[Vamos! Nº 55] Marxismo-leninismo-maoísmo.
Extractamos del libro de Jorge Rocha “Fortalecer el Partido revolucionario de la clase obrera. Problemas de organización” el punto 2 del primer capítulo: “Nuestra concepción sobre la táctica y la estrategia”(1). Entendemos que es un claro aporte sobre la relación entre la táctica y la estrategia, y como la estrategia (la revolución democrático-popular, agraria y antimperialista en marcha ininterrumpida al socialismo) debe presidir y residir en nuestra táctica. Esto vale para cada momento de la lucha de clases, también en un escenario electoral.
Nuestra concepción sobre la táctica y la estrategia política
No es correcto concebir nuestra táctica política y nuestra estrategia como compartimientos estancos. Porque así como sería unilateral concebir nuestra lucha en cada momento perdiendo de vista la revolución democrática, agraria y antiimperialista en marcha al socialismo, sería también unilateral concebir nuestro avance hacia ese objetivo desligado del momento político y de la situación de las grandes masas, de cómo viven, piensan y sienten las grandes masas en el presente. Porque son ellas quienes harán avanzar o retroceder, en un largo y complejo camino, el proceso revolucionario. No puede concebirse ese proceso si no se parte del presente. Por otra parte, ser instrumento revolucionario de ese proceso, lograr dirigir en él a las grandes masas obreras y populares es la misión de toda organización de vanguardia real del proletariado.
Es conocido que los términos de táctica y estrategia en la lucha política no fueron utilizados por Lenin como se los utiliza comúnmente en la actualidad. Y que la utilización de categorías militares en la lucha política corre el riesgo de simplificar e identificar situaciones que son diversas y que se rigen por leyes que son cualitativamente diferentes. En primer lugar, porque el proceso de las masas hacia la lucha revolucionaría por el poder dista mucho de poder ser concebido como la táctica de un ejército hacia la batalla final. También desde este punto de vista es que no podemos concebir la relación de la táctica con la estrategia como una relación mecánica de parte a todo. La estrategia en política preside y reside en la táctica. Para el marxismo la táctica debe estar presidida por los objetivos programáticos revolucionarios del proletariado y éstos contenidos en la táctica.
Por otra parte, no podremos tampoco resolver correctamente ningún problema organizativo si no comprendemos los principios organizativos como instrumentos de realización de la táctica y de la estrategia del Partido. De su línea insurreccional y de la lucha por la conquista de sus objetivos históricos. Esa es nuestra experiencia. Pues los problemas de organización son problemas político-ideológicos, relacionados no sólo con la táctica política, más aun, no sólo con determinadas tareas coyunturales. Por eso, un cuadro o una organización que pierda de vista nuestro objetivo histórico (el comunismo) y nuestra meta estratégica (la revolución democrática, agraria y antiimperialista en marcha ininterrumpida al socialismo) va a degenerar, obligadamente, en el oportunismo político, como inicio de su degeneración ideológica. Y es desde esta concepción marxista que nos hemos esforzado por desarrollar nuestros análisis y posiciones en el Programa, las Resoluciones Políticas y el Estatuto de nuestro partido.