[Vamos! Nº 55] Jornada de lucha de Federación Agraria.
El pasado 30 de junio, la Federación Agraria Argentina (FAA) llevó adelante una jornada de lucha en diferentes ciudades de las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Provincia de Buenos Aires. La jornada se realizó en el marco del 103º aniversario del Grito de Alcorta, bajo la consigna de “políticas públicas diferenciadas para los pequeños y medianos productores agropecuarios”.
Se exigió una serie de puntos como: la ampliación de la segmentación de retenciones, compensación de los fletes para los productores alejados de los puertos o centros de consumo, derecho al uso propio gratuito de semillas contra el uso dominante en el mercado de granos por parte de Monsanto, financiamiento y créditos blandos para los pequeños y medianos productores, retenciones cero para pequeños y medianos productores, recomposición del precio de la leche, entre otros puntos.
La jornada mostró la situación de crisis de las economías regionales, destacándose la situación del trigo que es muy grave. Para sembrar una hectárea el costo es el equivalente de 37 o 38 quintales por hectárea, que está por encima del promedio nacional de lo que produce una hectárea. “Con los costos cada vez más altos que tenemos el día que queremos sembrar trigo ya perdemos dinero”, afirmaban desde FAA. Así se va reduciendo el área sembrada. En este sentido, plantean que el gobierno pueda reducir las retenciones trigueras a los pequeños productores.
También se denunció que hay una enorme distorsión entre lo que perciben, por ejemplo, los productores de cítricos, manzanas, uva, hortalizas o lácteos, de a veces hasta un mil por ciento entre lo que les pagan los grandes comercializadores y acopios y lo que paga el consumidor en góndola.
Las grandes empresas lácteas están evaluando bajar nuevamente el precio que pagan la materia prima en tranquera de tambo, siendo que en el mes de junio se denunció que los grandes monopolios lácteos decidieron reducir drásticamente el precio de la leche cruda a los tamberos, con bajas que superan el 3% de su valor. La alta concentración en este sector, asfixia a los pequeños y medianos productores absorbiendo todas las deficiencias de la cadena, mientras los monopolios y las grandes cadena de comercio son los que se quedan con márgenes obscenos en los precios, hacen que tengamos los lácteos más caros del mundo, no ahora sino desde hace varios años. “Somos el primer eslabón de la cadena láctea, pero nos tratan como si fuéramos prescindibles por quienes deben decidir políticas de Estado para los productores más chicos”, se afirmaba al costado de una ruta en Santa Fe en la jornada de lucha.
La lucha de los productores de frutas –muchos de ellos medianos y pequeños– que se manifestaron cortando puentes y rutas en el Alto Valle en Rio Negro en el mes junio mostró la situación de aguda crisis de algunas economías regionales, golpeadas por la política kirchnerista donde se benefician los terratenientes, capitalistas agrarios y monopolios imperialistas.
En la provincia de Río Negro, el 80% de las exportaciones de frutas quedan concentradas en seis grandes monopolios de capitales extranjeros, que pelean por el control del mercado. La principal es Expofrut (del monopolio belga Univeg), que cuenta en Río Negro con 25 mil hectáreas propias, 13 plantas de producción, empaque y enfriado propias y 11 alquiladas localizadas en las provincias de Río Negro, Neuquén, Buenos Aires, Mendoza, San Juan y Tucumán. Exporta el 90% de su producción.
El gobierno, reconociendo la crisis de los pequeños y medianos productores, anunció en el mes de marzo el nuevo fondo de 2.500 millones de pesos, que va a alcanzar a 46.121 productores de hasta 700 toneladas de granos. Pero no deja de ser un paliativo frente a una situación de crisis estructural de este sector, donde es el propio gobierno quien admite que entre el precio que recibe el productor de granos y el que recibe el exportador de soja hay una diferencia del 60%; en maíz de un 60%; y en trigo del 120%.
Queda a las claras que este es un modelo agro-exportador que favorece la concentración terrateniente y extranjerización monopólica con la consecuente destrucción de las economías regionales castigando a los pequeños y medianos productores, donde no hay precios mínimos sostén en origen, ni créditos blandos para la producción y maquinarias, ni tierra ni políticas para que los campesinos pobres puedan trabajar y vivir en el campo, y no ser expulsados a las periferias de las grandes ciudades frente al avance de la sojización. Por ello debe profundizar la lucha en alianza con los trabajadores y el resto del pueblo que son golpeados en las economías regionales, con una política independiente hacia los terratenientes y capitalistas agrarios.