lunes, 13 de julio de 2015

Línea 60: Aún sin solución

Los choferes de la línea 60 dejaron de cobrar el boleto como forma de protesta contra el despido de 57 empleados. Dota S.A., la empresa prestadora del servicio, optó por sacar las formaciones de circulación. El Ministerio de Trabajo dictó una curiosa Conciliación Obligatoria, que no fue notificada a los delegados de la línea pero sí es utilizada como campaña contra los colectiveros.


Mediodía en constitución, miles de personas salen y entran de la estación, los gritos de los vendedores ambulantes no sorprenden a los transeúntes, todo sucede con normalidad. Pero basta adentrarse en las profundidades del barrio para comprender que la calma aún no ha llegado.

Si alguien intentó subir a la línea de ómnibus número 60 para trasladarse en algún tramo del largo recorrido que une la cabecera de Constitución con la de Ingeniero Maschwitz, habrá notado que, en las últimas semanas, la misión no fue posible o que lograrlo se convirtió en un verdadero milagro.

Desde el domingo 28 de junio las fragancias ya conocidas de los puestos de choripán cercanos a las vías se conocieron con las humaredas provocadas por las parrillas ardientes de los choferes de Dota S.A.

“No estamos de paro, queremos que la empresa nos dé los colectivos para poder prestar el servicio”, relata Néstor Marcolin, uno de los dirigentes del Cuerpo de Delegados en una breve pausa que se toma para continuar arengando a unos quinientos empleados que permanecen en la cabecera de la línea.

Toda aritmética simplificada de un conflicto gremial diría que cincuenta y un despidos más un Cuerpo de Delegados opositor a la UTA daría como resultado un paro. La paradoja, en este caso, fue que la decisión de suspender el servicio estuvo a cargo de los ejecutores de los despidos. Los empleados decidieron otro formato para reclamar la reincorporación de sus compañeros: “Elegimos no cobrar el boleto”, agrega Marcolín para dar cuenta de una medida que tiene su propia historia. Una palabra en inglés, poco conocida para los menos experimentados, empezaba a tener cada vez más presencia: lock out.

Antes se había intentado que los choferes firmen una declaración en la que se comprometían a cobrar el boleto como condición para circular los colectivos. Esto fue rechazado en asamblea y luego los responsables del área de control abandonaron las cabeceras.

Marcelo Pasciuto es un hombre de palabras sencillas pero firmes. Su temple adquirida en sus épocas de colectivero parece ayudarlo a no titubear a la hora de responder ante la preguntas de los periodistas. Para el vocero de Dota S. A. lo que hacen los empleados de la línea 60 es una usurpación porque no quieren acatar la Conciliación Obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo. El titular de la empresa presentó una denuncia contra ellos en la fiscalía número 3 de Campana por el presunto delito de usurpación.

Bondis al ruedo

“Fue la empresa la que abandonó las cabeceras y el servicio. Los trabajadores nunca pensamos en parar la línea. Entonces, si el empresario quiere aislarnos y que no saquemos el conflicto a la calle, ¿por qué no sacar los coches y volver a no cobrar boleto?”, se preguntaron los delegados en un comunicado. En efecto, convocaron a la prensa, explicaron las razones de sus movimientos y a las 17:40hs del primero de julio, en medio de un clima eufórico, la línea 60 volvió a funcionar por decisión de sus propios empleados.

“En las primeras vueltas no tuvimos muchos pasajeros; pero después de algunas horas todo el mundo supo que los colectivos habían vuelto a funcionar”, describe una crónica realizada por los conductores. Los usuarios hablaron por sus actos: Firmaron un petitorio para apoyar el reclamo, pero algunos sintieron la necesidad de ahondar en el asunto. Entonces nació la idea de confeccionar un volante con el número de la CNRT para que los pasajeros puedan denunciar la situación por teléfono.

Los empleados organizaron el control, diagramaron los horarios, establecieron los equipos y analizaron las perspectivas: con el gasoil que había podían garantizar el servicio por cinco días, sacando una unidad cada quince minutos, en jornadas laborales de dieciocho horas. Tras cinco días los choferes lograron sacar unos 70 móviles de los 340 que tiene la firma.

Al día siguiente el presidente de la empresa, Marcelo Pasciuto, pidió a los usuarios que se abstengan de viajar en la línea 60 al considerar que los choferes no tenían registro y que los pasajeros “no están amparados con un seguro al no cobrarse boleto”. Los delegados respondieron que cualquier persona está cubierta por el solo hecho de viajar en la unidad: “Cuando Macri organiza La Noche de los Museos nosotros llevamos a todos gratis, nadie tiene boleto y el seguro cubre igual”, aclaró el colectivero Marcolin.

Pasciuto dijo sentir que le “robaron la empresa”, al sostener que no puede ingresar a las terminales porque “están tomadas por los delegados y choferes que están repartiendo gasoil y repuestos de la misma empresa”.

Dota S.A.

La empresa de transporte involucrada en el conflicto afirmó que pierde $400 mil por día de recaudación promedio desde que las unidades están paradas. De todas formas, el ingreso que no dejó de percibir en estos días es aquel que proviene de los subsidios otorgados por el Gobierno para garantizar el traslado diario de 200 mil personas. Los gremialistas denuncian que el monto percibido aumenta a los $34 millones mensuales.

Quedará por dilucidar como se manifiestan estos hechos en las líneas de ómnibus 51, 168, 94, 98, 24 y 57, todas administradas por Dota, aunque con características distintas ya que en ellas no confrontan con delegados como los de la 60.

Desenlace incierto
La ensalada sumó los siguientes ingredientes en lo últimos días:

- La jueza Servini de Cubría ordenó la movilización de Infantería en la terminal Constitución con el objetivo de garantizar la salida de diez colectivos conducidos por diez trabajadores dispuestos a cobrar boleto. Según los manifestantes salieron todas las unidades juntas, conducidas por personal que responde a la dirección de la Unión de Tranviarios Automotor, llegaron al barrio porteño de Saavedra y regresaron por la tarde. “No lo hicieron para prestar el servicio, solo buscaron cumplir con el mínimo que necesitan para recibir los subsidios”, afirmaron desde el Cuerpo de Delegados.

- Los metrodelegados organizaron un levantamiento de molinetes en solidaridad con los choferes el jueves pasado y el mismo día se movilizaron al Ministerio de Interior y Transporte para reclamar que el Estado garantice el servicio. “Descartamos la conformación de una cooperativa”, relató Marcolin durante un acto organizado en la puerta de la cartera que administra Florencio Randazzo. “Si Dota no puede prestar el servicio le solicitamos al Estado que lleve adelante lo mismo que hizo con TBA [las líneas de trenes de los hermanos Cirigliano que fueron estatizadas]”, agregó el dirigente.

- El juez de Garantías número 2 de Moreno, Gabriel Castro, llamó a Dota y a los trabajadores a restablecer la frecuencia habitual de circulación tras constatar en las que las unidades estaban en condiciones de prestar servicio.

- El personal jerárquico se presentó en las cabeceras junto a escribanos para restablecer el servicio. Otra vez pusieron como condición que los empleados firmen una planilla con el compromiso de cobrar boleto y, como no reincorporaron a los despedidos, los trabajadores se negaron e hicieron una denuncia por coacción. Los directivos de la empresa se retiraron.

La palabra del Estado apareció en las declaraciones a radio Del Plata por parte del ministro de Trabajo, Carlos Tomada: "Es una situación que se ha ido agravando. Ya se han dejado de lado las reglas habituales en este tipo de situaciones y se está produciendo un daño demasiado grande sobre los usuarios. La conciliación obligatoria no ha sido acatada. Pero no podemos tomar medidas sobre la UTA (Unión Tranviaria Automotor) porque ese sindicato no es el titular del conflicto", enfatizó el ministro.

"La voluntad mayoritaria de los trabajadores de la Línea 60 y la decisión manifiesta de este Consejo Directivo, que es quien legalmente defiende sus intereses, ya se ha pronunciado por el acatamiento de la conciliación obligatoria y en consecuencia la vuelta al trabajo, que es lo que quiere la casi totalidad de los compañeros", fustigó un comunicado de prensa emitido por el Sindicato de los colectiveros.

La movilización multitudinaria al Ministerio de Interior y Transporte desestima en parte estas afirmaciones. En cuanto a la conciliación obligatoria empleada por el Ministerio de Trabajo, los empleados respondieron que no fueron notificados y que, en todo caso, fue la empresa la que incumplió porque despidió más trabajadores en medio del conflicto. Además advierten que no se entiende sobre qué medida se aplica la conciliación obligatoria porque no hay paro y el no cobro de boleto es una medida que no avala ni la UTA, ni la Dota S.A., ni el Ministerio de Trabajo, por lo tanto no emiten dictamen sobre la misma.

En cuanto al servicio brindado por los propios empleados, el reporte del trabajador Santiago Menconi afirma lo siguiente: “Por ahora seguimos igual, brindando un servicio de emergencia autogestionado por los trabajadores, pero como nos queda poco gasoil mucho tiempo no va a durar. Así que a partir de la semana que viene vamos a tener que sacar el conflicto a la calle. Todavía no votamos de qué forma, pero seguro volveremos a movilizar”.