miércoles, 14 de octubre de 2015

Copa “Opresores de América”

[Vamos! Nº 62]  Deportes. Por Darío Pérez











En estas semanas se conoció un ambicioso plan de Marcelo Tinelli para reemplazar la actual Copa Libertadores de América por un torneo que abarque a todo el continente americano y cuyo nombre tentativo sería “América Champions League”. Sí, una bomba que explotó en el seno del mundo futbolístico pero parece que ya va tomando forma. Tinelli no lo haría solo, aparentemente él es tan sólo el responsable de llevar las negociaciones en Argentina.

La iniciativa pertenece a la firma MP & Silva (Media Partners & Silva Limited), del empresario italiano Riccardo Silva, fundada en 2004 y líder mundial en distribución de derechos televisivos de espectáculos deportivos. Tienen 18 oficinas por todo el mundo. Además de Silva, las caras visibles de la empresa son Carlo Pozzali, empresario de la industria deportiva latinoamericana, y Paul Tagliabué, comisionado de la NFL entre 1989 y 2006. Cabe aclarar que Silva además es dueño del Miami FC de la MLS junto a Paolo Maldini. Este grupo es dueño de los derechos televisivos de los amistosos de la Selección argentina y del “superclásico” de las Américas con Brasil. También tienen los derechos de TV del Mundial de la FIFA, de las ligas top de Europa, de los Grand Slam de tenis, los Juegos Asiáticos y eventos de automovilismo, handball, baseball, boxeo y vóley.

Para los clubes, el incentivo es excesivamente jugoso: US$ 400 millones en total a repartir US$ 40 millones para el campeón y US$ 5 millones sólo por clasificar a la fase de grupos. Teniendo en cuenta que la actual Copa Libertadores entrega US$ 5,3 millones al campeón, la diferencia es abismal. Sería un homónimo de la copa europea con 64 plazas a repartir y de duración anual. El boceto prevé la participación de 16 equipos de Brasil, 16 de la MLS (incluyen los de Estados Unidos y Canadá), diez de Argentina, ocho de México, tres de Colombia, dos de Uruguay y Chile y uno de Paraguay, mientras que algunos equipos de países de Centroamérica deberán jugar un repechaje con algunos equipos de países sudamericanos. De las diez plazas argentinas, cinco estarían aseguradas en cada edición para Boca, River, Racing, Independiente y San Lorenzo, mientras que las cinco restantes se dirimirían por mérito deportivo.

Las suculentas cifras las esperan conseguir gracias a sponsors de todo el continente, especialmente los brasileños y los estadounidenses, por eso ellos tendrían mayoría de plazas. Pero Silva además planea conseguir patrocinantes europeos y asiáticos dada la repercusión que tendría dicho torneo de concretarse. Mientras tanto, la Conmebol confiesa estar pasando por una gravísima crisis financiera, y ya sabemos que las casualidades en el mundo de los negocioados no existen. De todas formas, esta nueva Copa no estaría bajo la órbita de las Confederaciones regionales (Conmebol y Concacaf), sino que sería de organización netamente privada empresarial.

De esta forma, la histórica Copa Libertadores de América literalmente dejaría de existir, y de los viejos valores deportivos que llevaron a su creación ya no quedaría más que cenizas. La Copa fue creada en el año 1960 bajo la denominación de Copa de Campeones de América, para que compitan los campeones de las asociaciones sudamericanas de fútbol en sus respectivos campeonatos de liga. En 1965 la Copa adoptó su nombre actual en honor a los líderes de la emancipación de América del Sur. Pero a fines de los años ‘90, por cuestiones de patrocinio, modificó su nombre agregándole la marca del sponsor oficial: la multinacional japonesa Toyota. Luego volvió a cambiar el nombre por la del banco español Santander; y actualmente lleva el nombre la multinacional yanqui: Bridgestone. Ya había pasado a ser la “copa de los opresores”. Pero ahora directamente la harían desaparecer. No estamos en contra de unir al continente a través del deporte, muy por el contrario, nos parece una excelente idea. Con lo que no estamos de acuerdo es que dicha unión sea a través y por el dinero. Lo cual, como siempre, desvirtúa y mancha todo lo que toca.