El nuevo gobierno
Asumido el nuevo gobierno, el pueblo espera las nuevas medidas aunque solo para corroborar lo anunciado en la campaña en cuanto a la devaluación –que impactará directamente en el poder adquisitivo de los salarios– y el recorte de los subsidios, léase aumento en las tarifas de los servicios subvencionados por el gobierno.
Los aumentos en los alimentos y elementos de primera necesidad, que superaron en algunos casos el 35% durante noviembre, fue una clara maniobra de las cámaras empresariales para hacerse un colchón sabiendo que el acuerdo con los gremios hacia paritarias iba a incluir tomar los valores de fin de noviembre en cuanto a precios.
El “acuerdo económico y social” que se prepara con los gremios significará un nuevo “pacto social” para hacer pasar el ajuste en marcha. Ya la CGT de Moyano adelantó que pedirán un 28,7% de aumento que se tomará como el techo en paritarias, mientras que sólo en noviembre se aumentaron un 25% los alimentos a lo que se sumará la devaluación que vendrá llevando el porcentaje de aumento a estar muy por detrás de los valores necesarios.
El papel de Moyano será una de las claves en los primeros meses de gobierno. A juzgar por la relación excelente con el vice ministro de Trabajo de la Nación y el propio ministro de la provincia de Buenos Aires, salió más que compensado por aceptar a Jorge Triaca al frente de la cartera nacional de Trabajo. Moyano, si bien no firmó un cheque en blanco con Cambiemos, tiene llegada directa con Macri y es el ganador en la elección presidencial entre los gordos de las CGT’s. Su principal aliado Jerónimo “el Momo” Venegas fue el que jugó dentro de la alianza ganadora y regresará a la administración del Renatre (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores) que maneja 200 millones de pesos al año.
La composición del nuevo gabinete (ver pág. 4) deja muy explícito el carácter del gobierno y la dirección que tomará. Una política de ajuste y mayor entrega de nuestras riquezas. Eso sí, ya no será de la exclusividad de la alianza estratégica con los imperialismos chino y ruso. Ahora el rumbo del barco será de mayor diversidad, con mayor apertura a los imperialismos yanqui y europeos. Ya se está negociando con los fondos buitres para recomponer relación y conseguir nuevos créditos, aunque también se le pedirá a china nuevos préstamos. Los EEUU saludaron calurosamente el triunfo de Cambiemos, remarcando la derrota K y señalando las tareas a resolver. El presidente francés Hollande anunció su visita para febrero y Obama en el próximo año.
Macri aprovecha el duro golpe al chavismo en Venezuela para avanzar en otro eje en la región. Venezuela paga una política que no tomó las medidas de fondo, no terminó con los terratenientes y la dependencia, sino que la cambió: en beneficio de los imperialismos chino y ruso. Con esta política de consumo basado en la exportación de productos primarios pero sin desarrollar la industria y el agro de manera independiente –donde no hay ni papel higiénico propio– y frente al estancamiento de china que golpeó la economía, el pueblo fue tomando distancia. La derecha reaccionaria agazapada y bancada por EEUU y países como España organizó el desabastecimiento y aprovechó el gran descontento popular por la hiperinflación. Grandes sectores populares tienen claro a la oposición, por eso castigó al gobierno con la abstención que llegó al 27%.
Debilidades y fortalezas del nuevo gobierno
La escasa diferencia, 760 mil votos, es uno de los motivos de la debilidad del nuevo gobierno. Esa escasa diferencia de votos lleva a que el nuevo gobierno no tendrá mayoría propia en las cámaras, que lo obligará a negociar cada proyecto y medida a tomar, y lo tentará a volcarse a los DNU (decretos de necesidad y urgencia) que agudizarán las disputas y la lucha popular.
La composición de la coalición es también otro factor de inestabilidad y debilidad. La diversidad de la que se jacta Macri en cuanto a la composición del gabinete, también puede ser un problema a la hora de afrontar los conflictos sociales y la lucha por arriba. Es sabido que en las coaliciones basadas en acuerdos de gobernabilidad para ajustar al pueblo cuando las cosas no andan bien muchos se bajan del barco. De eso sabe y mucho la UCR.
El otro elemento de importancia que hace a un escenario de dificultad es la situación económica que encuentra el nuevo gobierno, con el fin del ciclo de expansión de la economía y los tres años de estancamiento. Ahora más aceleradamente, las automotrices profundizan las suspensiones y despidos como lo está haciendo con los contratados la autopartista Gestamp. La Corte Suprema reaccionó a tiempo en declarar nulo el decreto de CFK que devolvía el 15% de Coparticipación Federal a las provincias, que hubiera tenido un efecto devastador inmediato en las arcas del Anses ya que ese dinero va para ayuda social.
Pero este no es un gobierno al que se lo pueda subestimar, ya que a lo largo de estos años en la CABA, si bien la Ciudad no es la Nación, adquirió experiencia en cuanto al manejo en lo sindical y en lo social. El anuncio de la “pobreza cero” y universalización de la asistencia social, en particular la AUH, lo muestran como un gobierno que “no le teme a los pobres” y a la vez muestra donde radica una de las preocupaciones más grandes por su conflictividad. Es por eso que buscará debilitar al kirchnerismo en este terreno también.
El macrismo en la CABA se dio una política de “contención” con las organizaciones sociales, con cooperativas y proyectos para desocupados y jóvenes. Esto junto con la tarjeta “Ciudadanía Porteña” para los que viven en la pobreza y puedan comprar alimentos por un determinado monto de dinero. También se dio una política para la primera infancia de las villas y asentamientos con los CPI (Centros de Primera Infancia) que abarca a los niños de 1 hasta 4 años de edad. Esto se impulsó con el mismo criterio de las cooperativas, o sea: tercerizar el rol del Estado, haciendo acuerdos con punteros y organizaciones sociales para la construcción y administración de estos centros.
La lucha contra el ajuste y el reagrupamiento popular
El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, blanqueó el plan de avanzar en los salarios por productividad, beneficiando a los monopolios imperialistas y burguesía intermediaria. Esto ya recogió la crítica de sectores populares y del kirchnerismo. En las CGT’s guardan silencio y especulan en negociarlo a cambio de no despedir. Lo mismo en cuanto a las paritarias: salarios a la baja a cambio de despedir lo “estrictamente necesario”.
Por estas inmediatas razones, es imprescindible como primeras tareas de los sectores populares la unidad para poner en pie un programa y un reagrupamiento de lucha contra el ajuste y demás medidas contra el pueblo, que arranquen el doble aguinaldo o bonificación para fin de año, prohibir los despidos y suspensiones, eliminar el IVA a los productos de la canasta familiar y exigir en paritarias aumentos que contemplen la mueva canasta que ya tuvo aumentos de más del 35% solo en el mes de noviembre, junto con la absolución de los 28 trabajadores fueguinos y los petroleros de Las Heras. Las teorías de que se abre una etapa de “resistencia” o “defensiva”, acuñada por el kirchnerismo y organizaciones populares, solo lograrán concederle el tiempo necesario para que el gobierno se acomode.
En este sentido fue un hecho muy importante la reunión de dirigentes sindicales combativos del pasado 11 de diciembre, donde estuvieron presentes representantes del Cuerpo de Delegado de la Línea 60, Aceiteros, ATE, docentes, no docentes, subterráneo, neumáticos, ferroviarios, bancarios, etc. Se discutió la coyuntura del movimiento obrero y se valoró la necesidad de ampliarlas en cada lugar. Se acordó una mesa de coordinación y un plenario para marzo.
Como sostuvimos en nuestro saludo en el Encuentro de los Pueblos el pasado 12 de diciembre en Plaza de Mayo (organizado por organizaciones populares sociales, latinoamericanistas y antiyanquis), “empujamos un reagrupamiento de fuerzas que tenga en primer lugar la lucha contra el ajuste y la dependencia que va a profundizar el gobierno de Cambiemos, y al calor de ello, forjar el frente político que no solo tenga expresión en alguna elección, sino poder estar a la altura en una crisis como aquel 2001 del Argentinazo del que el próximo 20 se cumplen 14 años, donde el pueblo en las calles supo echar a un gobierno hambreador como la Alianza aunque no se pudo imponer. Reivindicamos ese camino porque también trabajamos para poner al pueblo en las calles, con un gran frente dirigido por la clase obrera y por el camino revolucionario conquistar la liberación nacional y social”.