2 de marzo de 1984. Marcha de los obreros de Ford a la Casa Rosada.
Se demostraba que ni el clasismo antiimperialista había muerto (…) como muchos se regodeaban, ni el peronismo en su conjunto era de derecha, como afirmaban sectores de izquierda “gorilas”.
Desde el 26 de junio de 1985, y durante 18 días −en lo que constituyó un hito en la historia del movimiento obrero argentino−, los 5.000 obreros de la empresa imperialista yanqui Ford bajo la dirección de su Cuerpo de Delegados por sección la mantuvieron ocupada, hasta su desalojo represivo la madrugada del 14 de julio, llegando a poner en marcha la producción de esa compleja fábrica.
La toma fue resuelta en momentos muy difíciles. Alfonsín había creado grandes expectativas con su Plan Austral “antiinflacionario”, recién lanzado, ante la desesperación del pueblo por la gran inflación creciente. No es casual que Ford eligiera ese momento para montar su trampa despidiendo 33 obreros con acusaciones falsas, para que sus compañeros no los defendieran. Pero éstos comprendieron lo que se proponía la fábrica con esa infamia y violando un Acta firmada (unos meses antes había informado que “debía” despedir 750 obreros “por la situación recesiva”). Con su dirección a la cabeza, enfrentando al gobierno y a las mil maniobras de los jerarcas del SMATA encabezado por José Rodríguez, contestaron con la ocupación, manteniendo por más de un día a los ejecutivos encerrados dentro y vigilados. La toma fue un revulsivo impresionante que conmovió la Argentina, y conquistó una gran solidaridad.
Miguel Delfini era el compañero del PCR (miembro de su CC), que dirigía en la fábrica, donde existía una célula; nadie abierto desde ya. Líder indiscutido de las luchas y la ocupación por su activa militancia y firmeza, tenía sin embargo algunos rasgos caudillescos y soberbios, que quizás la mayoría subestimaba por su papel en las luchas. En conjunto con obreros clasistas sin partido, los compañeros de la célula del partido conformaban la Agrupación Salamanquista 1° de Mayo; que desde 1980 difundía clandestinamente en la fábrica su Boletín El Mecánico, de gran importancia en la clarificación de los obreros, que los “encontraban” periódicamente en diversos lugares.
Esta agrupación clasista en alianza centralmente con la corriente del peronismo tercermundista, con la que se venía luchando en conjunto (ambas con gran peso en el Cuerpo de Delegados que se formaría en 1984), jugaron un papel fundamental durante la toma y ocupación. Se demostraba que ni el clasismo antiimperialista había muerto –con el brutal golpe represivo en Córdoba en particular– como muchos se regodeaban, ni el peronismo en su conjunto era de derecha, como afirmaban sectores de izquierda “gorilas”.
Tiempo después de la derrota, Miguel Delfini fue siendo ganado por el escepticismo, por ideas reformistas “izquierdistas”, influenciado por el PC, hasta su quiebre ideológico y político. Con una posición ya antagónica, llegó hasta la disputa fraccional por la dirección del partido y la CCC, por lo que fue excluido del PCR en 1998 (ver Balance 9° Congreso PCR). Hace tiempo está en el kirchnerismo. Dado su papel en esa lucha, no lo ocultaremos desde ya.
Como Jefa de Redacción del semanario clandestino Nueva Hora, órgano del PCR (Hoy desde 1983), yo seguía regularmente el proceso de lucha allí, a pedido de la dirección de la zona Norte donde se encontraba Ford.
Bajo la dictadura fascista del 76-83
El congelamiento de los salarios fue una de las primeras medidas de la dictadura, que paralelamente dejó correr libremente la inflación para bajarlos brutalmente en poco tiempo, además de otros objetivos. Se demostraba una vez más que los aumentos salariales no son los que provocan la inflación.
En abril del 76 habían sido secuestrados cien obreros de Ford, entre ellos nuestro compañero Miguel Magnarelli, siendo muchos delegados; una parte continúa desaparecida, quedando 22 detenidos.
Los obreros automotrices iniciaron en septiembre de 1976 un movimiento de lucha en varias fábricas del conurbano y Capital Federal contra los despidos, suspensiones, aumento brutal de ritmos, por aumento salarial. Los más concientes conocían la historia del SMATA-Córdoba liderado por René Salamanca, así como su secuestro y desaparición el 24 de marzo, después de sus alertas públicas desde diciembre del ‘74 llamando a enfrentar el golpe fascista que se preparaba encabezado por las dos superpotencias imperialistas. Pero la mayoría no estaba clara del verdadero carácter de la dictadura. No sólo por el ocultamiento de colaboracionistas traidores como los José Rodríguez –que jugaron activamente para el golpe−, sino también por los que desinformaban por “izquierda” sobre el verdadero carácter socialimperialista y fascista de los Videla-Viola prorrusos, hegemónicos en la dictadura, a los que había que defender, o no tocar –decían−, porque eran “blandos”, “antipinochetistas”.
Las luchas de septiembre fueron derrotadas, con la llegada de las Fuerzas Armadas a varias empresas. El Ejército se instaló en el predio de Ford, en la zona recreativa de los obreros, del que salió en abril de 1982 durante la Guerra de Malvinas. Desde entonces, quedó claro que había que pasar a otras formas de lucha, aptas para combatir contra el terror fascista. Y aprendieron a hacerlo. No sin persecuciones y despidos.
Tiempo después del desalojo represivo de la fábrica por el gobierno de Alfonsín, y de las luchas que siguieron contra los despidos masivos, en octubre comencé a escribir un libro sobre la historia de esa gran lucha. Durante la ocupación había vivido prácticamente en la Puerta 2, epicentro de la toma, durmiendo en la zona, realizando numerosos reportajes y conversaciones con obreros y con sus familiares, entre ellos muchas mujeres, observando los numerosos hechos que se sucedían, y mandando permanentemente artículos al Hoy. En marzo de 1986 finalicé “La ocupación de Ford. 18 días que conmovieron la Argentina”, del que editamos 5.000 ejemplares. Hemos visto, en el Comunismo Revolucionario (CR), al que pertenezco desde la ruptura con el PCR, la importancia de reeditar este libro, que muestra una justa línea de hegemonía proletaria, abandonada por el partido con el que rompimos.
La conquista del Cuerpo de Delegados por sección
Gracias a ese seguimiento mencionado, tuve la posibilidad de estar presente el 19 de enero de 1984 en la Puerta 2. Día en que se produjo un verdadero estallido en Ford, al cobrar los obreros la quincena habitual y enfurecerse por sus bajos salarios.
Desde ese 19 de enero, la lucha se divide claramente en dos etapas; desde ese día hasta la toma de Ford la mañana del 26 de junio de 1985. Y desde la ocupación hasta la finalización de la lucha. Sin la primera etapa, habría sido imposible la ocupación y permanencia masiva durante 18 días; porque fue en su inicio que se logró elegir una dirección firme y consecuente, que se fue fogueando en las luchas, conquistándose numerosas reivindicaciones hasta la toma. Por espacio, debo centrar por eso en lo que fue decisivo para el triunfo de las mismas: la conquista del Cuerpo de Delegados por sección.
Ese 19 de enero de furia inició un extraordinario proceso de masas, con un paro en la planta de Camiones que se extendió a todas las plantas, realizándose varias asambleas masivas del turno mañana (4.500 obreros) dentro de la planta (imposible hasta entonces). Decidieron ir a la gerencia a plantear sus exigencias, en una marcha masiva que impactó a los directivos. Acorralaron a la shokeada gerencia, gritando si sabían lo que costaba una garrafa y cosas por el estilo. Luego de otras asambleas, se eligió una dirección provisoria, la “Comisión de los 21”, con representación de las cinco plantas. La asamblea del turno tarde aprobó lo realizado.
En 1983 las luchas se habían intensificado. El Mecánico de junio/83 repudiaba la “normalización” del SMATA a través de una “Comisión Transitoria”, analizando las maniobras en curso. Y recordaba el proceso de luchas salariales, con un camino que iniciaba la resolución democrática de sus reivindicaciones: cuatro asambleas en mayo en puerta de fábrica, después de innumerables asambleas de sección. Llamaban a unirse cada vez más, exigiendo la elección democrática de los delegados en cada sección para conformar así el Cuerpo de Delegados por sección, tal como había sido aprobado en asamblea. Y sin la menor injerencia del Estado ni de las empresas, tal como sucedía en el resto de las organizaciones: Sociedad Rural, UIA, CGE, CARBAP, etc.
La “Comisión de los 21” tenía como objetivo inmediato la lucha por aumento salarial, y garantizar la elección del Cuerpo de Delegados por sección y cada 50 obreros (delegado y subdelegado por turno y por sección, según el Estatuto del SMATA). Después de numerosas luchas, logran que la empresa reconozca la Comisión Provisoria, así como la elección del Cuerpo de Delegados programada para el 30 y 31 de enero de 1984; no así el aumento salarial. Comienzan paros escalonados por sección y turno por salarios. En un momento se les presenta la disyuntiva de postergar la elección y seguir con los paros, o suspenderlos para realizarla. Una masiva asamblea debate y decide el 27 de enero priorizar la elección del Cuerpo de Delegados, triunfando la posición de que sin la reorganización y democratización profunda primero, no podrían luego triunfar.
Ese 27 de enero el ministro de Trabajo de Alfonsín, Mucci, impugnó las elecciones convocadas, porque no respetaban la vigente “ley” 22.105 de la dictadura. Los obreros lo enfrentaron y las realizaron el 30 y 31 de enero, y posteriormente eligieron la Comisión Interna del seno del Cuerpo de Delegados, como su Comisión Ejecutiva. El 17/12/83 Mucci había enviado al Congreso, manteniendo la 22.105 vigente, una “Ley de Reordenamiento Sindical” (apoyada por José Rodríguez) que era en esencia su continuación. Los obreros de Ford desnudaron a fondo la máscara del gobierno, que no reconoció la elección del 30 y 31. Desde febrero hubo numerosas y duras luchas, paros, lock-out, marchas masivas a Plaza de Mayo y al Congreso por ambas reivindicaciones y contra el proyecto Mucci, jugando un papel decisivo en su rechazo el 14 de marzo de 1984. Alfonsín mantuvo vigente la 22.105 de la dictadura.