[Vamos! Nº 63] Deportes. Por Darío Pérez.
Desde el 18 de septiembre se está disputando en Inglaterra el Mundial de Rugby y el seleccionado argentino al momento de escribirse esta nota acaba de perder su paso a la final contra la poderosa selección de Australia, apodados los Wallabies en honor al ualabí, un familiar del canguro pero de tamaño más pequeño que es originario de ese país. La tarea no era sencilla ya que el rival argentino es una de las mejores selecciones de rugby de la historia y –junto a los All Blacks neocelandeces– uno de los grandes candidatos a llevarse el título de tierras piratas.
De todas formas, aunque le tocó perder el “duelo”, fue contra una potencia. Y disputar una instancia de semifinal para un deporte colectivo que está muy lejos de ser el más practicado en nuestro país es un logro sumamente valorable. Pero además, que en la previa existieran posibilidades de ganar, muestra a las claras el gran progreso de nuestro rugby a nivel internacional. Hoy los Pumas se miden mano a mano con los mejores como nunca había sucedido en la historia de este deporte.
De hecho, en este mundial se ha dado un hecho inédito hasta la actualidad: las cuatro selecciones semifinalistas pertenecen al llamado hemisferio sur (los Spingboks de Sudáfrica es el cuarto equipo). Esto ha dejado perpleja a las selecciones europeas, principalmente al organizador Inglaterra que quedó afuera en primera ronda. Además, el pase de Argentina a semifinales fue contra su “clásico” rival Irlanda –conocido como el Trébol–, actual campeón de Europa y N°3 del ranking mundial. Y los Pumas no solo se llevaron la victoria, sino que fue por goleada y desplegando un gran juego contra una selección que se sentía con posibilidades de ganar el mundial. Esta fue la cuarta vez que Argentina e Irlanda se enfrentan en mundiales. Es decir que se enfrentaron en la mitad de los mundiales disputados (el primero fue en 1987). Eso lo ha convertido en un clásico y los jugadores de ambos países lo sienten así.
Con los irlandeses se da una particularidad. La selección está conformada por jugadores de las “dos” Irlandas: la del norte, incluida en el Reino Unido, y la del sur, la cual es una república independiente. Es un seleccionado unificado, ya que la Unión Mundial de Rugby agrupa Federaciones, y la Unión Irlandesa representa a la isla de Irlanda en su totalidad. Esto se da así en muchos deportes ya que la partición de las Irlandas se dio en el año 1921 (el conflicto comenzó hace siete siglos), pero para ese entonces, algunas federaciones deportivas ya tenían más de 50 años de tradición. Por este motivo, los dirigentes del rugby irlandés decidieron continuar unidos a pesar de la separación política, priorizando la nación por sobre la división impuesta por el imperialismo británico. Algo que los opresores ingleses no les gusta mucho, pero es una concesión menor que deben hacer dada la magnitud del conflicto y la resistencia histórica del pueblo irlandés a la ocupación británica. En el partido Argentina-Irlanda, el grito argentino de “el que no salta es un inglés” fue acompañado también por irlandeses.
Ahora, la historia de los Pumas continúa en la disputa por el tercer lugar ante Sudáfrica.