miércoles, 14 de octubre de 2015

Paraguay: la primavera llegó con rebelión

[Vamos! Nº 62]  Por democratización y presupuesto. Impresionante movilización estudiantil en todo el país por educación digna y democrática











El martes 22 de setiembre los estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) ocuparon el campus en la ciudad de San Lorenzo y rodearon el edificio del rectorado. Exigían la renuncia del rector Froilán Peralta, denunciado por múltiples casos de corrupción e investigado por la fiscalía. La acción de los universitarios fue el detonante de una gigantesca movilización también de los secundarios por una “educación digna”, incluyendo democracia en los colegios, fin de la represión y mayor presupuesto educativo.

Antes, el 18 de setiembre, miles de estudiantes de decenas de colegios secundarios de todo el país habían llevado a cabo una manifestación multitudinaria, y el 1º de octubre hicieron un paro nacional y una sentada desde las 7 de la mañana frente al Ministerio de Educación en Asunción.

Está en marcha la más grande movilización estudiantil que se recuerde en el Paraguay.

UNA: por reforma universitaria

En la Universidad Nacional de Asunción están denunciados por corrupción las autoridades de casi todas las facultades: los decanos de Economía e Ingeniería tuvieron que renunciar, y otras cinco facultades (Veterinaria, Filosofía, Odontología, Medicina, Derecho, donde las conducciones llegaron a quemar documentación) fueron intervenidas por la Justicia.

Pero los estudiantes no se limitan a denunciar la “corrupción”: luchan por una verdadera reforma universitaria. La UNA es la universidad estatal más grande del Paraguay: tiene unos 40.000 estudiantes y sedes en muchas ciudades del interior. Pero su conformación se mantiene casi intacta desde los tiempos de la dictadura antipopular, represiva, oligárquica y proimperialista de Alfredo Stroessner (1954-1989). Las facultades eran feudos del decano, y el bajo nivel académico se acompañaba con un trato tiránico sobre los estudiantes y una corrupción generalizada.

Ahora, es cierto que el Cartismo (el oficialismo del presidente Horacio Cartes) trata de montarse en las denuncias para voltear a la conducción de la UNA -afín a sectores disidentes del Partido Colorado- para meter gente propia. Pero el movimiento se escapó de su control y se transformó en una movilización masiva y de alcance nacional por una educación democrática y de calidad. Los estudiantes rechazaron la intervención del gobierno al rectorado de la Universidad de Asunción, y mantienen la toma del campus exigiendo el saneamiento de la UNA y un nuevo estatuto que abra paso a la “transparencia administrativa” y a la democratización de la Universidad mediante el gobierno estudiantil-docente.

En el mismo sentido, además de Asunción, surgieron protestas y movilizaciones en Ciudad del Este, Coronel Oviedo, San Pedro, Misiones y Encarnación.

Reclamos estudiantiles y políticos

Bajo el nombre de “Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados” (MNCPP), el paro nacional de los secundarios, con sentada frente al Ministerio de Educación, fue convocado por la Unión Nacional de Centros de Estudiantes del Paraguay (UNEPY). El eje de la convocatoria era lograr “una educación digna y de calidad”. Los reclamos –con particularidades según cada lugar– incluyen:

• Democracia en los colegios.

• Fin de la represión.

• Inclusión de tres libros de texto en el kit escolar 2016.

• Más recursos para educación.

• Boleto estudiantil para todos y en todo el país.

Los Centros de Estudiantes de media aceptaron la “voluntad de diálogo” del presidente Cartes, pero exigieron “resultados concretos ahora”, y subrayaron que hasta que no haya compromisos oficiales en ese sentido continuarán los paros y sentadas estudiantiles en todo el país.

“Llegó la hora de que el autoritarismo, el miedo, la corrupción, la desigualdad y la ignorancia dejen de predominar en nuestras instituciones, pero por sobre todo en nuestra sociedad”, expresó la UNEPY en su declaración del 29 de setiembre. Y completó: “Basta de ser excluidos de nuestro propio sistema, ahora el Paraguay nos necesita; ésta es la hora de la unidad y de la acción para la construcción de una conciencia social que logre concretar un sueño común: ¡Una educación libre y democrática, que nos enseñe a pensar y no a obedecer!”.