El propio gobierno admite que entramos en el tercer trimestre sin crecimiento. Ellos lo llaman recesión. Pero la crisis llama a la puerta del pueblo. Miles de suspensiones y avance de despidos, ramas enteras como la automotriz y carne casi paralizadas. Los trabajadores resisten. En este marco avanzan los fondos buitres sobre la Argentina. En medio de esta crisis de la deuda, se agravó el escándalo de corrupción con el procesamiento de Boudou en la causa Ciccone.
La crisis golpea al pueblo
Bajo el nombre técnico de recesión se oculta otra vez el rebrote de la crisis. El superávit fiscal pasó a déficit, las reservas bajaron a US$28.000 millones y la actividad económica estancada. Con la devaluación de principio de año recortaron el poder adquisitivo de los salarios frente al dólar y le dieron respiro a los sectores monopólicos de la industria, a los pooles de siembra y grandes terratenientes exportadores. Ahora, la inflación superó el porcentaje de la devaluación, por lo que nuevamente esos sectores dominantes como la UIA exigen profundizar la devaluación o sincerar por el lado de la ortodoxia, recortando gastos.
Los miles de suspensiones y despidos, que se aceleraron en la industria desde principio de año, iban anunciando la crisis de sobreproducción y la caída de las ventas. Los monopolios imperialistas empezaron a resguardarse, tomando medidas contra los trabajadores.
La economía lleva tres trimestres de estancamiento. En el primer cuatrimestre la industria cayó alrededor de un 5%, con sectores que literalmente se desplomaron, como la industria automotriz, un 18%, el metalmecánico, que cayó un 7,6%, la electrónica alrededor de un 10% y otro tanto la carne. En este marco crece la super-explotación de los trabajadores.
Ante esta realidad, los trabajadores enfrentan con paros, y bloqueos como en la autopartista yanqui Lear que despidió a cerca de 100 trabajadores, o los de Paty que resisten al cierre de la empresa y otras 20 empresas que están en lucha en el país, aunque no salgan en los medios de comunicación.
Junto con esto, la lucha en las paritarias continúa y algunas son durísimas, como en el caso de los docentes universitarios que se ha masificado en varias universidades. Otros gremios como la alimentación rompieron el tope salarial, ya que conquistaron un aumento de cerca del 40%, si se le suma el monto no remunerativo de 1500 pesos para fin de año. El resto de los gremios que faltan cerrar paritarias -como gastronómicos, sanidad, fraternidad, docentes universitarios, televisión, etc.- no bajan su exigencia de un mínimo 35% hasta 40%. La presión por abajo es muy grande y la presencia de direcciones combativas en las seccionales y lugares de trabajo hacen que los jerarcas tengan que meter presión a los reclamos.
Esta realidad, durísima que golpea los trabajadores, exige un paro activo de 36hs, con piquetes y bloqueos. También la necesidad de realizar un nuevo encuentro del sindicalismo combativo para discutir como profundizar la lucha.
Fondos buitres y pagadores seriales
En este marco, los fondos buitre son avalados por la corte de Estados Unidos para que Argentina pague la deuda usuraria e ilegítima (páginas centrales).
El gobierno argumenta la “inevitabilidad de pagar” ya que entraríamos en default, “nos quedaríamos sin créditos” y sin inversiones, y –según sostiene- “por lo tanto sin trabajo”. Así busca dividir y neutralizar al pueblo.
Desde aquí, el gobierno hace la puesta en escena del “repudio”. Apela a frases y montajes propagandísticos “antiimperialistas” y “patriotas”, pero para pagar. Desde esa impronta se diferencia del resto de las clases dominantes que también acuerdan en pagar.
Pero el carácter fraudulento de la deuda pública reside precisamente en la naturaleza de la deuda como un eslabón fundamental de la cadena de la dependencia.
La trágica historia de la deuda es una muestra de cómo opera el imperialismo sobre un país dependiente como Argentina, ya que hace décadas que se viene pagando pero se debe cada día más. Y las inversiones, de las que tanto hablan, son de carácter imperialistas por lo que buscan generar la máxima ganancia y llevarse las remesas en dólares a las casas matrices de los monopolios y estados imperialistas.
Estas son algunas de las razones fundamentales del apoyo a la Argentina por parte de las potencias imperialistas como China y Rusia, en la lucha contra los Estados Unidos. Así, el gobierno propone “cambiar de collar” y no “dejar de ser perros” (o dependientes).
Para avanzar en la lucha por trabajo, industria independiente, en la salud, la educación y la vivienda para millones, no hay que pagar esta deuda ilegítima, usuraria y fraudulenta, para volcar ese dinero a esas necesidades populares y nacionales. La lucha por la liberación nacional y social, que destruya el Estado e imponga un gobierno de nueva democracia, es la condición para llevarlas adelante.
En ese camino hoy es necesario llenar las calles de un amplio reagrupamiento popular y antiimperialista que levante el programa de no pago de la deuda pública ilegítima y fraudulenta.
Un gobierno golpeado
En el marco de la crisis de la deuda, se le suma el nuevo golpe al kirchnerismo con el procesamiento de Amado Boudou en el caso Ciccone. Esta medida agravó la lucha dentro de las clases dominantes en el país y trajo divisiones en el kirchnerismo.
Nadie quiere quedar pegado a la corrupción. Menos los presidenciables, como Scioli que -en la debilidad de CFK- busca apoyo a su candidatura o se alejará del oficialismo ya que también es tentado por el duhaldismo. Más en estas horas…
La crisis de la deuda, los escándalos de corrupción y la recesión son síntomas de tiempos turbulentos en la política argentina.
Con las banderas antiimperialistas y clasistas hay que enfrentar a los buitres y pagadores seriales, y rodear los conflictos obreros contra los despidos y por aumento de salarios.