lunes, 13 de julio de 2015

Ecos de la crisis económica mundial en la Bolsa de Shanghai

La crisis de la economía capitalista-imperialista mundial persiste y se manifiesta en oleadas. Cayó abruptamente la Bolsa de Shanghai: China no está “desacoplada” de la crisis, y sus remezones repercuten en todo el mundo.


Los ramalazos de la crisis económica que estalló en 2008 siguen sacudiendo al mundo capitalista. El martes 7 de julio, más de 500 corporaciones chinas suspendieron sus operaciones en las Bolsas de Shanghai y Shenzhen –los principales mercados accionarios de esa potencia-: en apenas 3 semanas el valor de las acciones había caído un 30 por ciento (es decir perdieron nada menos que la tercera parte de su valor). Y esto ocurre en China, cuando todas las potencias imperialistas y muchos países del tercer mundo depositaban expectativas en que la vitalidad compradora, financiera e inversora de ese imperialismo ascendente ayudara al mundo a zafar de la crisis, que todavía está en curso.

“Sensación de pánico”

La Bolsa de Shanghai es el mercado de valores más grande de China y la segunda bolsa del mundo por el número de compañías y el volumen de los capitales que operan allí. Entre esas compañías están algunas de las mayores corporaciones de la China imperialista, como Petrochina, el Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) y la aseguradora Pin An Insurance.

Los operadores de Bolsa le echaron la culpa del derrumbe de los valores accionarios a la “sensación de pánico” que cundió porque muchos “inversores” especulativos empezaron a vender masivamente sus acciones, haciendo caer bruscamente los precios. En cuestión de horas se “evaporó” valor por unos 2.000 millones de dólares, pero algunos fondos de inversión calcularon la pérdida global en más de 3.000 millones: una cifra mayor que todo el dinero que mueve el mercado bursátil de Francia y equivalente a un 60% del de Japón.

Estalló la “burbuja”

Lo que explotó en Shanghai es una más de la larga serie de “burbujas” especulativas que el capitalismo imperialista viene inflando desde hace quince años como “refugio de valor” frente a la caída de la tasa de ganancia en la esfera de la producción: primero fueron las empresas tecnológicas (las llamadas “punto.com”), después el oro, las hipotecas, el petróleo, la soja, la construcción, el euro…

Ahora, la tremenda y brusca caída del valor de las acciones refleja el temor de los “inversores” por la desaceleración de la economía china, que no termina de superar los remezones de la crisis mundial -que ya lleva siete años-, ni de recuperarse del cimbronazo de su propia crisis en 2010 pese a la inyección de cientos de miles de millones de dólares y a las reiteradas bajas de tasas de interés que el gobierno de Beijing implementó para estimular el crédito y la inversión y contrarrestar el frenazo de la economía. En los últimos años la crisis dejó a 20 millones de trabajadores chinos en la calle, y estuvo en el trasfondo de la gran oleada huelguística de 2010 en las empresas del automotor (principalmente en la japonesa Honda).

Las constantes subas y bajas de los últimos meses en los valores accionarios reflejan la incertidumbre generalizada sobre la marcha de la economía de China. La abrupta caída de los valores en la Bolsa de Shanghai sigue a un período de “prosperidad” ficticia en que los precios de las acciones en China habían entrado en una vorágine especulativa, subiendo muy por encima del crecimiento de la producción y de las ganancias de las empresas, que en realidad son más bajas que hace un año. Muy dependiente de las exportaciones, la industria china no termina de reactivarse porque sus grandes clientes –Estados Unidos y Europa- importan menos, ya que no han superado las tendencias recesivas.

En el capitalismo la economía “ficticia” (la especulación financiera) no está separada sino que incide directamente en la economía “real” (la producción). El temor por la caída del valor de las acciones produce “corridas” bursátiles: los tenedores de acciones tratan de desprenderse masivamente de ellas (o sea de venderlas) pero no hay compradores; los grandes monopolios ya no pueden financiarse colocando sus papeles en el mercado, acentuándose el círculo de la crisis capitalista: bajan la inversión y la producción, crece la desocupación y cae el consumo, y con ello cae la tasa de ganancia. La recesión se profundiza.

Si la economía china entra en un tembladeral, eso no podrá menos que acentuar en mayor o menor medida el parate económico en todo el mundo.