El 31 de julio de 2007, en un accidente automovilístico, morían Rafael Gigli (el Flaco) y María Conti (Josefina), comunistas revolucionarios del PCR. A modo de homenaje reproducimos las palabras de Jorge Rocha en el Cementerio de la Chacarita al despedirlos.
“Compañeras, compañeros, queridos Juanita e Isabel, Martín, Andrés, Pedro, Silvio:
El martes pasado, cuando recibimos la noticia del fallecimiento de Rafael y de María, del gravísimo estado en que se encuentra Cristina, de las serias lesiones de Teresa -si bien su vida no corre peligro- nos quedamos sin palabras y profundamente conmovidos.
La muerte de Rafael y de María es una pérdida enorme para la causa revolucionaria de los trabajadores y para los maoístas, para el Partido, un sentido golpe al corazón. Porque si bien la clase obrera y nuestro Partido seguramente forjarán con el tiempo nuevos combatientes que cubrirán el vacío que nos dejan, en lo inmediato la pérdida de compañeros tan valiosos, tan queridos y relacionados a lo más oprimido de nuestro pueblo, es sin duda una pérdida irreparable.
Rafael y María fueron parte de la generación del Cordobazo, y de la generación que fundó el Partido; de la parte más joven de esa generación. Son compañeros que están entrañablemente unidos a la historia de las luchas de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo desde fines de la década del ‘60 hasta nuestros días. Y están entrañablemente unidos a la historia de nuestro Partido.
Rafael fue un destacado dirigente del Correntinazo, junto a su querido “Vasco” Pillole, desde el bastión que significó en aquel entonces el FAUDI de Agronomía, el Centro de Estudiantes de Agronomía y la Federación Universitaria del Nordeste. Posteriormente impulsó con firmeza como secretario del Partido del Chaco la línea antigolpista. Fue preso y estuvo detenido por más de siete años. Junto a Normita Nassif, fueron los compañeros que simbolizaron siempre a nuestros presos, porque encarnaron una conducta ejemplar frente a nuestros enemigos y frente a los siniestros asesinos de la dictadura.
Cuando salió de la cárcel, fue secretario del Partido de San Nicolás, y posteriormente pasó a desempeñar, como miembro del Comité Central, la responsabilidad nacional del trabajo campesino. Siempre muy estudioso y viajero incansable, fue en esa tarea en la que desarrolló un valioso trabajo político, teórico y práctico.
En los últimos tiempos, junto al trabajo en el campesinado medio de la pampa húmeda, logró avances muy importantes en el trabajo revolu¬cionario en el campesinado pobre y entre los pueblos originarios.
Rafael desarrolló, con enorme pasión, nuestras relaciones con las luchas campesinas, con las luchas del pueblo paraguayo y con el partido hermano Piahurá. Fue gran compañero de nuestro recordado Eris. Rafael fue miembro también de la dirección del Instituto Marxista-Leninista-Maoísta.
María se incorporó a la lucha desde su adoles¬cencia. Militó en el movimiento estudiantil secundario en su querido Santa Fe natal.
Posteriormente fue parte del Partido que en Córdoba construyó Gody Álvarez. Fue Antonio quien la envió a colaborar, junto con Norma, con el aparato técnico que organizó en 1972 el Segundo Congreso de nuestro Partido, en medio del rastrillaje de las fuerzas represivas de la dictadura. Fue ya en ese entonces que junto a su lucidez política, mostró aquellos rasgos que la iban a distinguir a lo largo de su vida: su valentía y humildad, su entrega a la lucha revolucionaria, su serenidad y su sentido práctico en la resolución de los problemas.
Ya en Buenos Aires, fue luego por años miembro del frente de enlace y funcionamiento del Comité Central, para pasar luego al trabajo femenino por el cual hoy es bastamente conoci¬da. Protagonista fundamental en los Encuentros Nacionales de Mujeres, integrante de la dirección de Amas de Casa del País, su nombre quedará grabado por siempre también entre quienes impulsaron el movimiento por la libertad de Romina Tejerina. Movimiento que ha marcado una huella profunda en la lucha contra la doble opresión de la mujer en el país. María fue también en los últimos años, miembro de la Comisión de Control de nuestro Partido.
Rafael y María fueron parte de una generación que tras la derrota del socialismo en el mundo, en la Unión Soviética y China, mantuvieron en alto las banderas del marxismo-leninismo- maoísmo. Del Partido que se esforzó por impulsar el auge de luchas populares que emergió con el Santiagueñazo del ‘93 por un camino liberador. De quienes impulsaron y protagonizaron el histórico Argentinazo del 2001. Y fueron parte de quienes analizaron y formularon con claridad los grandes desafíos que tiene planteada nuestra clase obrera y nuestro pueblo para llevar al triunfo la lucha por la liberación nacional y social y el socialismo en nuestra Patria.
La necesidad, como condición de triunfo, de que avance el clasismo combativo en los bastiones del movimiento obrero ocupado; la necesidad de avanzar en el reagrupamiento de fuerzas y en la unidad de nuestro pueblo; de lograr que una parte de las Fuerzas Armadas se pase al lado del pueblo para derrotar a los políticos y a las Fuerzas Armadas del régimen; y la necesidad de desarrollar el Partido para dirigir con éxito el proceso revolucionario.
Queridos Flaco y Josefina: los vamos a extrañar mucho, los vamos a llevar siempre en nuestros corazones, los vamos a recordar siempre por esa alegría por la lucha que ustedes irradiaban, porque ustedes encarnaban lo que Marx nos enseñó, que la felicidad es la lucha.
Nos vamos a esforzar por transformar tanto dolor en fuerza y mantendremos en alto las gloriosas banderas por las cuales ustedes lucharon y vivieron.
Queridos Flaco y Josefina: ¡Hasta la victoria siempre!
El Flaco y Jorge Rocha en una escala de uno de sus viajes a China. |
Rafael Gigli (el Flaco) y María Conti (Josefina). |