Luego de las exposiciones se desarrolló una intensa ronda
de preguntas, opiniones y debates. Alejandro
Funes destacó la cuestión de la represión y la criminalización de la protesta,
particularmente el caso de los petroleros de Las Heras, “condenados a perpetua
por pelear contra el infame impuesto al salario, aquel impuesto que este
Gobierno se ha encargado de que siga”.
En el mismo sentido, Catena planteó que “no hay ajuste
que no pase sin represión” e incluyó entre las políticas de criminalización las
campañas mediáticas contra las luchas de los trabajadores. “La criminalización
empieza por el sumario, sigue con las listas negras y, si te animás a hacer lo
que hicimos nosotros, ocuparles la Legislatura, el Ministerio de Trabajo o
cortar rutas, las denuncias”, dijo y enfatizó que “por ahora la lucha del
movimiento obrero y de las masas no le permite ir a fondo [al gobierno]”.
En el caso de Lear, Marley describió la causa inventada
por la empresa, con la carátula de “daño a la propiedad privada y violación de
domicilio”. A partir de ahí la patronal llenó la fábrica de alambrado de púas y
rejas, citó reiteradamente a declarar a los delegados para sacarlos de la
planta e importó una reserva de mazos para aguantar durante el paro: “se
prepararon quirúrgicamente”. Fanti destacó el claro objetivo tanto de la
patronal imperialista como de la dirección del SMATA: “Lear solamente importa
mazos para descabezar a la Interna, no porque se quiera ir del país, o porque
no tenga trabajo o no le convenga fabricar en la Argentina”.
Sobre las enfermedades laborales, Fanti planteó que según
una encuesta que hicieron desde la Comisión Interna “el 70% de la fábrica tiene
dolencias en las articulaciones y un 15% está recalificado, hay compañeras que
no pueden levantar a sus hijos”. “¿Qué hace una persona de 30 años,
recalificada, el resto de su vida? Le caga la vida completamente. Y SMATA sale
con el verso de que es vago, que falta, etc.”.
Otro de los temas destacados fue la cuestión generacional
en el movimiento obrero de hoy. Fanti planteó que “las generaciones nuevas que
están entrando ya no se dejan cagar por nadie, las generaciones nuevas pelean
más, vienen más combativas”. Y en cuanto a su propia experiencia, dijo: “lo que
se está gestando es mucho más grande que lo que quieren instalar los medios de
izquierda-no izquierda; lo veo en el caso de Lear y de otras fábricas”.
En el mismo sentido, Catena planteó que “en el sector
docente la pibada pelea, va, se planta, te discute, te cuestiona, desconfía, te
controla”, y respecto del sector de las empresas privadas en Tierra del Fuego destacó
que por primera vez hubo una convocatoria por fuera de la UOM en metalúrgicos,
encabezada por los contratados. “Es una masa que tuvo muchas expectativas en el
kirchnerismo y que ahora se empieza a correr, y que no va precisamente a
sectores del massismo, buscan otra cosa y están dispuestos a pelearla. Son
jóvenes, pero tampoco locos, buscan organizarse.” “Yo veo mucha rebeldía en la
pibada. Toda la precarización da una condición. Los obreros calificados más
viejos tenían una perspectiva de 25, 30 años en la empresa, entraba efectivo,
planificaba. Estos pibes entraron con los contratos, la rotación, están en el
supermercado, después los llaman de la fábrica, después el remís. Es algo que
les da otra idea de lo que es el mundo laboral, que no se aferra al puesto de
trabajo, sino que exige condiciones laborales.”
Entre tanto acalorado debate Marley confesó: “Mi sueño
nunca fue ser delegado. Pero bueno, el destino me dijo que sea mi momento y
ahora estoy metido hasta acá, y vamos a seguir”.