquén (Sapag) y el nacional (Cristina) le ceden 200 hectáreas a una potencia imperialista durante medio siglo, eximiéndola de todo pago de impuestos; le garantizan que la Argentina “no interrumpirá las actividades normales” que se realicen en la estación espacial (reconociendo de hecho que podrían realizarse allí también “actividades anormales”); aceptan que los empleados chinos de la estación china se regirán por las leyes chinas y no por las argentinas (un virtual derecho de extraterritorialidad que podría proteger a espías chinos); y autorizan que la antena satelital de la estación funcione bajo “el seguimiento y comando” del gobierno de China, es decir fuera de la soberanía argentina.

Entreguismo a muchos,  pero privilegiando a China
China es el primer comprador de las principales exportaciones argentinas (soja y derivados) y el mayor financista del gobierno kirchnerista, lo que le da a Beijing amplias posibilidades de chantaje sobre la Argentina. Un chantaje que asumen como propio los poderosos sectores de terratenientes y de burguesía intermediaria asociados a intereses chinos que se han desarrollado dentro y fuera del gobierno en los últimos 10 o 15 años, ya que buena parte de ellos son socios subordinados del imperialismo chino en los grandes negocios que proliferaron en este período: pools sojeros, petróleo, minería, ferrocarriles, electrónicos, bancos, préstamos.

Por eso, el convenio sobre la base espacial china en Neuquén no es más que una de las muchas expresiones del rastrerismo entreguista prochino que ya se reflejó en el Convenio-marco firmado por Cristina en Beijing en mayo de 2014, y por el cual las empresas chinas, a cambio de ofrecer financiamiento −para lo que cuentan con el respaldo de sus empresas matrices y de los gigantescos fondos de inversión chinos−, obtienen sustanciales ventajas para acceder a negocios energéticos, mineros, industriales y agropecuarios en nuestro país, incluida la adjudicación directa de esos negocios, es decir sin licitación, y por lo tanto sin competencia.

Por tratarse de una estación de “rastreo espacial”, existe la clara posibilidad de que esa base -en un área que los imperialistas yanquis aspiran desde siempre a constituir en su “patio trasero”- pueda ser usada por los chinos con fines militares, como el “seguimiento” de misiles norteamericanos en el espacio. Esto podría implicar a nuestro país en un futuro conflicto militar entre Estados Unidos y China.