miércoles, 8 de julio de 2015

Distintos colores del ajuste


[Vamos! Nº55] En las elecciones de Capital Federal, Córdoba y La Rioja ganaron distintas variantes del ajuste y la entrega. Ante la falsa polaridad, votá al Frente de Izquierda y los Trabajadores. Porque para romper la dependencia, el camino está en la lucha obrera y popular.


Al cierre de esta edición cerraban los escrutinios de las elecciones de Capital Federal, Córdoba y La Rioja para gobernador y legisladores provinciales en Corrientes.

El proceso electoral
Se va armando el mapa político en el país, donde se muestra una paridad entre el Frente para la Victoria y sus aliados que se impusieron en cinco provincias (Salta, Tierra del Fuego, Neuquén, Paso de Chaco y La Rioja) y la oposición que lo hizo también en cinco (Santa Fe, Río Negro, Mendoza, Capital Federal y Córdoba).

En la Capital Federal, el PRO de Macri ganó con un 20% de diferencia con Lousteau (Eco) pero van a ballotage. El macrismo “embellece” el triunfo, pero en realidad esperaba ganar en primera vuelta para reposicionarse en el plano nacional. De la Sota en Córdoba impuso a su candidato Schiaretti frente al acuerdo de la UCR-PRO, que hizo una buena elección. El FpV salió tercero pero avanzó. Estos resultados no le alcanzan a la oposición para modificar sustancialmente las encuestas que dan todavía a los candidatos del FpV (Scioli-Zannini) primeros hacia las Paso del 9 de agosto.

El Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) en Capital Federal sumó un punto más que en las PASO para Jefe de Gobierno, en una campaña muy polarizada con importante movimientos de votos de las primarias a estas elecciones. En legisladores logró sumar la segunda banca con el 4,7%. En la provincia de Córdoba el FIT hizo una muy buena elección sumando dos bancas más en la legislatura y conformando un bloque de tres legisladores.

Los resultados muestran al FIT como una fuerza que se mantiene, con signos de avance, aunque mellada por la decisión de dirimir en las Paso nacionales la interna entre el PO-Izquierda Socialista por un lado y el PTS por otro, expresado en críticas públicas entre estas fuerzas.

Avanza el acuerdo CFK-Scioli
El pase a retiro de Julio César Milani del Ejército es parte del acuerdo entre CFK, Zannini y Scioli. Hay dos razones a la vista que confluyen en tamaña decisión: una porque la oposición, en particular Clarín, podría sumar para la campaña electoral el prontuario del genocida Milani y embarrarle la cancha al FpV.

La otra razón es que este general kirchnerista, de buena relación con Scioli pero no de su grupo, fue impuesto por Nilda Garré y Carlos Zannini en su momento al frente del área de Inteligencia con más de 600 millones de pesos de presupuesto y espió hasta al propio ex ministro de Defensa Arturo Puricelli (se dice que éste pedía hablar en voz baja en algunas reuniones). Demasiado poder como para montar “operaciones” o “escuchas”.

Acto seguido, se designó al nuevo jefe del Ejército, general Ricardo Luis Cundom. A decir del diario oligárquico La Nación

–que conoce muy bien la interna militar– no sería del “palo” de Milani. Este general, egresado del Colegio Militar en 1977 en plena dictadura, participó de la guerra de Malvinas y se lo vinculó a Mohamed Seineldín. Las primeras medidas del nuevo jefe fueron desplazar del área de Inteligencia al militar que había designado el propio Milani.

Los acuerdos de cúpula entre CFK y Scioli también se trasladaron al respeto de las decisiones en el área económica de CFK y Kicillof. Y en el terreno judicial el gobernador de la provincia no desentona en cuanto a la embestida del kirchnerismo en la Justicia para garantizarse la integridad del memorando con Irán. 


Contra los despidos. Los metalúrgicos de Acindar pararon la planta en Villa Constitución.
La falsa polaridad entre ajuste K o “neoliberal”
El kirchnerismo, para instalar la falsa polaridad entre “dos modelos de país”, tiene que atizar e instalar la disyuntiva entre el FpV y el PRO, señalando la realidad de que con Macri vendrán los recortes de los subsidios, las privatizaciones y los buitres. Ubica allí al ajuste, la entrega y la “derecha”.

Mientras tanto, el Gobierno esconde su política de 40% de inflación anual, 45% de precarización laboral, salarios de 6.500 pesos, impuesto al salario, base militar china en nuestro país y respaldo al genocida Milani. O sea, no hay en juego “dos modelos de país”, sino más bien más ajuste y entrega con diferentes formas y actores. El lema del kirchnerismo sería: “Nada mejor para esconder un ajuste por inflación K que el ajuste por recorte o ‘neoliberal’ del PRO”.

Así, el oficialismo optó por contraponer con los´90 –allí ubica a Macri–, mientras retira del cuadro de esa Argentina a un exponente como Daniel Scioli, que agradeció públicamente a Carlos Menem y expresó: “creyó en mí para ingresar a la política” (1/7). “Jamás [lo] dejé de respetar y tener cariño”, agregó. Entonces buscan “construir” la realidad desde el aparato del Estado.

Desde esta posición el oficialismo contrasta la Argentina de los ‘90 y el 2001/2002 con la actual y amenaza con que se puede volver. Incluso muestra la situación de Grecia (asfixiada por la deuda ilegítima y fraudulenta con la Troika y el FMI) como la que vivió nuestro país con la crisis del 2001 y el chantaje de los buitres. Frente a estas disyuntivas, que reditúan en votos, las opciones de las clases dominantes opositoras no son superadoras.

Por eso, de nada sirve el oportunismo de querer captar votos de sectores del kirchnerismo conciliando con el modelo o ubicando a la derecha sólo en Scioli o el macrismo, cediendo a la disyuntiva que busca imponer el kirchnerismo y la falsa polaridad.

Frente a esta realidad, más bien es necesario mantener en alto las banderas que enfrenta el ajuste y la entrega, llamar a votar al FIT en estas elecciones como expresión de esa lucha.

Porque la polaridad real es entre la política de las clases dominantes y el pueblo que la padece, y el camino para romperla es por la lucha popular. Los ejemplos son los trabajadores de la Línea 60, los metalúrgicos de Acindar –que pararon la planta de más de 3 mil obreros en Villa Constitución frente a los despidos–, los pequeños y medianos productores que cortan rutas contra su desaparición y la quiebra de las economías regionales, los campesinos pobres que luchan por tierra, la de las mujeres contra la violencia y demás derechos, los estudiantes secundarios que toman colegios en la Capital Federal. La del pueblo griego frente al ajuste de la Troika y el FMI.

Desde esta posición buscamos fortalecer y ampliar el reagrupamiento entre los trabajadores, como el Encuentro Sindical Combativo y la construcción del frente antiimperialista de los que luchan contra la dependencia y por la liberación nacional y social, para terminar con la polaridad que vienen imponiendo las clases dominantes y el imperialismo.